Gilliam, como siempre
Convertida en un cliché de sí misma, la carrera de Terry Gilliam, a fuerza de repetición de esquemas, problemáticas de producción, barroquismo, brillantez y espesura, hace tiempo que entró en una deriva que, valga la paradoja, no es sino línea recta en zig-zag donde sus constantes artísticas y financieras se repiten. También en The Zero Theorem, la fascinante pero, sello de estilo, cojitranca visión futurista del autor de Brazil alrededor de un Londres cyberpunk, donde las empresas venden estilos de vida, las corporaciones tiranizan, los telediarios cortan las noticias malas, y donde se pueden ver anuncios tan chocantes como este puro Gilliam: "Enfermo de budismo, aburrido de la Cienciología, la Iglesia de Batman puede ser la solución".
THE ZERO THEOREM
Dirección: Terry Gilliam.
Intérpretes: Christoph Waltz, Matt Damon, Mélanie Thierry, Tilda Swinton, David Thewlis.
Género: ciencia-ficción. R U, 2014.
Duración: 107 minutos
A través de sus sempiternos planos en gran angular y de la inclinación de las imágenes, Gilliam no deja de ser el brillante y soñador niño grande que se salta la lógica para abrazar la independencia creativa. Aun a costa de sí mismo y de su obra. The Zero Theorem, basada en un guión de Pat Rushin, acusa la proverbial falta de ritmo de la mayoría de sus películas, pero, aun así, los que a pesar de todo amamos su cine nos rendimos ante su maravillosamente demente intención de mezclar el espíritu lúdico con nada menos que confeccionar una historia sobre el descubrimiento y comprensión del sentido de la vida.