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Series

Jeff Daniels: “The Newsroom’ acaba cuando debe, sin estirar la historia”

Arranca la tercera y última temporada de la serie en Canal + Series

Jeff Daniels es de los que prefiere ver el vaso medio lleno. En lugar de preocuparse por el final de la serie que protagoniza, The Newsroom, o cuestionarse por qué sólo tres temporadas en lugar de las siete por las que se firma en esta edad dorada de la televisión, el protagonista de La rosa púrpura del Cairo prefiere disfrutar con lo que tiene. “¿Por qué pensar que sólo han sido tres temporadas en lugar de maravillarme porque he trabajado tres temporadas con el gran Aaron Sorkin? Si a los 21 años, cuando cruzaba el túnel Holland de entrada a Nueva York, en 1976, alguien me hubiera dicho que esta iba a ser mi carrera, que a los 59 iba a conseguir esta calidad en mi trabajo, no me lo habría creído”, comparte con este diario un actor en la cima de su éxito.

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Daniels disfruta en estos momentos de los dos extremos de la misma carrera: del humor más vergonzante de la gran pantalla con Dos tontos todavía más tontos, la continuación de Dos tontos muy tontos que se estrena en España el 14 de noviembre, y de una serie inteligente por la que consiguió el Emmy hace un año gracias a su trabajo como el periodista Will McAvoy. Ahora, la serie llega a su fin con una tercera y última temporada de seis capítulos que emite Canal + Series en versión original subtitulada desde esta noche (22.30), sólo un día después de su estreno en Estados Unidos. “Tal y como hemos acabado la tercera temporada, te puedo asegurar que no habrá una cuarta”, añade malicioso pero con cara de póker.

Lo que Daniels no quiere decir, aunque lo apunta, es que la tercera temporada será la mejor. “Es que no está en mí decir si será la mejor”, explica a sabiendas de los numerosos detractores que ha tenido la serie incluso entre los conversos que quizá esperaban demasiado de Sorkin. Como le pasa a todas las series, la primera temporada fue un juego de adivinanzas, “si le gustará a la gente, si le gustará a HBO...”, enumera.

También tuvo que adivinar quién era McAvoy, el periodista gruñón que se debate entre el corte conservador de la información en la que se crió y un mundo de nuevas tecnologías y nuevos códigos éticos en los que se desenvuelve bajo las mismas noticias que rodearon hace sólo unos pocos años al público que ve la serie. “Con la segunda temporada Aaron tiene una mejor idea de los puntos fuertes y las debilidades de sus actores, de lo que funciona y lo que no con la historia”, detalla de los siguientes diez episodios, que disfrutaron de una recepción más sólida que los primeros. “Ahora sabemos lo que hacemos. En esta tercera temporada McAvoy entra en el plató antes que yo y no hay forma de que eso hubiera ocurrido antes”, respira orgulloso de su doble personalidad.

Su Emmy hace un año sorprendió a todos, incluso a él mismo, porque el normalmente apocado Daniels, ese al que continuamente confunden hasta sus fans con el otro Jeff —el Bridges—, no se esperaba este galardón televisivo compitiendo entre favoritos como Bryan Cranston, Jon Hamm o Kevin Spacey. Pero como el actor bromea, se lo dieron no tanto por su calidad sino por su capacidad para aprenderse los diálogos de Sorkin. “Es como trabajar en Broadway —compara el que también fue candidato al Tony teatral—. Uno no añade ni una coma, no improvisa y todo el tiempo que no estás en el set lo pasas aprendiendo el texto del día siguiente. El mantra de The Newsroom es: aprende lo que haces y cómo lo haces porque si no, acabará contigo”.

Esa es la parte que no echará de menos de la serie, el aprenderse 80 páginas por episodio de un diálogo incesante, marca de la casa de Sorkin. “Por fin disfrutaré de mis fines de semana sin pasármelos memorizando”, bromea este amante de la música que se llevó al rodaje de The Newsroom la casa a cuestas, utilizando como camerino su propia caravana, esa que se trajo conduciendo desde ese Michigan (EE UU) donde vive habitualmente. Por eso entiende y mucho que la serie llegue a su fin. “Es muy difícil de escribir. Y Sorkin se escribe cada una de las palabras. Nada de repartir los guiones entre otros guionistas. Cada dos semanas tenía que entregar de 75 a 80 páginas llenas de genialidad. Y esa es una presión demasiado difícil de mantener”, concede. Tampoco le importa este abrupto final ya que, como admite, “The Newsroom se acaba cuando debe, sin necesidad de estirar la historia”.

¿Y ahora? Como dice gesticulando, está junto al teléfono a la espera de que le llamen con el siguiente proyecto. Cuando se le pregunta si aceptará llamadas de alguna otra serie televisiva tras esta primera experiencia, sonríe. Eso lo habló con Jane Fonda, compañera en The Newsroom. “Como me dijo, las películas que rodó en los 70 ya no se hacen. Yo crecí pensando que eso siempre estaría ahí. Que no tendría una carrera millonaria pero que disfrutaría de una carrera con películas como las que hicimos entonces. Eso ya no existe. Menos mal que el gran [James] Gandolfini nos enseñó que había algo más gracias a series como Los Soprano".

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