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El Salón del Cómic de Asturias pone fin a 42 años de viñetas

El acontecimiento, uno de los más antiguos de Europa, se cancela por causas económicas

Moebius, en un encuentro en la edición de 1988 del Salón del Cómic de Asturias.
Moebius, en un encuentro en la edición de 1988 del Salón del Cómic de Asturias.

Dificultades económicas, insuficiente apoyo institucional, la crisis económica, falta de patrocinios privados y un sentimiento de orfandad e incomprensión acaban –al menos, de momento- con el más veterano festival europeo del cómic. El Salón Internacional del Cómic del Principado de Asturias no celebrará en octubre, como estaba previsto, su 38ª edición. La desaparición de este acontecimiento se hará pública mañana. Su director desde 1985, el estudioso, divulgador y coleccionista del género Faustino Rodríguez Arbesú (Gijón, 1939), pone fin al Salón, a sus prestigios premios internacionales Haxtur, que datan de 1985, y la revista especializada El Wendigo, que se remonta a 1974.

No será la primera vez que el Salón del Comic de Asturias desaparezca, pero sí puede ser la última. Aunque con 37 ediciones a sus espaldas, el certamen asturiano nació en realidad hace 42 años, en 1972, cuando en Europa sólo existía el festival de Lucca, en Italia. Un año más tarde que el asturiano llegó el de Angoulême, en Francia. Mañana Rodríguez Arbesú, ingeniero técnico, jubilado de la siderurgia y de la Universidad, y con una pasión por el cómic que se remonta a los años de la infancia, cuando su padre le enviaba desde Cuba los tebeos estadounidenses que reproducía en la isla el Diario de la Marina, de La Habana, explicará las razones concretas de la desaparición. En su entorno dejan un resquicio a la esperanza ("¿Irreversible? Eso nunca se sabe"), aunque muy angosto: "Va a ser difícil que pueda volver a hacerse".

El Salón Internacional del Comic del Principado de Asturias, que se celebró siempre en Gijón salvo cinco ediciones (1985-1989) que tuvieron lugar en Oviedo, apenas contaba en los últimos tiempos con un presupuesto de 20.000 euros. Y el último ejercicio dejó un déficit significativo por algunos impagos de los patrocinadores.

En la organización aseguran que la crisis económica del certamen no empezó en 2008, con la recesión, sino mucho antes. Desde 1990 menguaron las ayudas, tanto de aportaciones públicas como de patrocinios privados. Hasta entonces aportaban recursos dos Consejerías del Gobierno asturiano, el Ayuntamiento de Gijón, la Universidad de Oviedo, Cajastur y el Ministerio de Cultura. Últimamente sólo llegaba dinero de la Consejería de Cultura y del consistorio gijonés.

En el seno de la organización se aseguró ayer que la falta de recursos había llevado al Salón a una situación difícil. "No podemos seguir en precario", dijo una persona colaboradores del certamen.

Pese a estas estrecheces presupuestarias, el Salón ha ofrecido unas 70 exposiciones de gran nivel desde 1985, con numerosos originales de obras y colecciones, series y álbumes de referencia. Muchas de las muestras recorrieron luego pueblos de Asturias, varias capitales de provincia y algún otro país. Por Asturias pasaron en estos años casi todos los grandes autores vivos del género. La lista es enorme: Moebius, Quino, Eisner. Dan Barry (el creador de Flash Gordon), Lee Falk (el padre de El hombre enmascarado), John Buscema (autor de Thor), Jodorowski y otros muchos historietistas.

La reducción de ayudas se produjo en paralelo a la aparición en Asturias de nuevas actividades de cómic que competían con el Salón y que dispersaban esfuerzos y recursos. En este momento había cuatro iniciativas parecidas en la región: el Salón, las Jornadas del Cómic de Avilés (que datan de 1995), las exposiciones del género que empezó a hacer la Semana Negra (el festival de novela policíaca de Gijón) y este año el acontecimiento multicultural gijonés Metrópolis.

Las relaciones con sus competidores no han sido buenas. Entre estos se había extendido la opinión de que el Salón gijonés se estaba quedando en un gran empeño individual y personal de quien ha sido su impulsor en los últimos 29 años. En el círculo inmediato a Arbesú y él mismo percibían, a la inversa, que los apoyos oficiales eran mucho más generosos con otras iniciativas análogas y que muchos de quienes se acercaban al certamen lo hacían para intentar controlarlo cuando ya había sido recuperado, tras algunos años de ausencia y declive, y tras haberlo agraviado e “insultado” en ocasiones. “Lo que hemos hecho es preservarlo de intentos de control”, dijeron miembros del equipo organizador.

El Salón del Comic de Asturias nació en 1972 por iniciativa del Festival Internacional de Cine de Gijón como actividad paralela que pretendía contribuir al relanzamiento del certamen cinematográfico en un momento de debilidad. Rodríguez Arbesú se involucró como asesor en 1973, pero dimitió en 1975 por diferencias de criterio, hasta que regresó como director en 1984.

Rodríguez Arbesú acaba de superar una enfermedad que también ha influido en el fatal desenlace del Salón, aunque a sus colaboradores les aseguró en los últimos meses que había vuelto “con mucha energía y muchas ganas”. Ahora mismo está empeñado en un trabajo de investigación sobre el género.

Además de la desaparición del Salón, de los Haxtur y de El Wendigo, también se queda por el camino, sin haber llegado a materializarse, el viejo proyecto de Arbesú de crear un museo de la historieta en Asturias. Desde hace dos años ha empezado a vender originales y algunas series de su copiosa colección particular.

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