_
_
_
_
_

La rica tradición del lirismo de Uruguay

Se cumplen 100 años de la muerte de la precursora poeta Delmira Agustini

La poeta uruguaya Delmira Agustini.
La poeta uruguaya Delmira Agustini.BIBLIOTECA NACIONAL DE URUGUAY

Los cien años de la muerte de la poeta Delmira Agustini, asesinada por su exmarido, reabren el debate sobre el feminismo y la violencia doméstica en Uruguay. La autora de Los cálices vacíos es una de las fundadoras de la tradición más rica y singular de mujeres poetas de América Latina.

Rubén Darío, máximo exponente del Modernismo, fue su amigo personal y en el prólogo de una de sus obras la declaraba continuadora de Santa Teresa de Jesús por "la irrupción de su voz femenina" en las letras españolas de ese 1900. Pero nada más alejado de la santa española que Delmira Agustini, poeta de lo erótico, niña precoz de una familia adinerada de Montevideo, personaje absolutamente libertario que selló su desgracia con un matrimonio malogrado. Agustini es también el producto de algo que se estaba fraguando en la América Latina de principios del siglo XX, un nuevo mundo.

Para el Secretario de la Academia Nacional de las Letras de Uruguay, Ricardo Pallares, las poetas uruguayas son "una anticipación de los movimientos de emancipación de la mujer de principios del siglo XX, fenómeno que se vincula indisolublemente con el carácter aluvional de la llegada de inmigrantes europeos. Esa población encontró en el Río de la Plata un ambiente de tolerancia, y esto produjo una conducta permisiva de la burguesía y de las clases intelectuales".

Delmira Agustini se casa en 1913 con dudas, como revela su correspondencia con Rubén Darío —"internaré mi neurastenia para lanzarme al abismo medroso del matrimonio"—. En 1914 decide divorciarse amparada por la primera ley de divorcio de toda América Latina, votada en 1907 y ampliada en 1913 para que pudiera aplicarse con el consentimiento de tan solo uno de los cónyuges. Ese mismo año es asesinada de dos disparos por su ex marido, que se suicida después. La fotos de la escena del crimen tomadas por la policía técnica todavía causan horror. Hasta el día de hoy los estudiosos analizan los hechos y debaten sobre si hubo o no asesinato, mientras desde su obra Delmira declara “yo muero extrañamente… No me mata la Vida”.

Imagen de la Generación del 45 en Uruguay, figuran entre otros, Benedetti, Idea Vilariño, Amanda Berenguer y en el centro, Juan Ramón Jiménez.
Imagen de la Generación del 45 en Uruguay, figuran entre otros, Benedetti, Idea Vilariño, Amanda Berenguer y en el centro, Juan Ramón Jiménez.BIBLIOTECA NACIONAL DE URUGUAY

Pallares descarta cualquier paralelo entre el final trágico de la poeta y la violencia de género que en Uruguay causa la muerte de una mujer cada nueve días. Por su parte, las feministas y las poetas uruguayas de hoy consideran el crimen que sesgó la vida de Agustini como el prototipo de la violencia machista.

En todo caso, todos coinciden en que Agustini y otra gran poeta de la época, María Eugenia Vaz Ferreira, iniciaron una "genealogía" de autoras uruguayas. Con su claro liderazgo, estas mujeres ocupan el mismo lugar (inmenso) que tiene la poesía en aquella época. En 1938 otra gran autora, Juana de Ibarburú, invitó a Montevideo a la chilena Gabriela Mistral (Premio Nobel de Literatura en 1945) y una lectura pública de sus versos fue retransmitida en directo por la radio y seguida con fervor por miles de personas.

A mediados de siglo siguieron apareciendo mujeres en la poesía, como Susana Soca, Esther de Cáceres o Clara Silva, y en 1945 surgió la generación más completa de autores uruguayos, con escritores como Juan Carlos Onetti y Mario Benedetti. Nuevamente, se destacaron poetas como Idea Vilariño, Amanda Berenguer o Ida Vitale.

"Si hay que buscar una característica común de las poetas uruguayas ésta sería su intransigencia, ese no ceder a la facilidad, a la tentación de decir. Todas tienen una cosa muy tensa con el lenguaje", dice Silvia Guerra, poeta de 53 años.

La poeta uruguaya Idea Vilariño.
La poeta uruguaya Idea Vilariño.MICHEL SIMA

Idea Vilariño continuó con estilo propio la temática erótica de Delmira Agustini, aunque su obra ha sido calificada como una poesía del amor. La bella mujer que fuera amante de Onetti era discreta, casi secreta, y durante años se negó a promocionar o dar a conocer su obra. Compartía con Onetti el pesimismo; de su pasión y de su ruptura nacieron versos muy conocidos en Uruguay: "Ya no será, ya no, no viviré contigo, no criaré a tu hijo, no coseré tu ropa".

Los poemas de Vilariño sorprenden por su modernidad, a veces con versos que podrían ser resumidos en un mensaje de texto o en un Tweet sin perder un ápice de su fuerza o belleza. En este aspecto se destaca Amanda Berenguer, menos conocida que Vilariño pero reverenciada por los críticos. Atea militante, Berenguer es la referencia absoluta en poesía experimental y trabaja constantemente el tema del paso del tiempo. Los amaneceres del Rio de la Plata, las frutas, los objetos de la modernidad componen una obra casi ausente de las librerías uruguayas pero luminosa: "Navío nictálope asumes el tríptico ilusorio/como una estrella presente pasada y futura".

Los años de la dictadura (1973-1985) y el declive económico del país no detuvieron el flujo incesante de mujeres poetas, con la generación de los 60 integrada por Nancy Bacelo, Marosa di Giorgio o Circe Maia, entre otras. Muchas de ellas mostraron un claro compromiso militante, como Circe Maia, de 82 años, que relata en uno de sus poemas los viajes para visitar a su marido preso durante la dictadura. La tradición continúa en nuestros días, con autoras que surgen y mantienen una constante producción.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_