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crítica | marsella
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Las dos madres

Lástima que los dos personajes centrales, con grandes actrices, acaben resintiéndose de las debilidades del proyecto

María León y Eduard Fernández, en 'Marsella'.
María León y Eduard Fernández, en 'Marsella'.

En Marsella, segundo largo de Belén Macías tras El patio de mi cárcel (2008) —el paréntesis no ha sido de inactividad, sino de labor constante en el medio televisivo— conviven casi tantos alicientes como decisiones narrativas bastante discutibles. Crónica de un viaje de desvelamiento del origen por parte de una niña acompañada de su madre biológica y su madre de acogida, la película brilla en el apartado interpretativo: la joven Noa Fontanals controla un tono alejado de todo exhibicionismo y el grueso masculino del reparto —Eduard Fernández, Àlex Monner, Alberto López y Manuel Morón— logra aportar verdad con notable capacidad de síntesis y economía de recursos, pero lo espectacular está en el pulso que mantienen María León y Goya Toledo con estrategias estimulantemente contrapuestas. Si el rostro de la primera es una pantalla en la que se transparenta toda emoción —un libro abierto—, el de Goya Toledo conquista la elocuencia a través de la represión emocional de su personaje, convirtiendo su supuesto control en un espléndido recital de fisuras.

MARSELLA

Dirección: Belén Macías.

Intérpretes: Noa Fontanals, María León, Goya Toledo, Eduard Fernández, Àlex Monner, Alberto López.

Género: drama. España, 2014.

Duración: 90 minutos.

Lástima que sean, precisamente, esos dos personajes centrales los que acaben resintiéndose de las debilidades del proyecto. Para empezar, el guion no parece darle casi ninguna oportunidad al personaje de la Toledo de mostrar aristas y llega a ser inverosímil que la racionalidad del personaje no se fracture cuando se manifiesta una subtrama criminal que acaba resolviéndose de manera ingenua. Al personaje de María León le acaba condicionando la mirada condescendiente y paternalista que se aplica sobre una historia que pierde la oportunidad de haber sido problemática y verdadera.

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