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Siegfried Lenz en la tormenta

Se traduce por primera vez al castellano el volumen de relatos 'El barco faro'

Siegfried Lenz (Lyck, Prusia Oriental, 1926) es uno de esos escritores imprescindibles de la literatura alemana publicada después de 1945; una década más joven que Böll y un año mayor que Gras y Walser, era niño cuando llegó el Tercer Reich y participó en la II Guerra Mundial siendo todavía adolescente. Destinado en un crucero que poco después fue hundido por el enemigo, terminó desertando del ejército a causa del injusto fusilamiento de un compañero. Tras pasar por un campo de prisioneros inglés, se afincó en Hamburgo; estudió filosofía y llegó a ser responsable de la sección literaria del periódico Die Welt.

Su primer éxito literario le llegó en 1955 con un libro de relatos inspirados en su Masuria natal: So zärtlich war Suleyken (hay una mala traducción castellana bajo el título de ¡Qué bello era Suleyken!), que aún hoy es un long seller en Alemania, mientras que las demás obras de este prolífico autor continúan apareciendo con distinto eco. Pero ninguno de sus libros goza de tanta fama como Lección de alemán (descatalogada en castellano), un ajuste de cuentas muy sutil con el autoritarismo nazi y con el carácter alemán. La crítica literaria más solvente coincide en afirmar que Lenz muestra más talento narrativo en sus relatos y novelas breves que en las novelas de más largo aliento. Este volumen de relatos publicado en 1960, ahora por primera vez en castellano, es un ejemplo de ello.

El extenso relato inicial que da título al libro es una magnífica pieza de acción y sutileza psicológica. Leyéndolo pensamos en los legendarios relatos de Conrad, Melville o London, cuyo escenario es un barco y narran la aventura claustrofóbica de su tripulación. En este caso, se trata de un barco faro, un buque que, anclado en un punto concreto, sirve de guía a otras embarcaciones para que transiten sin peligro por zonas peligrosas. La pequeña tripulación, bajo el mando del capitán Freytag, rescata a tres hombres en una lancha a la deriva: son criminales en fuga. Su presencia a bordo desencadena unos acontecimientos dramáticos. El capitán, hombre mesurado y a punto de jubilarse que rehúye la violencia, debe controlar a los suyos, que desean arriesgar sus vida para acabar con los molestos visitantes. El jefe de los fugitivos, el Doctor Caspary, listo y cínico, ha abrazado el mal y el engaño como forma de vida, y se asemeja a esos nazis implacables de guante blanco tan comunes en la Alemania de Hitler. La relación entre este personaje y el capitán del barco es intensa, un juego alegórico de tirano contra hombre libre, jalonado de diálogos tensos de radical profundidad. El drama se va precipitando mientras mantiene en vilo al lector. El ambiente marino de tormentas y brumas nocturnas lo convierten en un apasionante relato negro muy cinematográfico. El polaco Jerzy Skolimowski lo adaptó al cine en 1985, pero no hizo justicia al logro literario de Lenz al desdibujar la fuerza de la trama psicológica que envuelve a los personajes.

Los demás relatos son de menor extensión, aunque no de poco calado. Algunos refieren historias casi surrealistas de individuos normales aplastados por su cotidianidad, y otros, situaciones dramáticas derivadas del terror de los regímenes totalitarios del “Telón de Acero” (magnífico el relato de los tres fugitivos políticos que pretenden cruzar el Báltico en un bote). En cualquier caso, la sorpresa está asegurada con Siegfried Lenz. La traducción es excelente y la edición muy cuidada.

El barco faro. Siegfried Lenz. Traducción de Belén Santana. Impedimenta, Madrid, 2014, 283 páginas, 21, 95 euros.

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