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Relevo generacional en los ‘late night shows’ estadounidenses

Stephen Colbert o Jimmy Fallon representan el cambio de estos programas

Stephen Colbert y Jimmy Fallon, en el programa presentado por el segundo.
Stephen Colbert y Jimmy Fallon, en el programa presentado por el segundo.

Si ha habido un momento que revele la transformación de los late night shows de la televisión estadounidense, es este. Críticos, analistas y expertos coinciden en que el relevo abierto por la marcha del veterano David Letterman después de 32 años de carrera y los movimientos realizados por las principales cadenas en los últimos meses pueden consolidar un cambio generacional de presentadores y audiencia cada vez más familiarizados con el potencial de este género cuando viaja del televisor a Internet.

Letterman anunció a comienzos de abril que el año que viene abandonará su puesto al frente del Late Show que presenta en CBS desde 1993. La cadena dio la sorpresa al sustituirle por Stephen Colbert, hasta ahora en The Colbert Report de Comedy Central (que en España se puede ver en Canal+ Xtra) y para quien todavía no hay reemplazo. La marcha de Letterman llegará poco después de que Jimmy Fallon haya tomado el relevo de su gran rival, Jay Leno, al frente del Tonight Show de NBC. Otro cómico de la misma generación, Seth Meyers, ocupa ahora el sillón de Fallon en su Late Night de la cadena neoyorquina. Jimmy Kimmel con su programa homónimo en la ABC y Jon Stewart en The Daily Show de la NBC (en España, en Canal+ Xtra) completan la parrilla.

De todos ellos, Colbert y Fallon son los que han abierto una brecha mayor con el funcionamiento tradicional de los programas nocturnos. El formato es el mismo: emisión con audiencia en directo, monólogo al comienzo de la emisión, entrevista con el personaje del momento y clips que cargados de ironía y humor ayuden a digerir la actualidad. Pero la finalidad es distinta. El potencial de los programas ha conquistado Internet, los clips de las entrevistas y sketches son reproducidos en YouTube por millones de personas cada día y la audiencia más fiel no tiene por qué estar sentada (o tumbada) frente al televisor a partir de las 11.30 de la noche.

"Piénsenlo, el corazón y el alma de cualquier programa de entrevistas siempre ha sido un monólogo en el que el presentador acompaña a la audiencia en un viaje por las noticias, haciendo algún chiste inteligente sobre la actualidad de ese día", alertaba David Carr, de The New York Times, hace cuatro años. Carr describió entonces estos espacios como los “buscadores de la cultura”, un filtro exquisito que marcaba las conversaciones en el trabajo al día siguiente. "Ahora ese buscador es cualquier alerta que recibimos por email, Facebook y Twitter en cualquiera de las páginas que visitamos en nuestro teléfono móvil o portátil".

Los vídeos de Fallon sobre la evolución del hip hop con el actor Will Smith, con 13 millones de reproducciones en YouTube, o las carreras de sacos con la primera dama en la Casa Blanca le han convertido en el rey de los virales. Kimmel y Colbert le siguen de cerca. El interés de este último por la política y las ganas de reírse de ella a través de su personaje —que ahora deberá abandonar en el nuevo espacio de la CBS— han convencido a unos espectadores mucho más jóvenes, acostumbrados a grabar los programas o a ver los momentos clave a la mañana siguiente, a través de Internet.

“El significado de presentar un late night show y lo que supone ser espectador de uno de estos programas ha cambiado para siempre”, escribe Jason Lynch, analista de televisión para The Daily Beast y The Atlantic. “Durante décadas solo podías ser seguidor de Letterman o de Jay Leno. Nada Más. Ahora gracias a Internet puedes ver tantos vídeos de tantos programas como quieras”.

Colbert comenzó su carrera en 1997, con un espacio en The Daily Show. Estrenó su propio programa en 2005 y al año siguiente bromeaba en presencia de Bush durante su presentación de la prestigiosa cena de corresponsales de la Casa Blanca. La sátira de su personaje y su talento como cómico y actor le convertían en el candidato más obvio para sustituir a Letterman. Pero la CBS ha recibido críticas por no aprovechar este momento para hacer un cambio aún más radical.

Emily Nussbaum, de la revista New Yorker, defiende a Colbert como el único “capaz de sacudir un género que parece prácticamente paralizado” tras décadas de dominio de Leno y Letterman. Pero Nussbaum se une a las voces que han acusado a la cadena de no elegir a otro presentador que no sea “otro heterosexual blanco llamado Jimmy” —en referencia a Fallon, y a Kimmel—. BuzzFeed criticó la “oportunidad perdida” para fichar a mujeres como Ellen DeGeneres o Chelsea Handler, al hispano Al Madrigal o el afroamericano Wyatt Cenac, de Comedy Central. Todos ellos impulsan también, aunque sea de manera secundaria, el giro adoptado por la televisión estadounidense, consciente de que una audiencia más joven, más diversa y con hábitos muy diferentes, les sigue desde el otro lado de la pantalla.

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