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“¿Crisis? Los europeos no saben lo que es vivir en una verdadera crisis”

El músico británico Femi Kuti, icono del 'afrobeat' nigeriano, actúa hoy en Madrid El artista reivindica su patria: "Soy un producto de Nigeria"

Diego A. Manrique
El músico Femi Kuti.
El músico Femi Kuti.

Femi Kuti (Londres, 1962) ha vuelto a girar por España en un ambiente finalmente abierto a la música que encarna, el afrobeat nigeriano. Abundan las bandas internacionales que tocan afrobeat, se reeditan grabaciones clásicas y acaba de publicarse el primer libro en español sobre el asunto: Fela Kuti: Espíritu indómito (Milenio), una monumental biografía de su padre, escrita por Sagrario Luna. No esperen escuchar la exuberante música de Fela en la radio pero ahora al menos tenemos las claves para entenderla.

A Femi no le supone ningún conflicto que se le identifique con su padre: "Fela era un gigante y solo ahora se le empieza a conocer fuera de África, con el musical que estrenaron en Broadway, puede que rueden un biopic. Yo sigo su camino, con variaciones: hago temas más cortos, me interesan las remezclas. Mismo mensaje, diferente envoltorio".

Hubo momentos duros, reconoce. "Mi padre tuvo muchas mujeres; convivíamos hijos de diferentes madres, lo que provocaba tensiones, celos, conspiraciones. Además, nos controlaba mucho. Si te portabas mal, azotes. ¿Los motivos? Sisé dinero a mi madre para comprar chicles (risas). Era un niño cuando me pilló con un cigarrillo en la boca. Estaba sin encender pero me lo quitó de un bofetón. Decía que solo podría tomar la decisión de fumar cuando fuera mayor."

Estamos hablando, recuerden, del más famoso fumador de marihuana en toda Nigeria. "Lo que le molestaba era la hipocresía. Son millones los nigerianos que consumen marihuana pero luego van a la iglesia y dicen 'amén' cuando el predicador exagera los peligros de la hierba. Es consecuencia de lo que Fela llamaba la "mentalidad colonial". El nativo decía lo que el administrador inglés quería oír y luego hacía lo que quería, lo que era costumbre en su tribu. Ahora, eso se ha convertido en un vicio nacional."

Un inciso. Las paredes de The Shrine, el famoso club de Fela en Lagos, ahora reabierto por Femi, ostentan carteles advirtiendo que está terminantemente prohibido consumir drogas…pero cualquiera puede detectar que muchos asistentes fuman lo que allí llaman igbo. "Ya, ya. Todos formamos parte de la cultura de la duplicidad. Hubo un tiempo en que las autoridades se empeñaron en cerrar The Shrine. Luego, el mismo policía que nos traía la notificación volvía allí a fumar y emborracharse. Pero ya no se atreven. Es un sitio de paz en una ciudad dura y vienen muchos turistas. Aunque está pensado para los nigerianos con menos recursos".

En circunstancias normales, Femi suele echar pestes de los políticos y militares locales, que han perfeccionado una cleptocracia bajo apariencias democráticas. Pero todavía está conmocionado por la matanza de Abuja, capital administrativa del país: 70 personas muertas por una bomba supuestamente colocada por los terroristas islámicos de Boko Haram. "Mi padre no era nacionalista, estaba a favor de que Biafra se pudiera separar de Nigeria. Yo también entiendo que los islamistas del norte se organicen con otras leyes…¡no pienso ir a vivir allí! Pero ahora están secuestrando centenares de niñas, matando indiscriminadamente. No, no hay nada que discutir con Boko Haram. Todos los grupos étnicos que forman Nigeria tienen quejas del gobierno federal pero estas masacres les quitan cualquier legitimidad para dialogar".

Volvamos a lo musical. Femi es de los raros artistas que no se quejan de la crisis del disco: " ¿crisis? Los europeos no saben lo que es vivir en una verdadera crisis, una crisis perpetua. Desde que me hice profesional, he convivido con piratas que vendían mi música en casete o en CD. Estamos aclimatados, la única solución es actuar mucho. ¿La world music? Bueno, da lo mismo cómo lo llamen: hay una infraestructura de promotores y festivales que nos facilita visitar otros países. Pero no ganamos mucho más de lo que nos pagan en Nigeria. Tenemos bandas muy numerosas, con bailarinas y técnicos: los gastos para desplazarnos son enormes. De todos modos, nos viene bien: debes conquistar a un público que no entiende las letras."

Admira la manera en que algunos músicos africanos, como Tony Allen, antiguo baterista de su padre, se han acomodado en Europa, participando en proyectos de alta visibilidad mediática. Pero no quiere perder las raíces: "podría viajar sin problemas, tengo mi pasaporte británico y he vivido temporadas fuera. Pero soy un producto de Nigeria, un autodidacta. Por alguna razón, mi padre se negó a que yo estudiara música. Supongo que no quería ponérmelo fácil, aunque empecé a tocar con él a los 16 años. No me ha ido mal pero me falta la base del conservatorio, que él sí tuvo. Así que voy rellenando los huecos: ahora aprendo a tocar la trompeta. Un hombre de 51 años…mis hijos se ríen de mi pero espero que me abra nuevas perspectivas sonoras."

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