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La visión intimista de un conflicto en Perú se estrena en la Berlinale

Un corto incluye imágenes grabadas por jóvenes indígenas de una zona amenazada desde los 90 por decisiones oficiales

Fotograma del corto 'Solo te puedo mostrar el color'.
Fotograma del corto 'Solo te puedo mostrar el color'.

El director del cortometraje Solo te puedo mostrar el color, el peruano Fernando Vílchez, compite por segunda vez en la Berlinale. El filme contiene imágenes del 5 de junio de 2009 -cuando la Policía Nacional atacó a cientos de civiles que realizaban un paro amazónico en rechazo a decretos legislativos-, de las secuelas del enfrentamiento y secuencias registradas por jóvenes de la etnia awajún que participaron en un taller de video en 2012 en la comunidad de Santa Rosa, en la selva norte del Perú.

Luego de la proyección para la prensa, el domingo en Berlín, Vílchez comentó en un tuit: “Dejó a mucha gente tensa, y también conmovida. Entradas agotadas para la premiere”. El estreno mundial fue esta tarde en el festival.

Es la segunda vez que Vílchez aborda en un filme el enfrentamiento de junio de 2009 -conocido en Perú como el Baguazo, porque ocurrió en Bagua, una provincia del departamento de Amazonas-. Su documental La Espera, estrenado en 2013 en Lima, tuvo sala llena los pocos días que se exhibió y se espera para este año la distribución comercial.

El largometraje era un recuento bien organizado de datos reveladores sobre un conflicto que ya ha sido abordado por lo menos por ocho informes de investigación y un libro. La justicia no ha encausado a los responsables políticos de aquella tragedia, ni a los jefes de la policía: entre los acusados solo hay indígenas. De los 33 muertos, 24 eran miembros de las fuerzas de seguridad.

Pero el cortometraje, de 26 minutos, plantea la conclusión del cineasta acerca de la situación compleja en la selva norte de Perú, luego de un par de años de investigación y filmaciones. “Con Solo te puedo mostrar el color quería decir que no hay muchas respuestas que ofrecer, que sólo podemos esbozar una mirada”, dijo al blog peruano Cinencuentro este domingo en Berlín.

Los apus [jefes] al inicio rechazaron el taller de video para jóvenes porque ya no querían problemas con los foráneos

El corto intercala imágenes del cotidiano de la comunidad de Santa Rosa, como la pesca en el río, el corte de ramas de palma para los techos de las casas, la lluvia cayendo sobre la vegetación y las personas.

El viento y la lluvia hacen mover los arbustos como si estuvieran a punto de caminar y el color verde de la flora parece estallar. Ello contrasta con el testimonio visual de junio de 2009: el chirrido de las balas, las conversaciones entre los indígenas que huyen del helicóptero, el relato de un policía en shock que vio como mataban a sus compañeros con machete, la pregunta de uno de los manifestantes a un periodista radial: “¿Por qué atacaron a la población, por qué dispararon con armas de fuego?”.

El departamento de Amazonas sufrió ésta, su peor tragedia, en 2009, pero desde antes ha sido afectada por decisiones del Gobierno. A mediados de la década de los 90 murieron una gran cantidad de menores de edad awajún, reclutados para la guerra con Ecuador. Como parte de los acuerdos de paz con ese país, los gobiernos acordaron formar una reserva binacional, y por ello recortaron territorio a los awajún. Años después, durante el gobierno de Alan García, la reserva fue recortada para dar una parte en concesión a una empresa minera de capital canadiense.

La sinopsis oficial de Solo te puedo mostrar el color señala que la compañía minera “ingresa a las profundidades del monte virgen, sin considerar los daños que puede causar. El ingreso se hace con el beneplácito del gobierno pero sin el consentimiento del pueblo indígena Awajún que vive ahí”.

Al director Vílchez le tomó seis meses conseguir la aprobación de las autoridades de las comunidades para filmar en la zona del conflicto, los apus (jefes) al inicio rechazaron su idea del taller de video para jóvenes porque ya no querían problemas con los foráneos. Sin embargo, aceptaron al final.

“Muchos de los planos que están en el corto los grabaron ellos. Les fascinaba la cámara. Sólo tienen una hora de electricidad al día. Ese tiempo lo utilizábamos para conectar el portátil y ver lo que habían grabado. Toda la comunidad se reunía para verlo y se reían, estaban asombrados”, recuerda Vílchez en la publicación Cinencuentro.

El cortometraje funde con sutileza belleza y violencia. Retrata la vida y la biodiversidad del país, y a la vez, el desastre posible cuando quienes toman decisiones políticas y económicas no respetan al individuo.

En el foro ‘Violencia engendra violencia’ Vílchez; Maike Höhnel, curador de la selección de los cortos de la Berlinale; y el líder awajún Edwin Montenegro dialogarán este jueves sobre las consecuencias de la sobreexplotación de recursos naturales en la Amazonía peruana.

Consultado por El PAÍS acerca del trabajo de Vílchez, el crítico de cine Emilio Bustamante opina: “Me gustan sus cortos. En síntesis creo que combina en ellos un cierto compromiso social y un lirismo moderado; ya sea que se ubique en el presente o remonte al pasado cercano, hay en sus trabajos una mirada que observa con atención los procesos y el paso del tiempo”.

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