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Muere a los 83 años el poeta argentino Juan Gelman

El compromiso político acompañó la vida del premio Cervantes 2007, que combinó en sus versos el amor la muerte y el dolor

Bernardo Marín
Juan Gelman, en su casa el pasado mes de abril.
Juan Gelman, en su casa el pasado mes de abril.pradip j. Phanse

A las cuatro y media de este martes, en su casa de la colonia Condesa de la Ciudad de México, donde vivía desde 1988, falleció el poeta argentino Juan Gelman, tranquilo y arropado por los suyos, según confirmaron a este periódico fuentes familiares. Hace menos de un año en una entrevista a este medio, el poeta argentino (Buenos Aires, 1930), ya enfermo, se mostraba como un hombre que no desdeñaba la vida, pero que a la vez, no temía a la muerte. "No creo que llegue a los cien años. Y aunque quiero ver casarse a mis nietos o tener algún bisnieto, creo que Dios, si existe debe estar aburridísimo de su eternidad", decía.

Fuentes familiares citadas por EFE atribuyen la muerte al síndrome de mielodisplasia, una disfunción de la médula ósea. El velatorio se celebrará este miércoles y no hay prevista ninguna ceremonia oficial.

Hijo de emigrantes ucranianos, se enamoró de la poesía con los versos de Pushkin en ruso que recitaba su hermano, y que él no comprendía, y escribió sus primeros poemas para sus amores de barrio de su Buenos Aires natal. No recordaba esos primeros renglones, porque trataba de olvidar todo, pero sí se acordaba de algo: "Ella se llamaba Ana".

Tras esos primeros escarceos con el verso, se hizo poeta, contra el criterio de su madre, que le auguraba que nunca se ganaría la vida con eso. Pero se equivocó. Autor de libros como Violín y otras cuestiones, El juego en que andamos, Velorio del solo, Gotán, Sefiní, Cólera Buey, Mundar u Hoy, su última obra, el poeta alcanzó el reconocimiento unánime de las letras españolas y ganó entre otros el premio Cervantes, el Juan Rulfo, el Neruda y el Reina Sofía de Poesía Latinoamericana.

Maestro de un "oficio ardiente", de versos que hablan del amor, la muerte y el dolor, combinó la poesía con la militancia política y su defensa de los derechos humanos. Sin embargo, desdeñaba el término de "poesía comprometida" porque creía que la ideología y la obra de un escritor estaban a menudo conectadas por canales oscuros.

La lucha contra la dictadura en su país, cuyos terribles efectos sufrió en sus propias carnes, marcó su vida y su obra. Integrante de los Montoneros, grupo guerrillero de la oposición de izquierdas, desde 1976 permaneció en el exilio. Tras una protesta liderada por varios escritores, entre ellos Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa, la orden de captura contra él fue revocada en 1988. Un año después fue indultado por el Gobierno de Carlos Menem, pero Gelman mantuvo su residencia en la capital mexicana, donde se había instalado un año antes.

Pero las peores cicatrices de la dictadura no se las dejó el exilio. Su hijo y su nuera, embarazada, desaparecieron durante el régimen militar y el poeta no reencontró a su nieta hasta 23 años después. Muchas veces dijo que el dolor de perder a un hijo no acababa nunca. Pero decidió no escribir desde el odio, "que nos hace daño", sino desde la pérdida. E incluso se mostró conciliador con, quienes como Borges, apoyaron en su momento la dictadura. "No hay que digerir de sus ideas, solo hay que comprender".

En los últimos tiempos, la enfermedad le había hecho perder algunas de las ilusiones que impulsaron su obra, aunque seguía mostrándose cordial y caluroso en la corta distancia. Paseaba, fumaba, leía. Mantenía un apoyo crítico al Gobierno de su país. Escribía hasta hace pocos meses una columna semanal en el diario argentino Página 12, y seguía desde la lejanía a su equipo de toda la vida, el Atlanta, de la segunda división argentina.

Apoyaba movimientos de protesta, como el 15-M de España o el 132 en México, aunque en la intimidad se sentía desesperanzado por el avance del gobierno de la economía, del poder del Banco Mundial, del FMI o del BCE sobre la política. Una tendencia que le parecía peligrosa, pero no tanto como el "acostumbramiento" que nos había invadido a todos. "Se ha instalado toda un sistema para recortarnos el espíritu", concluía en su última entrevista a este periódico.

Nada más conocerse la noticia de su fallecimiento, Twitter se llenó de muestras de afecto y condolencia de ambos lados del Atlántico y, sobre todo, de Argentina y México, su tierra natal y la segunda patria afectiva del poeta. "Terrible noticia, no puede ser más triste este día", escribió Marisol Schulz, directora de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. "Juan Gelman, poeta de alma mexicana, poeta de alma mayor, ha muerto. Mi pésame a sus deudos", tuiteó Rafael Tovar y de Teresa, presidente de Conaculta, el más alto organismo cultural de México. El actor hispano-argentino Juan Diego Botto, hijo de un desaparecido de la dictadura, lo recordó así: "Genial poeta, admirable pensador y luchador y referente ético. Que pena tan grande".

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Sobre la firma

Bernardo Marín
Redactor jefe en la Unidad de Edición de EL PAÍS. Ha sido subdirector de las ediciones digital e impresa, redactor jefe de Tecnología, director de la revista Retina, y jefe de redacción en México, donde coordinó el lanzamiento de la edición América. Es profesor de la Escuela de Periodismo de EL PAÍS y autor del libro 'La tiranía del clic'.

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