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Un niño soldado al borde del Oscar

El director Esteban Crespo es preseleccionado a la estatuilla con el corto ‘Aquel no era yo’

Tommaso Koch
El director madrileño Esteban Crespo en un momento del rodaje de 'Aquel no era yo'.
El director madrileño Esteban Crespo en un momento del rodaje de 'Aquel no era yo'.

Una quedada entre antiguos compañeros del colegio. Cena, abrazos, cuánto tiempo, qué ha sido de ti, etc. De repente aparece un camarero. Hay una llamada urgente para uno de los comensales. “Me había quedado sin batería en el móvil. Pensé que había ocurrido algo grave”, recuerda Esteban Crespo (Madrid, 1971), el que se levantó para coger el teléfono. Al otro lado se encontró con un interlocutor histérico. Otro indicio más para olerse lo peor. Y sin embargo era lo mejor: quería avisarle de que Aquel no era yo, Goya 2013 al mejor corto de ficción, había sido preseleccionado por la Academia de Hollywood para optar a los Oscar 2014.

Calma. Todavía queda una criba, el 16 de enero, a la que solo sobrevivirán cinco de los 10 contrincantes. Mientras, Crespo disfruta del momento, como demuestra su entusiasmo cada vez que se nombra a la estatuilla: “Está siendo muy bonito. Aunque sé que para ganar hay que hacerse ver. Es un territorio muy grande y complejo. Si finalmente fuéramos a Los Ángeles, lo viviría como un extraterrestre”.

Tremendamente humana, en cambio, es la historia que le ha permitido pelear por la Primera División del cine. Aquel no era yo retrata en sus 25 minutos el drama de los niños soldados, en un escenario africano indefinido que podría ser cualquiera de los demasiados países donde más de 250.000 menores arrastran armas en vez de juguetes, según Human Rights Watch.

Uno de ellos inspiró a Crespo para su corto. “Si eres testigo de un asesinato una vez, sientes miedo, se te revuelve el estómago, vomitas, lloras. Cuando el crimen se convierte en parte de tu vida diaria, te insensibilizas”, relataba Ishmael Beah, un ex niño soldado de Sierra Leona, a El País Semanal en 2008. “Contaba su historia con frialdad, no la maquillaba. Solo añadía coletillas para explicar el contexto, como si sugiriera que, en su situación, habrías hecho lo mismo”, asegura el director sobre el reportaje.

Así surgió Kanye, el protagonista de Aquel no era yo, que comparte con Beah dos almas opuestas: el niño soldado salvaje que mata como si nada, manipulado por la guerra, las drogas o sus generales y el joven que, años después, ofrece conferencias para narrar lo que fue, o le obligaron a ser. “He notado que el público empatiza mucho con el chaval. Finalmente ves a un niño que, si hubiera nacido aquí, estaría jugando al fútbol con sus amigos”, defiende Crespo.

Precisamente por su mensaje, entre otras cosas, ONG como Amnistía Internacional y Save the children respaldaron Aquel no era yo y hasta lo proyectaron en varios colegios. El corto también recibió apoyo institucional, en términos monetarios, para cubrir un 40% de su presupuesto. Para lo demás hubo que tirar de bolsillo propio, hasta alcanzar los 40.000 euros que ha costado.

En realidad, viendo el corto se podría imaginar un presupuesto bastante más elevado. Pero Crespo desglosa la receta para mezclar efectos especiales y ahorro: se compone de favores, como el préstamo de tanques y lanzamisiles por parte del Ejército español, organización —todo el rodaje duró unos cinco días—, suerte, buen rollo y un truco de sabor exótico: “Reconstruimos África en Escalona [Toledo]. Pero las palmeras son digitales, me pasé un viaje entero en Marruecos fotografiándolas”.

Sea como fuere, el resultado se ha colado hasta las faldas del Olimpo del cine. Para subirlas, sin embargo, tal vez Crespo esté solo. El Instituto de la Cinematografía y las Artes Audiovisuales (ICAA) le ha comunicado que no puede garantizarle que salga la convocatoria que hasta la fecha ayuda cada año económicamente a las películas españolas que optan a los principales festivales. De momento, a falta de medios técnicos y publicitarios (“no vamos a poder hacer una gran campaña”, resume el director), habrá que confiar en la calidad del producto.

Pero de ello, y más en general del corto en España, Crespo se fía ciegamente: “Se está haciendo un cine extraordinario, con mucha variedad y libertad. Como prueba, en los premios del cine europeo había dos españoles seleccionados, y ahora el nuestro al borde de los Oscar”.

Aún así, tras seis cortos y más de 150 premios, Crespo quiere experimentar con el largo. De momento tiene tres flechas: una historia “detectivesca" en inglés ambientada en la caldera de un volcán extinguido, una comedia basada en su corto Nadie tiene la culpa, y otro thriller, en África y sobre petróleo. Que tarde o temprano su arco lance una lo tiene claro. Que otra llamada histérica el 16 de enero ayudaría, también.

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Sobre la firma

Tommaso Koch
Redactor de Cultura. Se dedica a temas de cine, cómics, derechos de autor, política cultural, literatura y videojuegos, además de casos judiciales que tengan que ver con el sector artístico. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Roma Tre y Máster de periodismo de El País. Nació en Roma, pero hace tiempo que se considera itañol.

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