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Art Basel Miami, arte, negocio y juerga

En la jornada inaugural de la feria de arte más importante de América, algunas galerías superaron el millón de dólares en ventas

Obra de José Carlos Marhinat titulada 'Isla
Obra de José Carlos Marhinat titulada 'IslaJOE RAEDLE (AFP)

Todo el arte viene a parar acá: el que aspira al museo, al lobby de un hotel boutique o a nada de lo anterior. Tras él llegan en manada quienes pueden comprarlo -coleccionistas, banqueros, estrellas de cine, magnates latinoamericanos— o solo admirarlo. Art Basel Miami es una apabullante feria de cuatro días, la más importante de las Américas que replica la feria de Basilea, y ha sido oficialmente inaugurada este jueves. Pero que cada año, desde hace 11, trae consigo una onda expansiva de arte, fiesta y negocios que invade la ciudad durante una semana entera.

Cuanto va a ocurrir en la feria se anticipa antes de su inauguración. Las ventas más importantes suelen acordarse en la víspera, cuando la muestra abre sus puertas a coleccionistas y curadores de arte con interés y músculo suficiente para llevarse a casa una o más obras, valoradas algunas en cientos de miles de dólares; y a los periodistas, para que dejen registro de lo que han traído las 258 galerías participantes, de 31 países del mundo, antes de que el inventario cambie de dueño.

Los visitantes habituales saben de antemano dónde encontrar lo que desean. Los maestros del arte moderno –un bronce de Kiki Smith, algún trabajo poco conocido de Antoni Tàpies o una niña arisca de Yoshimoto Nara-, en la galería Blum & Poe de Los Ángeles. El más reciente trabajo de Jaume Plensa –este año, una escultura formada por letras de acero, titulada Tormenta (2013)- en la galería Lelong de Nueva York. Las promesas en ascenso –la brasilera Erika Verzutti, la alemana Janaina Tschäpe—en la galería Fortes Vila de Sao Paolo. Lo crudo, lo chocante –como la crucifixión multiplicada y en miniatura del payaso Ronald McDonalds, que muestra la más reciente obra de los hermanos Jake y Dino Chapman titulada In Our Dreams We Have Seen Another World (2013)-, en la galería White Cube de Londres. Y más maestros del arte moderno y el impresionismo –Picasso, Calder, Miró, Degas, Dali- en la galería Helly Nahmad, junto a la entrada principal del Art Basel; este miércoles por la tarde estaba frente a la exhibición el propio Helly Nahmad Junior: el hijo de 35 años de la familia que posee una colección valorada en 3 mil millones de dólares, quien hace poco menos de un mes se declaró culpable de dirigir una red apuestas ilegales para millonarios, en la que está involucrada la mafia rusa.

Ya en las primeras dos horas de la vista previa de este miércoles, la pequeña galería Henrique Faría Fine Art de Nueva York, que visita el Art Basel por segunda vez con un catálogo de artistas latinoamericanos, había vendido cuatro piezas a coleccionistas privados; un buen comienzo para el fin de este año, en el que han vendido dos obras a los museos Reina Sofía de Madrid y Pompidou de París. Otras más grandes, como White Cube, que representa a artistas como Tracey Emin y Liza Lou, ya habían alcanzado un millón de dólares en ventas al final de la tarde. Hasta allí quieren llegar las más jóvenes galerías que forman parte del pabellón de Art Nova. “El año pasado estábamos más lejos y poco a poco estamos acercándonos. En dos años ya podemos estar en la zona de las galerías más grandes”, dice Jerry Martín, uno de los cuatro artistas peruanos representados por Revolver Galería de Lima, que cumple seis años de fundada y es la primera de su país que participa en Art Basel.

Un par de galerías han puesto bajo el techo de la feria lo mejor del arte callejero de Estados Unidos, Europa y América Latina que se exhibe en los muros de Wynwood, una deprimida zona industrial cercana al centro de Miami que en los últimos años ha sido tomada por artistas, restaurantes y tiendas de diseño. Los precios de estas serigrafías, y de otras que copian en ediciones limitadas los originales que se exhiben en la feria, son considerablemente más bajos y están allí para el público de clase media que visita la feria. Un esténcil de Shepard Fairey, por ejemplo, de una serie de diez copias, Sedation Pill (2013), se vende por 12.000 dólares sin marco. Y están también en esa escala algunos trabajos de los hermanos Raoul y Davide Perre, que juntos forman el colectivo How and Nosm, y un par de pinturas de los gemelos brasileros Os Gemeos. Y por un poco más, 20.000 dólares, se ofrece un collage de Kenny Scharf – FaceFacts#1 (2013), se titula-, con incrustaciones de cristales Swarovski.

Art Basel Miami cerrará sus puertas el próximo domingo y hasta entonces, los organizadores de la feria esperan recibir más de 50.000 visitantes. Los números finales de venta son siempre una suma incompleta: algunas galerías los hacen públicos y otras prefieren reservárselos.

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