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¿Le duele la espalda? Cambie de vida

David Foenkinos seduce a Francia con ‘Estoy mucho mejor’, una novela que irradia optimismo y que llega ahora a España

El autor David Foenkinos, en Madrid.
El autor David Foenkinos, en Madrid. Claudio Álvarez

¿Cuál es la fuente de su optimismo y de ese “sentirse mejor” que irradia su literatura, que ha conquistado a millones de lectores? David Foenkinos (París 1974) asegura que se recuerda cada día que lleva una cicatriz por una operación de corazón que sufrió a los dieciséis años. Y afirma que esa es la parte personal con la que ha insuflado su nueva novela Estoy mucho mejor (Seix Barral) que ahora presenta en España, la experiencia que marcó el cambio radical en su vida y le hizo decidirse por la literatura y la música. “A veces una enfermedad grave puede poner el mundo patas arriba, de una manera positiva”, afirma mientras olvida el café que tiene delante al hablar de su nueva novela, mientras sostiene que parte de su cerebro está dividido por una investigación que le obsesiona y en la que lleva años. Este escritor formado como músico acapara con 38 años gran parte del respeto de la crítica y la inclusión de su nombre en prestigiosos premios literarios en Francia además de su conversión en fenómeno best-seller. “Felizmente… pero no me gusta la asociación con lo ligero que lleva el término. Soy exigente y me gusta avanzar”, protesta. Pero no cabe duda: La delicadeza (Seix Barral) que publicó en 2009 fue adaptada a la gran pantalla, recibida como un soplo de aire fresco por una ola de lectores y traducida a más de 30 idiomas.

En Estoy mucho mejor seguimos a un hombre que en primera persona narra las consecuencias del súbito (y fortísimo) dolor de espalda que le invade, en una estructura que se desarrolla como una especie de gráfico que va dando cuenta del grado de intensidad (en una escala de uno a diez) y del estado anímico que le acompaña. “Adoro este tema: la importancia del cuerpo que reacciona por nosotros; de vez en cuando debemos escucharlo. Ese dolor delata una serie de problemas que no eran visto como tales: en el trabajo, la familia, los hijos que se van, una relación que está apagada… Pienso que mi novela es casi física”, explica el autor de su personaje, aparentemente incapaz de reaccionar y conforme con su existencia, en la que, desde la superficie, todo encaja. El terror de padecer una enfermedad grave lo va empujando hacia el descubrimiento, hacia una frontera que va a cruzar para dejar de ser ese hombre paciente y satisfecho. “Y empieza a hacer cosas extraordinarias, a volverse un poco loco, y a dejar que se libere esa bestia que lleva dentro, esos instintos básicos, primarios que una situación así provocan. Algo necesario a veces. Además, la enfermedad nos devuelve a lo esencial”, apunta Foenkinos.

La novela mezcla de la manera más natural la tragedia y el humor, una combinación que el autor ve eminentemente ligada a la realidad, que es lo que al final siempre desea tener como fondo en su escritura. Y, admite, en su estructura y su desarrollo existe la influencia de su bagaje musical, como el jazz, que a un tema central que se erige en columna vertebral le siguen las variaciones. “Pienso que el humor se halla hasta en las situaciones más dramáticas, pero no me gustan los libros simplemente divertidos, para mí es importante que exista una reflexión sobre las cosas importantes de la vida y que el lector comparta una verdad”. Así, una bastante cómica hipocondría reagrupa, según el escritor, las dificultades de la sociedad: las de comunicación, el temor a la enfermedad, la precariedad, las tensiones del trabajo, la angustia de no vivir la vida que quisiéramos… hasta “desatar los nudos de la existencia”.

Foenkinos no cesa de jugar con ese humor a lo largo de la conversación y se reafirma en la convicción de que “las cosas más extremas no son opuestas”. Pero tanta felicidad no deja de crujir en un mundo en que la desgracia es la que precisamente brilla. “Hemos puesto mucha ambición en la felicidad”, manifiesta para establecer términos relativos. “Antes, consistía en simplemente comer y dormir…”. ¿Pero? “En Estoy mucho mejor se analiza justamente cómo escapar a la vida que no deseamos vivir. Mucha gente no se detiene a pensar, y se deja llevar por esa corriente. Esa es parte de la infelicidad: no saber reaccionar e ir acumulando los males”.

“Espero que la gente se sienta mejor después de leer este libro”, manifiesta. El título de la novela se basa en la frase que el protagonista dirige a su mujer ante la preocupación de esta por la evolución de su dolor, una respuesta que es una falsedad. “Me pareció delicado, y da una perspectiva entre tanta crisis…”, justifica Foenkinos, quien también se pregunta en su novela al hilo de los vaivenes que van moviendo al protagonista, un hombre muy civilizado: “¿Realmente terminamos las historias? ¿Es necesario acabarlas para poder avanzar?”. Esta es una historia sobre todo que relata el poder oculto de las pequeñas agonías.

El escritor se distancia de la moda que ha despertado en su país cuando habla de sus futuros proyectos y al dar su opinión de los premios literarios. “Tienen un interés comercial, claro que hay un prestigio, pero permiten vender libros. Antes soñaba con ganarlos… Ahora es diferente. Es una forma de reconocimiento, pero no es una obligación para mí tener éxito”. Estoy mucho mejor se convertirá también en una película de la que Foenkinos desea ser el guionista (lo fue también de La delicadeza y su director junto con su hermano Stéphane). Trabaja en su próximo proyecto, la historia de un hombre que a los cincuenta años lo pierde todo y vuelve a casa de sus padres. Pero hay algo más, esa investigación que atesora sobre la vida de una artista de historia trágica que vivió el horror de Auschwitz y allí murió. “El hecho de tener tantos lectores, ayudará a poner luz en esta persona”.

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