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La bonhomía de un adelantado a su tiempo

David Trueba presenta ‘Vivir es fácil con los ojos cerrados’ La historia, en la España de 1966, de un profesor de inglés que viaja a Almería a conocer a John Lennon

Gregorio Belinchón
El cineasta David Trueba y los actores Jorge Sanz, Natalia de Molina, Javier Cámara y Francesc Colomer.
El cineasta David Trueba y los actores Jorge Sanz, Natalia de Molina, Javier Cámara y Francesc Colomer. Juan Herrero (EFE)

Como muchas grandes historias, David Trueba leyó un día por casualidad las desventuras de un profesor que enseñaba inglés con canciones de The Beatles, y que cuando se enteró de que John Lennon estaba en Almería rodando con Richard Lester viajó hasta la ciudad andaluza para conocer a su ídolo. De ahí saltó la chispa, saltó al guion y hoy está en San Sebastián defendiendo Vivir es fácil con los ojos cerrados, un canto a las buenas personas, un reflejo de cómo en la vida cruzarte con la persona adecuada puede marcarte para bien, y un paisaje detallado de las zonas luminosas que a veces surgían de la España más oscura. “Leí la historia y ya pensé en que había una película, y no una novela. Puede que por el paisaje. Posteriormente leí que Lennon dijo en una entrevista que Almería era como la luna por el paisaje, que era todo muy raro, y que tenía la sensación de estar en un país africano”.

A Javier Cámara –que en su momento ya había rechazado un trabajo previo con David Trueba- le ha tocado el regalo de Antonio, este profesor que en su viaje recoge a un adolescente escapado de su casa y de un padre represor y a una chica embarazada perdida en el mundo. “Queríamos que el público empatizara con cierta bonhomía, cierta calidez. Recuerdo que durante el rodaje murió Alfredo Landa, y David miró el 850 [el coche en el que viaje el profesor] y decidió llamarle Alfredo, en homenaje a esos actores irrepetibles”.

El director, que ha acabado su película muy justo para llegar a Donostia –grabó la banda sonora a finales de agosto en Los Ángeles con Charlie Hyden y Pat Metheny-, reflexionó sobre las cosas que influyen a la gente, jugando con el título: “A los jóvenes ahora a veces les cierran los ojos cosas que deberían abrírselos. Creo que cada uno debe encontrar su lugar en el mundo”. Y ahondó en algunos de los males actuales, en los reflejos y las luchas intergeneracionales: “Los únicos modelos que tienes son los que has tenido cerca. Lo más despreciable que conozco es eso de catalogar a las personas antes de conocerlas. Y de enfrentarnos sin conocernos cuando estamos hechos todos de lo mismo. Pero también es importante la rebelión, la lucha contra la autoridad. Creo que eso lo tenía John Lennon: sin decir nada, solo con lo que él irradiaba, ya era un incentivo para los jóvenes españoles”.

La película esconde un montón de anécdotas e historias privadas de la familia Rodríguez Trueba. Los padres, el nombre del adolescente, el mismo hecho de su escapada de casa cuando el padre le ordena cortarse el pelo: todo pasó en aquella casa madrileña. “Cuando se escapó mi hermano Max, que apareció también días después en un bar, mi madre no paraba de llorar pensando en que le habría ocurrido a su hijo perdido. Ella me contó que justo en esa época me estaba dando pecho a mí, y que en aquellos días, cuando acaba de mamar, yo tenía la cara llena de sus lágrimas. Yo eso lo considero mi auténtico bautizo”. Cámara, a su lado, también habló de sus influencias: “Siempre te fijas en quién cuenta la historia. Aquí es David. Y en cuanto supe que tenía tanto de su familia me puse a observarle. Me emociona ver la película, hemos hecho una cosa hermosa”.

Sobre el auténtico profesor, Cámara contó que cuando le conoció le sorprendió su energía, a pesar de que ahora tenga más de ochenta años, y Trueba que escribió el guion antes de sentarse con él, para no sentirse influido. Y rindieron homenaje a alguien que enseña algo para lo que parece incapacitado todo un país: las lenguas “El problema de España con los idiomas es digno de estudio. Es que somos incluso unos incapaces para hablar los otros idiomas propios de España”. Y pensó en alto sobre España: “Con el tiempo me siento implicado en las cosas de mi país: por eso en mis películas hay catalanes, vascos, riojanos... La matrícula del 850 es de Logroño porque me preguntaron los de producción y yo tenía dos razones para ese LO: Javier Cámara y Rafael Azcona son de allí”. Buscó también que los actores hablaron con acento, que no tuvieran un español neutro: “No podemos renunciar a nuestros acentos, a nuestras matrículas”.

Finalmente, la música, una lucha en la que se ha empeñado, y triunfado, su productora, Cristina Huete: “Ha estado meses luchando porque los niños pudieran recitar Help o se oyera Strawberry fields forever, la canción que compuso en Almería. En cuanto a la banda sonora, cuando acabé la peli, no tenía my claro de dónde sacar la música. Y recordé un disco que me gustaba mucho, “Beyond the missouri sky, y pensé que esos cielos también eran los de Almería porque, al fin y al cabo, lo habían simulado durante décadas en el cine. El disco es de Charlie Haden y Pat Metheny, llamé a Haden y accedió. E involucró a Metheny”. Es uno de los regalos de una película que ha arrasado en los pases en el Zinemaldia.

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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