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Las estrellas instan a la directiva de la SGAE a que pare sus rivalidades

Unos 200 autores reprenden a la Junta de la SGAE por sus luchas de poder

Daniel Verdú
Antón Reixa (en el centro), en la Asamblea general de la SGAE de junio.
Antón Reixa (en el centro), en la Asamblea general de la SGAE de junio.Samuel Sánchez

Si alguien se ha perdido los episodios anteriores de esta serie de intrigas, luchas de poder y enredos, que coja asiento y un boli. Tras solo un año de gobierno y los propósitos de refundación que acompañaron a Antón Reixa cuando asumió la presidencia de la SGAE —después de que la Guardia Civil entrase en su sede y se llevara detenidos a su expresidente, Eduardo Teddy Bautista y a parte de la cúpula directiva— ya ha perdido la mayoría de los apoyos: 28 de los 39 miembros de la junta han firmado una carta para incluir en el orden del día del próximo martes su dimisión. Suenan ya nombres de posibles candidatos a sucederle, se habla también de elecciones anticipadas y un grupo de socios a los que se enfrentó acusándoles de “fraude” estudia crear una sociedad paralela de gestión de derechos de autor (Autoralia) escindida de la SGAE. Abocado al precipicio —donde ya debería empezar a sentirse cómodo— Reixa cuenta con una última baza que suena a séptimo de caballería.

Unos 200 reconocidos autores, entre los que se encuentran Alejandro Sanz, Isabel Coixet, Santiago Auserón o Gerardo Herrero (la lista definitiva se cerrará el próximo martes), han firmado un manifiesto en el que reprenden a la intrigante Junta Directiva y le piden que se ponga a trabajar por lo que verdaderamente importa. Que se deje de luchas de poder y derrocamientos y se centre en asuntos como la Ley de Propiedad Intelectual. “Transcurrido un año desde las últimas elecciones, comprobamos que la principal actividad de la junta está centrada en litigios internos y no en salvaguardar los intereses del colectivo de socios de la SGAE. Por eso, nos gustaría recordar que todos los socios hemos votado para que la Junta nos represente con dignidad, que salvaguarde los intereses de todos y que las luchas de poder internas y las descalificaciones, deben subyugarse al interés general de guardar consistencia y fidelidad de cara a los intereses generales”, pide el primer párrafo de la carta.

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Parte de estas luchas de poder comenzaron cuando Reixa denunció el pasado marzo a un grupo de 11 socios que a través de la música de los programas televisivos de madrugada facturaron 25 millones de euros tras registrar 25.000 canciones desde 2005. Se abrió el melón de la polémica recaudación que se obtiene de las cadenas y las acusaciones al presidente de que trabajaba al servicio de las discográficas (las principales beneficiadas del reparto del famoso fondo pendiente de identificar). Tuvo que superar una moción de censura por la enorme torpeza de haber nombrado como director general a la persona que meses antes le había concedido una subvención a su productora desde un organismo público gallego. Y sobrevivió —ahora parece que por un margen más amplio de lo que se dijo, según ha certificado un notario— a una tensa y circense asamblea planteada por sus rivales como un plebiscito en su contra. Dos de sus más cercanos colaboradores, Antonio Onetti (presidente de la fundación Autor) y Fermín Cabal, pidieron una salida “honorable” para Reixa en una carta a la Junta Directiva.

Desde fuera, entre los autores que pagan religiosamente su cuota de administración y que contribuyen decisivamente al mantenimiento de la SGAE con un trabajo reconocido —y conocido-— la situación resulta esperpéntica. El propio Miguel Ríos, miembro de la Junta, ya se quejó hace poco de este espectáculo y se desmarcó por carta del ERE que la entidad estudia aplicar. También la Junta de Autores Musicales (JAM) ha remitido una carta pidiendo que se zanje ya el debate, se respete el resultado de la Asamblea y se trabaje por la casa. Finalmente, este grupo de autores levanta la voz y dice muy preocupado por la reforma de la Ley de Propiedad Intelectual y la dejación de funciones que en su defensa está haciendo a la junta a causa de sus disputas. “Pedimos que el principal objetivo y preocupación de la Junta Directiva sea la lucha contra esta nueva Ley de Propiedad Intelectual y no los intereses particulares que nos llevan a situaciones de debilidad evidente. Las discrepancias internas deben acabar o postergarse a panoramas más adecuados·”. Por lo que se lee, piden la continuidad de Reixa: “No es el momento de generar más tensión, ni de provocar cambios innecesarios”.

 Lo único bueno es que difícilmente se puede generar ya más tensión. José Miguel Fernández Sastrón viejo rival de Reixa en las elecciones, ya ha anunciado que volverá a pedir su dimisión. Y el presidente, a contrarreloj, intenta recuperar apoyos y ha ofrecido a Sabino Méndez, exportavoz de la junta directiva de transición de la SGAE, que ocupe el cargo de Javier Vidal (director corporativo, institucionales y sociales). Asuntos como la mala gestión de la desinversión de la red de teatros Arteria —supervisada por el director general de la Fundación Autor, José Luis Canido, íntimo amigo suyo, y por su presidente Antonio Onetti—, no ayudan.

 “Debéis aparcar vuestras discrepancias para otro momento y priorizar una posición estable y solidaria de los responsables que están representando los intereses de SGAE”, finaliza la carta, en un tono que, visto el desarrollo del último año, no puede resultar más ingenuo respecto a la naturaleza de los miembros de la Junta directiva de la SGAE. La misiva, que también han firmado Lolita, Rosario Flores, Marta Sánchez, Luís Tosar o Álvaro Urquijo, será leída en la próxima y decisiva Junta Directiva

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona en 1980. Aprendió el oficio en la sección de Local de Madrid de El País. Pasó por las áreas de Cultura y Reportajes, desde donde fue también enviado a diversos atentados islamistas en Francia o a Fukushima. Hoy es corresponsal en Roma y el Vaticano. Cada lunes firma una columna sobre los ritos del 'calcio'.

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