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La crisis trastoca el mapa escolar

Con más alumnos por clase y menos inmigrantes los colegios del centro de las ciudades se vacían, en la periferia se colapsan y se cierran en el campo

Elisa Silió
La Coordinadora Galega de Ampas del Rural se manifiesta por el cierre de escuelas.
La Coordinadora Galega de Ampas del Rural se manifiesta por el cierre de escuelas.

El sangrado de aulas rurales existe desde los sesenta. Es una selección natural: hay nuevos colegios donde hay gente nueva. Lo que no se contemplaba antes es que la podadora llegase a Madrid y Cataluña. “Las nuevas generaciones ocupan barrios en un anillo periférico al de sus padres. Allí se necesitan colegios, mientras otros barrios envejecidos se vacían. En el centro de las ciudades, los inmigrantes en la pública han evitado que cayese más el número, pero ahora llegan menos o se van. Se terminarán cerrando muchos. Ojalá tuviesen luego una finalidad social”, confía el sociólogo Mariano Fernández Enguita. A falta de fondos públicos, caer en la tentación de ceder terrenos a la enseñanza concertada es sumamente tentadora. La Comunidad Valenciana y Madrid lo saben bien.

Desde 2010-2011 se han cerrado 168 colegios e institutos públicos (de cerca de 14.500), mientras se inauguraban más de 320. Se ha aumentado un 20% de la ratio de alumnos por docente. Ello permite reducir profesorado, cerrar clases y la tumba de centros. La ratio media —13 en infantil y primaria y 9,9 en secundaria—, según Indicadores de la OCDE 2012, es mucho más baja en España que el máximo estipulado. “Para cerrar hay que ir centro por centro viendo la situación. Hay que tener en cuenta el número de alumnos, la orografía, el clima o la proximidad a una gran urbe”, diferencia Fernández Anguita.

Cataluña ha anunciado que no construirá en una década

Educación en Madrid truncará 12 centros, mientras abre otros 23. En los últimos tres años la región ha perdido 24 centros y ha ganado 49. La consejería prefiere hablar de “fusiones” —un eufemismo de todas comunidades— y alega que se hace por falta de demanda y no para ahorrar. Los afectados piden que no se pierdan proyectos educativos labrados durante años. Finalmente, la Comunidad ha reculado y el colegio Vasco Núñez de Balboa, con más del 70% de alumnado gitano, seguirá abierto. “Si llevas a estos menores a otro centro, perderás a algunos por el camino. La etnia gitana sólo se siente segura en su territorio. Por eso las madres se acercan al recreo a ver a sus hijos”, opina Fernández Enguita. Así lo han expresado los informes de la Inspección y Madrid ha hecho un “gran esfuerzo”, según su consejera Lucía Figar, por mantenerlo

En Cataluña, en especial en Tarragona, tras el bum del ladrillo escolar y el parón de inmigrantes, en 2012 empezaron los cierres. La Generalitat pone fin a 17 entre este curso y el próximo. Se escuda en el descenso de demografía para clausurar, prioritariamente, los que no tienen todos los cursos. “Todo el mundo admite que la demografía ha bajado, pero nadie quiere que sea su escuela que se suprima. Hay que tener el coraje de planificar con seriedad”, explicó su consejera de Enseñanza, Irene Rigau, quien ha anunciado que no hay fondos para construir en una década. El tapón en los cursos superiores se mantendrá hasta el 2023-24. Por eso algunas escuelas serán institutos.

Ceder terrenos a la concertada para construir es una tentación enórme

Si el ratio de alumnos en las zonas rurales no se llegaba al mínimo —diferente en cada región— ni se preveía en dos años las administraciones miraban hacia otro lado. Ya no. En Castilla y León la Junta ha dado marcha atrás la pasada semana y ha informado de que seguirá habiendo las 106 aulas de los dos primeros cursos de ESO en los centros rurales, en contra de lo anunciado poco antes. La medida había provocado las protestas de las zonas aisladas afectadas. Como en el caso de Riaño (León), donde según sus vecinos los niños tendrían que viajar hora y media por puertos para acudir a clase.

En Castilla-La Mancha la ley ya no obliga a mantener centros rurales con 4 alumnos, así que los niños de 61 escuelas se han mudado de colegio. Con el tijeretazo la Junta dice pretender “una enseñanza de mayor calidad con un profesorado fijo”. Desde 2006 en la envejecida y dispersa Galicia ha dejado de haber clase en 134 escuelas unitarias y empeoran las condiciones. En la escuela de Avia (Ourense), por ejemplo, han pasado de ocho a cuatro profesores para 52 alumnos. A su derecha, en Asturias, de demografía y orografía similar, han cerrado seis escuelas y nueve en Cantabria. “La escuela no es sólo aprendizaje, es sociabilización y afectividad y los niños de primaria tienen que estudiar cerca de su entorno familiar”, piensa el sociólogo Leopoldo Cabrera. “En secundaria me parece un mal menor. Si se cierran para reducir gastos y optimizar la situación de otros centros es legítimo”.

Ya no se hace la ‘vista gorda’ si las aulas rurales no tienen alumnado

“Vamos a volver a las escuelas hogar. Los políticos hablan de fijar la población de las áreas rurales y de su importancia económica, pero luego toman medidas en la dirección contraria”, se lamenta Jesús María Sánchez, presidente de la asociación de padres CEAPA. Juntar niños de distintas edades en un aula fue auspiciado por los profesores hace décadas y hoy los políticos lo consideran antipedagógico, lo que refuerza la idea de cerrar. Como en la desértica Aragón. “Hay nueve aulas menos. Siempre porque sólo había uno o dos niños. Tenemos 100 aulas rurales con menos de diez”, sostienen desde Educación.

Un pacto político aplacó el cierre en Canarias hace una década. Ahora un inventario ha dado sepultura a 22 centros. Andalucía que cuenta con 23 centros públicos más que hace tres años, también ha interrumpido 12, tres de ellos institutos, algo inusual. Baleares, Murcia, La Rioja, Navarra y País Vasco no han echado el cerrojo, Extremadura solo a uno, mientras que la Comunidad Valenciana niega el desmantelamiento de cinco escuelitas en Marina Alta del que hablaba Esquerra Unida. En Valencia, Andalucía, Madrid y en Cataluña  se mantienen aún niños estudiando en barracones. Suman casi  2.500 y Valencia ya ha anunciado que allí habrá hasta 2015.

Desde 2009 la tasa de fecundidad no deja de descender en España, así que todo indica que las tijeras van a seguir haciendo su trabajo. ¿Selección natural o falta de fondos?

Con información de Ivanna Vallespín y Pilar Álvarez.

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Elisa Silió
Es redactora especializada en educación desde 2013, y en los últimos tiempos se ha centrado en temas universitarios. Antes dedicó su tiempo a la información cultural en Babelia, con foco especial en la literatura infantil.

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