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Stephenie Meyer: “¿Autora de ‘best sellers’? Ni me lo planteo”

La creadora de la saga 'Crepúsculo', vuelve a la pantalla grande con una trilogía de ciencia-ficción 'La huésped' narra la historia de una joven a la que inoculan un extraterrestre en una Tierra conquistada por invasores de otros mundos

Vídeo: LUIS ALMODÓVAR / PAULA CASADO
Ana Marcos

La escritora Stephenie Meyer carga con una mochila de 100 millones de libros vendidos y casi 2.560 millones de euros recaudados con las cinco películas de la saga Crepúsculo. El monto del currículo ha transformado a esta mujer mormona, nacida el día de Nochebuena de 1973 en Connecticut, en una superestrella. La condición estelar le acompaña hasta el baño, donde va escoltada por una de las personas de su equipo. Terminado el paréntesis, entra en la sala-set de televisión preparada para las escasas entrevistas a las que se presta en su visita relámpago a Madrid. Reclama de nuevo la atención de la asistente para confirmar que collar y camisa lucen bien en cámara. Luces, sonrisa, grabando. Empieza la conversación.

Meyer llega a España con la película The host (La huésped) que se estrena este próximo viernes. Los parámetros que preceden esta historia de ciencia-ficción son similares a los que configuran su exitosa saga de vampiros y hombres lobo. Primero llegó el libro en 2008, que ahora reedita Suma de Letras. Un lustro después, el filme protagonizado por otra hornada de jóvenes actores. “He tardado tanto en hacer la película porque me he tomado este trabajo como algo más introspectivo, personal”, asegura la escritora que hasta 2005 estudiaba Filología Inglesa y ejercía de recepcionista. La trama que ideó en un largo viaje en coche por el desierto se apuntala sobre una joven a la que inoculan un extraterrestre en una Tierra conquistada por invasores de otros mundos. “Tenía la sensación de que sería muy complicado trasladar a imágenes la historia de dos personajes encerrados en un cuerpo y enamorados de personas distintas”.

Por suerte, el productor Nick Wechsler no se topó con los impedimentos que imaginaba Meyer y en poco tiempo no solo había resuelto la problemática audiovisual, sino que hasta había cumplido con los deseos de la autora: Andrew Niccol, director de Gattaca, afrontaba el reto. “El paso a la ciencia- ficción me ha resultado muy natural”, explica, “siempre me ha gustado el género porque te permite desarrollar la fantasía en situaciones que son técnicamente posibles”.

En las más de 800 páginas que recorren la novela, los personajes de Melanie Stryder, Wanda, su alma invasora, Jared e Ian superan la edad adolescente. En el filme, Saoirse Ronan, candidata al Oscar por Expiación, Max Irons y Jake Abel se quedan en los veinte, en una nueva apuesta por captar al público más joven. “Tenía miedo de que se convirtiera en una película sobre adolescentes, cuando la cuestión de la edad es completamente intrascendente en este caso”, asegura. Su resistencia final, por el contrario, fue mínima. En el momento en el que el nombre de Ronan salió a colación, el resto del reparto fue cayendo sin remilgos. “Lo importante es la manera de afrontar la soledad en mitad de una invasión alienígena, la madurez de los personajes”.

La defensa le sirve además para cavar una zanja entre su trabajo y el de la madre de Harry Potter, J. K. Rowling, siempre en el extremo opuesto de la comparación. Primero porque en un ejercicio de humildad calculada –no perderá la sonrisa en toda la conversación- no se reconoce en la categoría de escritor de best sellers: “Es algo que nunca me planteo”. ¿Cree que el término tiene alguna connotación negativa, en concreto, entre los autores? “Nunca me expongo a ese tipo de críticas o comentarios, así que no sabría contestar a esa pregunta”. Y remata con una anécdota: “Mi primer libro me pareció malísimo. Solo gracias al apoyo de mi hermana me atreví a enviarlo a varios agentes y finalmente salió publicado”. Tal es la incertidumbre sobre su obra que aunque sus trabajos se encaraman a las listas de los más vendidos -26 semanas en el caso de la de The New York Times-, sigue sin saber por qué gustan a la gente.

Reconocida mormona, madre de tres hijos con su novio de la infancia, Meyer explota con naturalidad el recurso del amor romántico en sus creaciones, aunque vuelva a negar el artificio, como en el caso de la juventud de sus actores. “En La huésped se va más allá de esta concepción amorosa”, afirma. “Es la lucha del ser humano por sobrevivir en una pequeña comunidad cuando el mundo se está acabando, además de la disputa personal de un cuerpo por sobrevivir a su invasor”. La realidad audiovisual le devuelve un nuevo triángulo amoroso, igual de “ideal, puro y fantasioso” que el que viven sus personajes de Crepúsculo. Por supuesto, nada de sexo. Si en la historia de vampiros prevalecían los valores de la virginidad hasta el matrimonio y la cama como seguro para la pervivencia de la especie; los alienígenas y humanos, aunque igual de atractivos, practican la religión de la contención. Meyer solo concede un fugaz recuerdo de cama al espectador.

“Me planteo si habrá gente que entre en las salas buscando repetir los sentimientos que les produjo Crepúsculo. Espero que le den una oportunidad porque van a experimentar una sensación distinta”, avisa Meyer al público. Si la primera entrega no les causa ese sentimiento que pretende, dos más están por llegar: El alma y La buscadora. “Aún estoy en mitad del segundo libro, la verdad es que nunca creí que pudiera convertirse en otra trilogía”.

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Sobre la firma

Ana Marcos
Redactora de Cultura, encargada de los temas de Arte. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Fue parte del equipo que fundó Verne. Ha sido corresponsal en Colombia y ha seguido los pasos de Unidas Podemos en la sección de Nacional. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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