_
_
_
_
_
opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Traseras

David Trueba

Si dejas de mirar alrededor porque lo más visible carece de interés, te pierdes lo que está detrás, allá, escondido. Hay una pequeña joya que se puede visionar en Filmin titulada Una historia para los Modlin, puesta en escena por Sergio Oksman. Todo empezó en la calle Pez, valiosa como todas las calles traseras, a espaldas de calles que creemos importantes, en este caso la Gran Vía de Madrid. Allí el fotógrafo Paco Gómez encontró hace años un montón de objetos, detalles y recuerdos de una familia americana. Primero fue una indagación y luego una exposición y ahora cine.

El sugerente árbol genealógico lo componen el padre, Nelson, actor sin fortuna en Hollywood y luego en España, al que la película localiza en una escena de la mítica La semilla del diablo, y a partir de ese hilo logra contagiar de una atmósfera a lo Polanski los casi treinta minutos de delirio y sombra. La madre, Margaret, retrata a su marido y a su hijo Elmer en cuadros apocalípticos, imbuida de una trascendencia que pone los pelos de punta, y que quizá ahora logre. El hijo, que llega a España para evadir el Vietnam, marcado seguramente por la entrada de su padre en las ruinas de Nagasaki, es la rama más diluida de la historia, víctima quizá de un sueño ajeno.

Pero las películas se ruedan porque no se pueden contar, porque lo fundamental es la manera en la que el documental, ya muy premiado, dispone los materiales, con la sencillez de unas manos que colocan una foto tras otra, en juego con el paso del tiempo visto desde la perspectiva del mejor cine, ese que abre más interrogantes de los que cierra. Hay una voz narradora americana que seguramente ayuda a desespañolizar el invento, algo por desgracia necesario, porque nada odiamos más aquí que lo nos suena cercano. Pero es esa lejanía oceánica, por más que transcurra entre ventanas a la calle Pez o fueran vecinos de mesa en el comedor de El Bocho, la que seduce en esta gran película, cine diminuto y frágil que se esconde tras el gran paquidermo del negocio. Nos recuerda que el único tesoro es el que encontramos rebuscando entre la basura.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_