_
_
_
_
_

Pablo Milanés: “Cuba cambia, pero lo hace lentamente”

El músico presenta su nuevo disco con el título provisional 'Renacimiento' Un trabajo en el que reflexiona sobre la cotidianidad cubana

El cantautor cubano Pablo Milanés.
El cantautor cubano Pablo Milanés.

Pablo Milanés acaba de terminar un nuevo disco en su estudio de La Habana y le ha puesto el título provisional de Renacimiento, lo que no implica que estemos ante un “Pablo distinto”, asegura, aunque sí más “reflexivo” al abordar los temas de “la cotidianidad cubana” y con un interés evidente por rendir homenaje a ritmos de mucho fundamento, aunque “a veces olvidados”, como el guaguancó, la conga o el changüí guantanamero, una de las semillas primitivas del son.

Pablo Milanés (Bayamo, 1943) está de regreso. Y lo está por partida doble: porque vuelve con una decena de canciones nuevas casi cinco años después de Regalo, disco con una gran carga política y muy crítico con el estado de las cosas en Cuba, y también porque regresa a España a ofrecer varios conciertos después de la abrupta interrupción de su última gira, en marzo, tras ser operado de urgencia por una hernia umbilical.

Cinco años no son pocos. “Ahora las ideas tardan más en madurar”, reconoce. “Si antes todo salía muy espontáneo, con el tiempo uno empieza a imponer los conocimientos, la sabiduría, el oficio, y todo sale de modo más pensado”, afirma el cantautor de la Nueva Trova Cubana.

A diferencia de otros artistas cubanos, tanto en sus declaraciones como en sus letras desde hace tiempo Milanés se ha mostrado crítico con la marcha de las cosas en Cuba. En Regalo tenía temas como Dos preguntas de un día, en el que reflexionaba sobre las heridas abiertas en estos 50 años de revolución y se preguntaba abiertamente si “mereció la pena”. Pablo asegura que a él sí le han “merecido la pena” aquellas canciones y opiniones, pese a que algunos las consideraron casi traición. “Creí que había que decir esas cosas en ese momento y lo hice, no me quedé callado, así que como creador estoy satisfecho…”, considera, aunque, bromea “en lo comercial y en lo promocional no tanto, pues esas canciones casi no se han conocido. No son temas comerciales, no interesan”. No dentro de Cuba, por supuesto. Pero tampoco fuera.

Pablo no se arrepiente, aunque ahora prefiere descansar de ese bregar político que, asegura, le ha desgastado y le ha costado parte de su salud. Ello no excluye que en su nuevo álbum trate asuntos ciudadanos, como en Los males del silencio: “El silencio adormece / los más dulces sentidos / sin valor y sin tus bríos / el silencio te envejece”, dice una de sus estrofas. Y otra sentencia: “El silencio va minando / toda tu felicidad / solo es miedo o es maldad / que tu rostro va mostrando / el silencio no surgió para vivir / el silencio renació para morir”. Pablo afirma que sigue siendo un cronista de la vida. De sus cosas bellas, como el amor, y de las realidades más duras.

Inicia ahora una gira por España (Cádiz, 13 de octubre, Madrid, día 15, y Melilla, día 17), que luego continuará por América. No se trata de la presentación del nuevo disco, que no saldrá hasta 2013, aunque ante el público español sí tocará algunos de sus nuevos temas, como Dulces recuerdos, una memoria del día que se legalizó en España el Partido Comunista, en 1977. “Ese día estaba yo en Madrid y lo viví desde mi hotel, fue un día muy hermoso”.

La letra, que de una sutil melodía desemboca en una conga endiablada, cuenta: De pronto se escucharon grandes gritos de alegría / yo miré por la ventana: y las calles se llenaban de consignas / En voz alta que gritaban: libertad / El Partido ha renacido… Libertad / No fumabas, no bebías / solamente te embriagabas / del futuro que vendría”. Convengamos que una conga con esta letra no es lo usual, pero además el disco contiene un canto a La Habana a ritmo de guaguancó en el que le habla a la ciudad que le abrió los brazos y que ahora está “mustia y marchita”. También hay música renacentista e isabelina, ritmos caribeños, rescate de músicas tradicionales como el changüí...

“Ese es un poco el espíritu: hay un interés por dar prueba de cómo se imbrican todas las músicas y las tendencias”, asegura, “pues en realidad sólo hay dos tipos de música: la buena y la mala”. De sus últimos discos dice que quizás este sea el que tiene más “ideas musicales” suyas, aunque los arreglos y la dirección musical son de Miguel Núñez, con quien trabaja desde hace 25 años.

Además de músico, Pablo Milanés se considera sobre todo una persona responsable y preocupada por los problemas de su país. Por eso no se calla. “El silencio destruye”, dice en su canción. Cree que “en Cuba ha habido cambios, pero que se avanza muy lentamente”. El problema, asegura, es “saber dónde esta la burocracia; si arriba, en medio o abajo. Es lo que no se sabe. Pero hay una burocracia brutal que impide el desarrollo de las ideas y los cambios”.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_