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El amigo ausente

“Lo que debería ser celebración de una fiesta es, no puede ser otra cosa, la evocación de una ausencia. Ausencia en el ámbito literario e intelectual, pero sobre todo física, que nos afecta a todos y que por ello mismo, por la fuerza que se nos impone, se trueca en presencia. El ausente está con nosotros, en cada uno de nuestros pensamientos y emociones, y a él van e irán dirigidas las palabras que pronunciamos y pronunciaremos, porque le vemos, los sentimos, casi lo tocamos, aquí en este bello paraje que amó y que le inspiró la idea de recuperar el prestigioso premio tras largos años de exilio y olvido”, ha afirmado Juan Goytisolo en la ceremonia de entrega del Premio Formentor de las Letras.

El bullicio en los jardines del hotel, frente a la bahía de Formentor, donde se ha celebrado la ceremonia, se cortó de repente: todos en pie, un minuto de silencio por la muerte de Carlos Fuentes. Luego aplausos por el amigo ausente y presente, como repitió varias veces el escritor.

El mundo no sería el mundo sin el poder revulsivo de la literatura que todo lo vertebra, añadió Goytisolo y citó a Fuentes, a García Márquez, Cortázar, Vargas llosa, Lezama, Onetti, Cabrera Infante… “que reivindican la hibridez, bastardeo y mescolanza de ser hijos de la Chingada que ha sido, es y será la literatura”.

“El ausente aquí presente y la pléyade de autores de nuestra lengua común y diversa de ejemplar singladura creativa son el faro que alumbra y alumbrará en el futuro el sendero inhóspito de quienes con valentía y casi heroísmo desafían la peor y más taimada censura: la comercial”.

También el escritor y académico Juan Luis Cebrián, que glosó la figura y la obra de Juan Goytisolo, inició su intervención refiriéndose a la “dolorosa ausencia de Carlos Fuentes”. Cebrián habló la evolución literaria de Goytisolo y sus características en el contexto de sus tiempos, países y en relación a otros autores y también con los inmigrantes. “Cortázar, García Márquez, Vargas Llosa y el propio Fuentes, encabezaban una extensa nómina de escritores que pugnaban a la vez por la revolución política y la renovación estética, tanto del lenguaje como de la carpintería literaria. Les distinguía un cosmopolitismo entonces todavía muy escaso en nuestro país”. “Los jóvenes de entonces nos rebelábamos contra el mundo bipolar, plagado de certidumbres y admoniciones. Habíamos descubierto la gran estafa que la cultura oficial había perpetrado sobre nuestra historia, sobre nuestros orígenes y motivaciones, sobre nuestro destino y vocación colectivos. Veíamos en la literatura, una vez más, la oportunidad de liberarnos”.

“En esa saga de inconformismo, encontramos a Goytisolo al comienzo de la década de los sesenta, parisino de adopción y español a contracorriente, desilusionado por el rigor mortis de la izquierda marxista y horrorizado por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y sus patrióticas huestes del Boletín Oficial del Estado. Comenzaba entonces el autor un ciclo narrativo nuevo que habría de recorrer, en solitario, durante más de cuatro décadas”.

“En novela lo ha intentado todo, y todo le ha salido bien. Pero su prosa brilla igualmente como corresponsal de guerra, columnista político y crítico literario”. “El humor tiene un papel importante en su literatura, llena de sugestiones, de bromas, de tics y descarajes. Es un humor inteligente, erudito y mordaz, que nos remite a la a la sorna de Cervantes y a la cruel diatriba de Quevedo”.

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