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“Soy tan embajador de España como el flamenco”

Carlos Núñez lleva a Santander su último disco y presenta un documental con fusiones brasileñas El gaitero gallego critica la falta de apoyo a la música celta española

El músico gallego Carlos Nuñez, en la playa del Sardinero, Santander
El músico gallego Carlos Nuñez, en la playa del Sardinero, SantanderPablo Hojas

Carlos Núñez se marchó hace tres años a Brasil con sus hermanos, Elena y Xurxo, tras la pista de su bisabuelo, que desapareció en 1904. El gaitero español no sólo encontró noticias de quien parece ser su bisabuelo, sino que se dejó atrapar por el encanto del país. De ahí surgió un documental, su último disco y una colaboración para crear la banda sonora de un espectáculo del grupo teatral brasileño Corpo que homenajea al trovador medieval gallego Martín Códax.

Hoy lleva la música celta al Palacio de la Magdalena, en Santander, en el marco de las noches culturales de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. Anoche presentó ante unas 70 personas el film Brasil somos nos, dirigido por Robert Bellsolà, en la Filmoteca de Cantabria. El largometraje recorre una parte de la historia musical del Brasil, en la búsqueda de las conexiones entre la cultura galaico-portuguesa (especialmente la gallega) y narra como la guitarra le ganó a la gaita la carrera musical por América aunque, según el músico, el sonido celta se adaptó a otros instrumentos como el acordeón y perdura en el repertorio musical de las ciudades.

Siempre reivindica la música de Galicia con frases como “los artistas celtas somos indies antes que aparecieran como género”. A pesar de su fama internacional, se siente un poco marginado e incomprendido por los medios y las instituciones en España. “Yo no existo en la televisión española” asegura rotundamente alegando que se la da más relevancia a otros géneros musicales aunque él, como representante de la música celta gallega, sea “tan embajador de España como el flamenco”. No cree que este género esté desfasado porque ha ido adaptándose a los nuevos tiempos ya que la música en sí “tiene que reinventarse para sobrevivir”. Y no le ha ido mal. Según cuenta, hace unos 100 conciertos al año, especialmente en el extranjero. El próximo en España será el 31 de agosto en Oviedo.

Y aunque considere que su música no sea tan visible como otras tiene un público muy fiel. En la presentación del documental, el gaitero salió a entretener a los asistentes mientras se solucionaba un fallo técnico y tocó dos canciones. El auditorio quedó encantado y mientras el personal de la filmoteca pedía disculpas —la función tuvo que ser suspendida— se escuchaban voces entre los espectadores que decían “toca otra, no importa si no funciona”.

Al planteársele la idea de que uno de los problemas del género musical celta español es la falta de más exponentes, talentos que sean reconocidos a nivel nacional, el gaitero, de 41 años, asegura que quizás en su caso le haya tocado en la música celta lo que a Paco de Lucía con el flamenco, ser la punta de lanza a nuevas generaciones. Y no descarta apadrinar nuevos talentos del género, aunque no concreta nada.

Insiste que uno de los problemas del país es que se encuentra prisionera de sus propios tópicos. “Estamos en un momento de transición en el que se puede aprovechar para apostar por otras cosas” dice Núñez, y que en el caso de la cultura requerirá de una nueva adaptación al mercado. Por ello apoya la creación de una ley del mecenazgo.

Poco dado a hablar de su vida privada, Núñez asegura que se inspira de la naturaleza, y aunque no tiene una mascota, si tiene una casita cerca del mar, donde está su estudio de grabación y donde huye del ruido acústico para inspirarse. En su tiempo libre practica pilates y deportes acuáticos, aunque afirma que vive sólo para su música y que “la vida es esos minutos que le robas al trabajo”.

En el disco, Alborada do Brasil —su primer disco en seis años—participa Carlinhos Brown, con quien toca Padaria Elétrica da Barra en alusión a que el primer trabajo de Brown fue en una panadería gallega que le da nombre al disco. También pueden apreciarse las voces y los ritmos de artistas brasileños como Lenine, Adriana Calcanhotto, Fernanda Takai, Dominguinhos, así como los irlandeses The Chieftains, sus mentores.

Entre sus trabajos anteriores están A irmandade das estrelas, Os amores libres, Almas de Fisterra y Mayo longo. Además ha compuesto la banda sonora de Mar adentro, que le abrió el camino a otras colaboraciones en el cine en películas como Seda y The Water Horse.

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