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‘The Office’ contra ‘The Wire’

En el combate de hoy el salto a la fama de Ricky Gervais con su brutal visión de una oficina Se enfrenta con los bajos fondos morales y sociales de Baltimore

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The Office

Por J. P. Velázquez-Gaztelu

La serie que lanzó al estrellato a Ricky Gervais (Reading, 1961) es un retrato despiadado de las relaciones laborales, la estupidez humana y el abuso del poder. Una empresa de venta de papel ubicada en una triste zona industrial de Slough, al oeste de Londres, es el escenario elegido para esta tragicomedia, no muy distinta de la que viven diariamente millones de oficinistas en Madrid, Moscú o Sidney.

Con un formato a medio camino entre el falso documental y la sitcom, The office fue concebida, escrita y dirigida por el prolífico dúo Ricky Gervais-Stephen Merchant. Los 14 capítulos de la serie tienen como protagonista a David Brent (Ricky Gervais), un jefe déspota, mentiroso y patético que, en su delirio, se cree guapo, eficaz y querido por todos. Gervais y Merchant no dejan títere con cabeza. Los seres que habitan la oficina (trabajar sería mucho decir) son serviles, arribistas, vagos, envidiosos… seres humanos al fin, tristes habitantes de este mundo.

Que no se desanime el espectador: aunque muchos de los capítulos de The office dejan un regusto amargo en la boca, la risa está garantizada, tratándose como se trata de una obra de genuino humor británico. El capítulo en el que David Brent -integrante en los ochenta del grupo musical Forgone Conclusion- toma una guitarra e invita al personal de la oficina a cantar juntos es historia de la televisión. Gervais y Merchant ha hecho cosas muy buenas después, pero superar lo conseguido con The office va a ser prácticamente imposible.

The office se estrenó en Reino Unido en el verano de 2001. Sus mediocres niveles de audiencia hicieron que la BBC estuviera a punto de cancelar la emisión. Cosas de la vida, ha acabado siendo el producto televisivo de ficción más exportado en la historia de la cadena. La cadena estadounidense NBC comenzó en 2005 a producir su propia versión de la serie, protagonizada por Steve Carell (Pequeña Miss Sunhine, Superagente 86). Tras un estreno flojo, acabó levantando el vuelo y va ya por la novena temporada. Televisiones de Francia, Alemania, Israel, Chile, Brasil, Suecia y la provincia canadiense de Quebec también han hecho sus propias adaptaciones.

Mientras tanto, Gervais y Merchant han seguido trabajando juntos en proyectos como Extras y The Ricky Gervais Show. Convertido en toda una celebridad en EE UU, Gervais ha presentado las dos últimas ceremonias de entrega de los Globos de Oro, con gran polémica por sus provocadores comentarios sobre las grandes estrellas de Hollywood.

The wire

Por Carmen Pérez-Lanzac

Ataco estas líneas con la arrogancia de quien se cree ganador. Los de este bando pensarán lo mismo. Los fans de The wire somos así de intensos. Pero, ¿qué otra serie hace un retrato más crudo y realista de la sociedad estadounidense contemporánea? Sus cinco temporadas abren los ojos a la triste corrupción de un sistema cuyas instituciones “prefieren hacer una carnicería con los suyos antes que cambiar”, en palabras de su creador, David Simon, que ha logrado lo que parecía impensable: la gran novela americana llevada a televisión.

The wire no engancha a la primera. Su estreno pasó casi inadvertido. Hay que darle tiempo y muchos se quedan por el camino. Pero Simon no hace concesiones; le preocupa más que camellos y policías se sientan retratados que sumar seguidores. “La pauta que sigo para intentar ser verosímil desde que empecé a escribir ficción es muy sencilla: que se joda el espectador medio”. ¡Di que sí Simon!, gritamos sus secuaces. Por no hacer, no hace concesiones ni con el lenguaje. Solo los de Baltimore de toda la vida entienden a sus protagonistas. Si algún hispanoparlante ha sido capaz de ver toda la serie en versión original… que le pongan una placa en alguna esquina del puerto.

The wire te va atrapando poco a poco. Y una vez dentro se convierte en obsesión. En eso quizá rivalice con Perdidos… hasta que Perdidos la pifió (perdón por malmeter contra un contrincante). Más que una serie, con The wire uno tiene la sensación de estar viendo la vida. Y eso es porque Simon estuvo allí antes. Periodista de sucesos pasó un año en el departamento de Homicidios de la Policía de Baltimore y otros 12 cubriendo los bajos fondos de su ciudad para el periódico The Baltimore Sun. Y se nota.

Porque solo en The wire resulta creíble una escena de cinco minutos en la que se repite 34 veces la palabra fuck. Porque ha dejado el listón muy alto. Porque Vargas Llosa es fan. Porque si fuese un autor contemporáneo, Shakespeare también habría creado un personaje como el ladrón de traficantes gay Omar Little. Porque qué viva la HBO. Porque la quinta temporada, sobre el declive de la prensa escrita, te deja los pelos de punta (especialmente si eres un periodista de prensa escrita). Porque de vez en cuando una vocecita en tu interior susurra shiiiit… Me quedo con The wire.

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