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Wilco: mismo cuento, igual triunfo

La banda de Jeff Tweedy marca con su directo impecable el Primavera Sound de Barcelona Lo acompañan algunos nombres locales y la revisión del pasado

Jeff Tweedy, líder de Wilco, en el Primavera Sound.
Jeff Tweedy, líder de Wilco, en el Primavera Sound.MARTA PÉREZ (EFE)

La primera jornada completa del Primavera Sound ya es historia. Como en los cuentos que tantas veces nos contaron de niños, cuentos siempre iguales cuyo final no era una sorpresa pero que gustaban por las certezas que entrañaban, esta primera jornada revalidó el triunfo de Wilco, banda talismán de un festival en el cual sus presencias son contabilizadas como éxitos. Además de la banda de Jeff Tweedy, en el Fórum se reiteró que, en música, el pasado es un activo, registrando el éxito de grupos como Mazzy Star. Menos suerte hubo con las novedades, pues la que estaba llamada a ser la más triunfal en el primer tramo de jornada, la encarnada por Grimes fue torpedeada por un sonido inadecuado y por un show más bien de tómbola. Por su parte, los grupos nacionales brillaron en las primeras horas de la tarde, justo cuando la atención del público parece solo orientada a huir del sol.

Wilco salieron al escenario principal a las 23.00 en punto, justo en hora. A partir de la primera canción, Poor places, dejaron claro que son una banda de directo impecable. Puede que sus canciones no suenen tan matizadas como en disco, pero el trenzado de sus guitarras, la voz, el tono en crescendo de algunas piezas, la concurrencia de los teclados y el engrase general del grupo garantizan resultados fuera de discusión. Y con canciones como Art of almost o Impossible Germany, hay pocos argumentos para resistirse. Por su parte Mazzy Star, con la voz sensual e inaprensible de Hope Sandoval, elevó un sonido propio de catedral brumosa, lento, majestuoso y narcótico. Como en la víspera ocurriese en el aperitivo del festival con The Wedding Present, no se sabe si las canciones de estos grupos no se han quedado atrás en el tiempo o es que los tiempos no han corrido hacia adelante. Mazzy Star parecieron casi la misma banda que a comienzos de los noventa. ¿Es un mérito?.

Mazzy Star parecieron casi la misma banda que a comienzos de los noventa. ¿Es un mérito?.

A la hora más cercana a los horarios estelares, el Sr. Chinarro fue la primera banda nacional que dispuso de un espacio razonable para dejar oír su voz en el Primavera Sound. El Sr. Chinarro, socarrón como en él resulta habitual, despachó un concierto que centró su primera mitad en las canciones de su último disco. Con una banda ampliada a cinco miembros, abrió con piezas como Brasilia, Tu elixir, Todo acerca del cariño o La ley de Murphy, que al menos en los instantes siguientes no le deparó contratiempo alguno. A esa misma hora la presencia británica colapsaba el escenario donde actuaba Grimes. La nutrida presencia de público aclaró que su éxito es muy anglosajón. La canadiense ocupó en solitario el escenario para ofrecer música de baile, una saturación de graves y subgraves que martilleaba los tímpanos con frecuencias casi palpables. Se puede decir sin ningún género de dudas que la suya fue la primera actuación triunfal del festival. Los hay que aún buscan las razones.

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A primeras horas, bajo el sol, ya había público dispuesto a escuchar a Pegasus y a Doble Pletina, las bandas que ocuparon simultáneamente dos escenarios que permitían al curioso ir de uno a otro sin perder del todo el rastro del sonido de cada uno de ellos. Pegasus hacen un pop electrónico con bases sintéticas y alma pop, que se manifiesta por medio de una voz femenina más que correcta. Por su lado, Doble Pletina, con su público instalado cómodamente en la sombra, hacía disfrutar con su pop de apariencia ingenua y tono pelín lánguido, aunque dejando ir chispazos que hacen pensar en algo más que en una banda consabida. A todo esto, estupenda la sensación de desplazarse de un escenario al otro para comprobar que en algunos sitios sonaba algo parecido a la fusión entre ambas bandas. El año que viene igual actúa un grupo que suene así.

A esa misma hora los inclasificables Estrella de David se marcaban un estimable concierto considerando que a David le encanta sonar desmañado, aparentemente indiferente a todo. Y sin bajo, con tres guitarras, teclado y batería. Su sentido del humor, cáustico y ácido, se manifiesta en sus propias letras y en su misma forma de cantar, completamente ajena a las normas más elementales. De hecho David esconde bajo su apariencia sarcástica, un corazoncito que solo muestra cuando se ve muy apurado. Pero la primera gran sorpresa de la tarde, cuando el sol aún caía de forma irremisible y casi inevitable, vino desde Portugal. El grupo en cuestión, Linda Martini, resultó un cuarteto en una onda de hardcore ruidoso, tautología al canto, intenso, feroz y salvaje aunque muy controlado y bien perfilado.

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