Invierta en cine: desgrave un 40%

Entre el pasado “insostenible”, aquella bóveda celestial tachonada de subvenciones a películas —que a lo mejor sí, a lo mejor no, irá a ver público— y el “realista” futuro en el que las desgravaciones fiscales de hasta un 40% permitirán “un reparto de los dineros más justo” (dice el Gobierno), al cine español le espera un presente de rodajes paralizados, profesionales sin perspectiva e incertidumbre para un sector que observa cómo se ha corrido a aniquilar un modelo de sostenimiento del sistema, sin tener listo el recambio. Al menos, eso se desprende de un sondeo realizado entre una docena de personas del mundo del cine, que pintan un panorama cuya descripción se puede resumir en “un tejido industrial en desintegración”.

El escenario anterior a los nuevos presupuestos se ha convertido súbitamente en historia. Por si quedaban dudas, ahí estaba ayer por la mañana José María Lassalle, secretario de Estado de Cultura, con cara de malas noticias, para desgranar los recortes culturales y hablar detalladamente del recorte del 35% en el Fondo de Protección a la Cinematografía. “El modelo de ayudas al cine era insostenible, como ha demostrado la llegada de esta crisis económica y perpetuaba una espiral de gasto comprometido sin sentido”.

¿Y cuál es ese nuevo modelo hacia el que camina la industria? Uno que esté regido no por la esperada Ley de Mecenazgo (propuesta estrella del binomio Lassalle-Wert, aún sin concretar), sino “por una política de desgravaciones fiscales”, a cuyos detalles tampoco quiso bajar el secretario de Estado.

Esa es la teoría. La práctica esconde, según ha podido saber este diario, una negociación entre los productores y el Ejecutivo para fijar cuantías de desgravación para los inversores de hasta un 40%. Para llegar a ese nuevo régimen será crucial una reunión la semana que viene “al más alto nivel del Gobierno”, en la que se pondrá sobre la mesa que el 18% de desgravación previsto por la actual Ley del Cine nunca ha servido para animar a los inversores. Y menos aún ahora, en un clima de desánimo generalizado.

Suponiendo que se venzan las históricas resistencias de Hacienda a aumentar ese porcentaje (varias fuentes apuntan a que el recorte en Cinematografía fue exigido por el propio Cristóbal Montoro, urdidor de los presupuestos), aún quedan muchas preguntas encima de la mesa, que se resumen en la que plantea Pedro Pérez, presidente de los productores. “¿Qué pasará con el cine hasta que el sistema de desgravaciones fiscales entre en vigor en los presupuestos, como pronto, de 2013?”. De momento, el panorama es desolador: este año se han comenzado 25 rodajes (de ellos, solo 10 son largos) frente a los 74 del mismo periodo de 2011.

Y la cosa no tiene visos de mejorar. Un reputado productor, que prefiere mantenerse en el anonimato, explicaba ayer: “Empiezo una gran película en julio. Tenía un plan de negocios que ahora no vale. ¿Con qué parámetros creo el nuevo? ¿Qué ocurrirá cuando estrene en 2013? Para eso paro el rodaje. Me afecta a mí y a todo un equipo y sus familias”.

Pese a todo lo cual, Lassalle aseguró ayer que el recorte de estos presupuestos “no es tanto”. Para ello mostró un cuadro que relaciona el presupuesto inicial (que ha pasado de los 76 millones de 2011 a los 49 de los presupuestos) con las obligaciones reconocidas, que es lo que se debe en términos de producción de películas del año anterior: en 2011 la cuantía ascendió a 69 millones y en los actuales se calcula que serán 39. En la resta de ambas cifras encuentra Lassalle la demostración de que estamos “ante un ajuste ponderado, modulado y responsable”. Fuentes del sector dudaron de este cálculo. Los 69 millones de 2011 se corresponden a la amortización de producciones de año y medio (2009 y primer semestre de 2010). Los 39 millones que han servido a Lassalle para fijar un “presupuesto acorde con la realidad” solo se refieren a medio año: el segundo semestre de 2010. Ayer el BOE ya publicó una convocatoria de esas ayudas por valor de 35 millones. ¿Qué pasará entonces con 2011?

En el desglose presentado se pone además negro sobre blanco la desaparición de las ayudas a filmes en lenguas cooficiales y a las tv movies. Ramon Colom, presidente de PROA, asociación de productores que agrupa principalmente a creadores catalanes, es decir, en lengua cooficial, encuentra un culpable para el negro presente del cine español: “No conozco a Montoro, pero la lectura de los presupuestos es claramente desfavorable a la industria de creación del siglo XXI. El ministro ha actuado por impulsos ideológicos”. “Y hoy”, continúa Colom, “lo de las desgravaciones es un canto de sirena, porque estoy convencido de que Hacienda se opondrá cuando llegue el momento”.