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62ª EDICIÓN DE LA BERLINALE
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Sombrío Marsh, diáfano Mendoza y veraz Jolie

Sigo sin tener claro si esa mujer tan hermosa y magnética llamada Angelina Jolie es una buena actriz. Pero después de ver En tierra de sangre y miel, no tengo la menor duda de que es una narradora apreciable dotada de inteligencia y sensibilidad

Carlos Boyero
De izquierda a derecha, el director de cine James Marsh posa junto a los actores británicos Andrea Riseborough y Clive Owen durante la presentación de la película 'Shadow dancer'.
De izquierda a derecha, el director de cine James Marsh posa junto a los actores británicos Andrea Riseborough y Clive Owen durante la presentación de la película 'Shadow dancer'.JOERG CARSTENSEN (EFE)

James Marsh consiguió hace tres años el Oscar al mejor documental con Man on wire, la historia de un funanbulista que cruzó a través del alambre las Torres Gemelas. No era solo una lírica apología de la destreza y el riesgo, sino que también penetraba en la turbia y desquiciada personalidad de ese héroe y en el extraño grupo de gene que le ayudó a conseguir la hazaña. Lo que veíamos y lo que nos sugerían tenía un halo inquietante. Marsh ha saltado del documental a la ficción en Shadow dancer, una ópera prima mas que interesante, en la que al igual que en Man on wire te mantiene fascinado mientras que la ves y al final te deja un regusto amargo, te hace pensar en la complejidad que posee la conducta de esos personajes trágicos.

Ambientada en Belfast al comienzo de los años noventa, describe la captación como informante que hace el servicio secreto inglés de una terrorista irlandesa, mujer joven y acorralada cuya herida familia e intimidante entorno pertenecen ancestralmente al IRA. No hay nadie salvable en esta dura historia, perseguidores y perseguidos practican un juego brutal y mezquino, el engaño, el chantaje, la tortura, la venganza y la manipulación son la moneda común en una guerra aún más sucia de lo habitual, sin posibilidad de escape, en la que todos son verdugos y víctimas. Marsh crea una atmósfera opresiva, sabe transmitir sensaciones tan violentas como perturbadoras.

Desde hace un tiempo, los festivales de cine se disputan arduamente la presencia de cualquier película que lleve la firma de Brillante Mendoza, un director filipino al que la consabida crítica y los vanguardistas espíritus que dirigen los festivales se han empeñado en poner de moda como el nuevo genio del cine. Moda reducida inevitablemente a estos subvencionados guetos del elitismo cinematográfico, ya que el público no podrá juzgar esa obra supuestamente brillante porque ni los distribuidores y exhibidores mas osados se atreven a estrenarlo. Pensando en su negocio y en que los espectadores no les exijan el libro de reclamaciones. Mi problema con el cine de Brillante Mendoza no es solo que no lo entendiera o que me hiciera bostezar, sino que tampoco conseguía vislumbrarlo, ya que sus imágenes eran vocacional y permanentemente oscuras. Imagino que esa negrura tendría poderosas razones simbólicas, pero mi cansada vista ya no está para aventuras artísticas.

Pero me ha ocurrido algo fascinante con la última película de Brillante Mendoza, titulada Captured. Y es que además de estar iluminada comprendo lo que me está narrando. Y es el espanto de que un grupo de talibanes te secuestren durante un año a través de selvas exigiendo un rescate que se demora o que no llegará nunca, que el ejército que debe intentar liberarte ofrezca el mismo infierno de sangre y fuego a los secuestradores que a sus inocentes víctimas. Mendoza retrata con precisión, cámara a mano, el estupor inicial, el terror progresivo, los angustiosos intentos de supervivencia, la desolación absoluta al constatar que su libertad solo era una ilusión, de un grupo de occidentales y nativos que han tenido la desgracia de que Al Qaeda los considere golosa mercancía de cambio. No han aparecido los aplausos al final de la proyección. Los fans de Brillante Mendoza deben de haberse sentido estafados y traicionados, juzgarán con decepción que su ídolo ha elegido el camino convencional y fácil en vez de seguir experimentando con su deslumbrante estilo anterior. A lo peor es que Mendoza ha decidido que no le compensa lo suficiente ser considerado un genio solo en este tipo de eventos, que lo que él pretende a partir de ahora es algo tan demencial como que su cine se proyecte en las salas comerciales, que pueda ser apreciado por eso tan despreciable conocido como el público normal.

Sigo sin tener claro si esa mujer tan hermosa y magnética llamada Angelina Jolie es una buena actriz. Pero después de ver En tierra de sangre y miel, no tengo la menor duda de que es una narradora apreciable dotada de inteligencia y sensibilidad. Su película habla de la guerra de los Balcanes con autenticidad y sentimiento, con personajes y situaciones que desprenden credibilidad. Si no existieran los títulos de créditos todos pensaríamos que esta historia y este ambiente solo podrían filmarla un director serbio, croata, bosnio, montenegrino o albanokosovar. Insólitamente, la ha dirigido alguien que encarna el supremo estrellato de Hollywood. Angelina Jolie ha aparcado su esplendorosa imagen para retratar con verosimilitud un horror lejano. Tiene mérito, mucho mérito.

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