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Raúl Arévalo, el mejor actor a su pesar

El madrileño protagoniza ‘Promoción fantasma’ y prepara el salto a la dirección

Gregorio Belinchón
El actor Raúl Arévalo
El actor Raúl Arévalo LUIS SEVILLANO

Es un runrún que recorre la espina dorsal de la industria cinematográfica española, que se oye entre directores y en los rodajes: Raúl Arévalo es el actor de su generación de mayor talento, un grupo además muy competitivo. Madrileño de 32 años (“Pues no, ya no soy un joven valor, hay muy buenos a mi lado, y desde luego son mejores las chicas que los chicos”), siempre ha sobrellevado el sambenito de parecerse a Sean Penn (“Le admiro tanto. Ojalá madure como él y llegue a ser la cuarta parte de lo que es él”). Ahora le preocupan otras cosas: una incipiente tripita “que ya estoy rebajando” y su salto a la dirección. Al tiempo. Por ahora se dedica al lanzamiento de Promoción fantasma, una comedia que parece pensada para el gran público, con múltiples referencias a los ochenta, y que esconde agudas reflexiones sociales y educativas. En medio, Arévalo como profesor que ve muertos, un papel que en manos de otros intérpretes les gotearía entre los dedos y que sin embargo él llena de matices, interpreta desde la seriedad y la contundencia, y hace crecer con gusto. “Pensé mucho en ese tono, hablé bastante con el director, Javier Ruiz Caldera, y acordamos no caer jamás en el chiste fácil. Darle drama, que otros fueran los graciosos. Me emparanoiaba hacer de más, pasarme de rosca”. Buenos ejemplos: El guateque, El jovencito Frankestein… “Bueno, son grandes títulos de la historia. Pero es cierto que hemos huido de tontunas”.

Raúl Arévalo es el actor de su generación de mayor talento, un grupo además muy competitivo

Mentarle a Arévalo la calidad de su trabajo, halagar su esfuerzo por hacer cosas diferentes –como pasar al teatro con Falstaff y Urtain- es como mentarle una bicha. Se retuerce en su sitio, mueve todo el torso como si le aprisionaran. “He tenido mucha suerte, de verdad que no he escogido tanto. He rodado películas que han logrado gran repercusión. Sí es cierto que no sé hacer cosas a lo rápido y fácil”. El madrileño, hijo de los dueños de un bar en Chamberí, es uno de los actores que más aman su profesión, de los que defienden la seriedad en el estudio y “que esto es una carrera de fondo, que el éxito rápido de triunfitos no va conmigo”. Resultado: cuatro candidaturas al Goya, una estatuilla como mejor secundario por Gordos, un olfato para ir viendo a los grandes y aprendiendo de ellos. Y Banderas como ejemplo máximo. “Yo hice el Che para ver dónde ponía las cámaras Steven Soderbergh. Otra cosa es si llegué a verlas [risas]. Banderas [que le dirigió en El camino de los ingleses] siempre dice que compró su libertad y ahora hace lo que quiere”.

No sé si serviré como director, pero sueño con dirigir, y me apasiona más esa posibilidad que seguir interpretando

Raúl Arévalo

En un rodaje, Arévalo pasea de un lado a otro, olisquea entre los diversos oficios del cine, aprende para dirigir: “Antes o después llegará ese momento. Por ejemplo, en los últimos tiempos me fijo más en el sonido, porque un actor a veces no es consciente de su importancia –aparte que mi hermana es sonidista-. Y eso lo he aprendido de Banderas. También el entender que hay valores humanos en los proyectos, y que debes buscar la gratificación personal en muchas ocasiones”. ¿Cuándo lo ha hecho él por encima del resultado profesional? “Sí, claro, a ti te lo voy a contar”. Después de sus cortometrajes, va a llegar el momento del largo como director. “No sé si serviré como director, pero sueño con dirigir, y me apasiona más esa posibilidad que seguir interpretando. Me empapo mucho de cine en el día a día, en el estudio y en casa. Estoy muy a favor de la labor en equipo, de que el actor sepa que forma parte de un engranaje. Banderas dice que un director de cine es un coordinador. Si tienes un buen equipo, es mágico. Hay que saber qué hacen los otros y ser muy respetuoso con los profesionales que te rodean”. Y ese largo irá de… “Quiero parar ahora y tirar por ahí. Necesito ese tiempo. Tengo un drama escrito con tintes de thriller pero se sale del género. Veremos”. Esperaremos.

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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