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¿Qué será de nuestras fotos dentro de 10 años?

Muchas de las numerosas imágenes y vídeos que hoy hacemos corren el riesgo de desintegrarse por completo. La vida media de un disco duro son 6 años

Diego Collado analiza la estética de las fotos digitales dañadas en su exposición Data Recovery.
Diego Collado analiza la estética de las fotos digitales dañadas en su exposición Data Recovery.

El fotógrafo estadounidense Levi Bettweiser reveló recientemente 31 carretes de fotografías de la Segunda Guerra Mundial que adquirió en una subasta. A pesar de las décadas transcurridas las imágenes permanecían en bastante buen estado. No son las únicas fotos que Bettweiser ha rescatado del olvido, pues en su proyecto Rescued Film difunde en internet fotos de carretes que le han sido donados.

Las extraordinarias imágenes de la fotógrafa anónima Vivian Maier, o las que guardaba la maleta mexicana de Robert Capa, han llegado hasta nosotros gracias a la perdurabilidad de la plata de los negativos. ¿Lograrán nuestras imágenes digitales sobrevivir dentro de 10, 20 o 50 años? Al margen de si las guardamos en un disco duro o en la nube, no está nada claro que superen el paso del tiempo de la misma forma que las registradas en un negativo fotográfico.

En la exposición Data Recovery del fotógrafo Diego Collado, que estos días puede verse en la Escuela Blank Paper de Madrid, es posible comprobar que las fotos digitales pueden deteriorarse. Las imágenes que se pueden ver en la muestra provienen de tarjetas de memoria de segunda mano compradas por Collado. Aunque sus propietarios originales pensaron que las imágenes que almacenaban en ellas desaparecieron al borrarlas, Collado las trajo de vuelta usando el programa que da título a la exposición.

En ningún caso su vida útil será comparable a la de soportes analógicos, como un disco de vinilo o una película fotográfica

Aunque en principio buscaba solo recuperar fotos intactas por correo electrónico, Collado cuenta que “sucedió lo inesperado: una de las imágenes se recuperó parcialmente y el vacío resultante aparentaba ser rellenado con arbitrariedad. Éste es el momento que me lleva al orgasmo mental. Reconocer que el relleno no era arbitrario, sino subjetivo (...) Podemos comenzar a pedirle a los ordenadores y programas respuestas que anteriormente habíamos considerado ser cuestión de opinión. Por ejemplo, qué color le va mejor al amarillo”.

La elección de las imágenes que realizó Collado no fue aleatoria, pues escogió aquellas que “contenían un vacío en la porción crucial de la imagen, que permitiría de otro modo, comprender exactamente qué ocurría en ellas, un vacío que permite a cada lector malinterpretar cada relato”, explica. Pero ese vacío del que habla este creador puede llegar a ser total. Pues muchas de las numerosas fotos y vídeos que hoy hacemos corren el riesgo de desintegrarse por completo.

¿Es segura la nube?

Hace unos meses, el servicio de copias de seguridad en la nube Backblaze intentaba responder a una pregunta que tiene difícil respuesta: ¿cuál es la vida útil de un disco duro? A partir de datos estadísticos y a las conclusiones de diversos estudios, entre ellos uno que realizó Google en 2007, se llegó a la conclusión de que la vida media de estos dispositivos de almacenamiento es de seis años. Eso no quiere decir que no haya discos que sigan funcionando durante mucho más tiempo, aunque en ningún caso su vida útil será comparable a la de soportes analógicos, como un disco de vinilo o una película fotográfica.

La mejor estrategia es realizar copias en dispositivos físicos y en la nube

Tampoco la nube parece un lugar completamente seguro para almacenar nuestros datos a largo plazo. El mayor cataclismo en el almacenamiento de datos en internet que se ha dado hasta la fecha fue el del cierre de Megaupload. A pesar de que sus servidores se usaban en gran medida para compartir películas y series, muchos también los usaban para almacenar sus fotos en el servicio especializado Megapix. Todo ese material se perdió cuando el FBI clausuró el servicio. Otros casos menores, pero también significativos, fueron los del cierre por causas económicas del espacio de almacenamiento Ubuntu One o el del servicio de publicación de imágenes Fotopedia.

Pero la desaparición de un servicio de esa clase no es el único riesgo para los que lo usan. Aunque no es frecuente, en ocasiones también se producen fallos y se pierden datos. Flickr, por ejemplo, eliminó por error la cuenta de un usuario con 4.000 fotos. Algo similar sucedió con un número indeterminado de cuentas de Dropbox. Otro riesgo de la nube es que alguien pueda acceder a nuestra información sin nuestro consentimiento, como sucedió en el celebgate.

Narrative Clip 2, una pequeña cámara que se lleva adherida a la ropa y que capta una foto cada 30 segundos.
Narrative Clip 2, una pequeña cámara que se lleva adherida a la ropa y que capta una foto cada 30 segundos.NARRATIVE

A pesar de todo, cada vez se confía más en Internet como soporte para almacenar recuerdos. Tanto es así que se acaba de anunciar el lanzamiento de Narrative Clip 2, una pequeña cámara que se lleva adherida a la ropa y que capta una foto cada 30 segundos. Las imágenes tomadas con ella se pueden almacenar en un servicio online creado específicamente para este dispositivo.

La mejor estrategia para que nuestras imágenes digitales no terminen desapareciendo con el paso del tiempo es realizar copias de ellas en dispositivos físicas y en la nube. Incluso no está de más crear nuestra propia nube personal. Diversas marcas de dispositivos de almacenamiento ofrecen pequeños servidores domésticos para que podamos guardar y consultar desde un ordenador, móvil o tableta nuestra información.

Entre los más interesantes están los de la empresa Synology, sobre todo por su software DiskStation Manager. Usándolo con modelos de esta marca destinados a un uso personal, como DiskStation DS115j, podemos prescindir, o al menos no depender completamente, de servicios online de almacenamiento privado. Pero además de almacenarlas digitalmente, lo que también resulta bastante seguro es obtener copias fotos en papel, al menos de las más importantes, y pegarlas en uno de esos álbumes que pasan de generación en generación. A día de hoy, ese sigue siendo el método más infalible para que una foto no se extravíe.

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