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EL CINE ESPAÑOL: LOS CLÁSICOS
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Imanol Uribe, las ideas claras

Vizcaíno de 66 años, es director de 15 largometrajes y productor ocasional

El director de cine Imanol Uribe, en Madrid.
El director de cine Imanol Uribe, en Madrid.BERNARDO PÉREZ

Vizcaíno de 66 años —aunque hay quien le considera guipuzcoano—, Imanol Uribe es realmente salvadoreño de nacimiento, y fue a los siete años cuando se trasladó a Bilbao. El País Vasco ha sido fuente de inspiración para sus películas más conocidas: El proceso de Burgos (1979), La fuga de Segovia (1981), La muerte de Mikel (1984), Días contados (1994)… Por ellas ha recibido numerosos premios y también el calificativo de "cronista del terrorismo de ETA". Lo acepta a su pesar. "No ha sido mi intención, pero la vida y el cine me han ido llevando a eso, al menos en gran medida". En los ochenta y noventa el terrorismo era un tema candente. "Después intenté escapar de los asuntos de Euskadi. Me sentía muy agobiado, y quise hacer cosas alejadas de allí; pero, inevitablemente, siempre acabo volviendo de alguna manera". De hecho, en su última película, Lejos del mar (2015), que sorprendentemente sigue sin estrenarse, ha vuelto a acercarse al tema de ETA: "No hago cine político. Esta película no es doctrinaria, ni representativa de ninguna ideología, habla de la reconciliación o de la posible reconciliación, pero he tenido la sensación de cruzar un campo de minas. Si tocas un tema de la realidad, puede ocurrir que la realidad sea una cuando empiezas el proyecto, y cuando acabas la película sea ya otra".

Imanol Uribe ha dirigido también películas de otro signo. El rey pasmado, que obtuvo ocho premios Goya, los mismos que Días contados, con la que también logró la Concha de Oro del festival de San Sebastián, galardón que repitió con Bwana. Y El viaje de Carol, Plenilunio, Miel de naranjas… filmes contra la intolerancia... "Lo dije así contestando a una de esas preguntas con las que quieren clasificarte. Creo que en eso soy bastante atípico, y contesté que soy un director de cine a la antigua usanza, que trabajo cuando puedo con un tema que me interesa, y cuando no me interesa, no".

Uribe está involucrado en un trabajo colectivo de cineastas donostiarras sobre aspectos de la ciudad para conmemorar el año de la capitalidad cultural. "Es curioso, he hecho también otro sobre Bilbao, se me considera de ambas ciudades". El que Uribe está preparando "dará una visión de San Sebastián que nada tiene que ver con Donostilandia, sino más bien con el otro lado, es decir, mirando desde la Concha hacia adentro". El tema elegido trata de las personas sin hogar y "el local del frío" que les acoge. Ese es el título, La casa del frío. "Se encuentra pared con pared con un tanatorio, lo que tiene una gracia negra, que un sitio de acogida con intentos de reinserción esté junto al tanatorio en el sitio más oculto de la ciudad, indica algo". La idea surgió durante la última tamborrada, cuando aparecieron muertos en la calle dos personas, un hombre y una mujer, sin hogar. "Personas sin hogar, no homeless, implica no solo el lugar físico en el que vivir, sino que no se tienen vínculos familiares, gente que se queda descolgada en sus relaciones… Algo que nos puede pasar a cualquiera".

Uribe ha rodado 15 largometrajes y varios cortos, y hasta ha sido productor. "Ocasional", dice él, "porque no encontraba productores para mis propias películas, y también para otros directores, pero fue Andrés Santana quien realmente llevó la producción". Ese tándem produjo, entre otras, Secretos del corazón, de Montxo Armendáriz; Después de tantos años, de Ricardo Franco; Visionarios, de Gutiérrez Aragón; o Segundo asalto, de Daniel Cebrián… "Decía Borau que por cada película que había hecho se le habían quedado nueve sin hacer. En mi caso han sido tres. A medida que pasa el tiempo te quedan menos disparos en el revólver y elegir te obliga a ser cada vez más exquisito. ¿Cuántas películas me quedan por hacer, dos, tres…? Tomar una decisión así es importante".

Menos Adiós, pequeña, de 1986, le gustan sus filmes. "Aprendí que tienes que controlar toda la película, y si no es así es mejor dejarlo". Ocurrió con el proyecto de la adaptación de la novela de Millás La soledad era esto. “Escribimos juntos el guion, pero al cabo de año y medio me di cuenta de que no podía dirigirla… Hice Extraños, que tuvo un resultado irregular, pero la hice en una libertad total... Es una experiencia inusual en mi cine porque soy bastante cartesiano. Me fascinaba el azar y de eso traté… me gusta el juego. En mi juventud el casino era un refugio. Creo que el juego es la mayor adicción que hay, más aún que la del sexo, que en mi caso tiene también mucha importancia. El juego y el sexo…". Y tener las ideas claras. La coherencia.

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