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El Asad avanza sobre Alepo y se posiciona frente al bastión del ISIS

Las fuerzas del régimen pisan el extrarradio de Raqa, pulmón sirio de los yihadistas

Un soldado sirio toma posiciones en las afueras de Duma.Foto: reuters_live | Vídeo: EFE | REUTERS-QUALITY
Natalia Sancha

A una semana de que entre en vigor un supuesto alto el fuego en Siria, las tropas de Bachar el Asad ganan terreno en los frentes insurrectos de Raqa, contra el Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés), y del norte de Alepo, dividido entre facciones rebeldes y de Al Qaeda. Con esta ofensiva, el régimen ambiciona el control de las dos capitales de provincia, al tiempo que cortar las líneas de suministro rebeldes con Turquía. Y lo hace gracias al decisivo apoyo de la aviación rusa, que inició los bombardeos cuatro meses atrás.

En una entrevista hecha pública este sábado por la agencia de noticias AFP, Bachar el Asad se decía confiado en “recuperar todo el país” de manos rebeldes. Tras cerca de dos años a la defensiva tratando de mantener las grandes urbes del país y las autovías que las conectan, el Ejército sirio ha lanzado múltiples ofensivas en el último mes acumulando estratégicas victorias. “Una unidad del Ejército junto con fuerzas aliadas restauraban la seguridad en el pueblo de al Tamura, en la campiña norte de Alepo”, informó hoy la Agencia Nacional de Noticias siria, Sana. La localidad, que se yergue sobre los poblados de Anadán, Hayan y Haritan, otorga a las tropas regulares la ventaja estratégica sobre posiciones enemigas.

Este avance forma parte de una triple ofensiva a manos de las fuerzas leales que desde Alepo intentan cercar a las fuerzas rebeldes. En el flanco noreste, el Ejército regular acecha el feudo insurrecto de Al Bab. Al noroeste, y junto a los kurdos de las Unidades de Protección Popular (YPG, por sus siglas en kurdo) pinzan de lado y lado a los combatientes rebeldes. Mientras que, en el suroeste de Alepo, las fuerzas armadas sirias avanzan hacia la frontera turca sellando los corredores de avituallamiento de los insurrectos. Por su parte, el YPG y las Fuerzas Democráticas Sirias aliadas acechan enclaves vitales para tanto rebeldes como ISIS. La posible conquista de los bastiones de Marea, Tel Rifat o Azaz supondría un drástico revés para los sublevados en armas.

Al noreste del país, las tropas leales abren un segundo frente nacional a las puertas del feudo del ISIS, en la provincia de Raqa. Por primera vez desde 2014, las botas de los uniformados leales pisan el extrarradio del califato. La incursión tiene lugar después de que Arabia Saudí y Turquía barajaran abiertamente el envío de tropas al terreno para apoyar la lucha estrictamente aérea que libra desde hace 17 meses la coalición liderada por Estados Unidos contra los terroristas del ISIS.

Tanto Riad, opuesta al gobierno alauí de Damasco, como Ankara, recelosa del avance kurdo en Siria, se consideran claves a la hora de armar y prestar apoyo logístico a la miríada de facciones rebeldes. “La intervención militar rusa no ayudará a la permanencia de Bachar el Asad en el futuro”, arremetía ante la prensa Adel al-Juberi, ministro de asuntos exteriores saudí. “No habrá Bachar el Asad en un futuro”, sentenciaba.

Cerca de cumplirse cinco años de guerra con 260.000 muertos, los frentes se reactivan a lo largo y ancho del país. En busca de ganar terreno antes de sentarse a negociar, las tropas leales empujan también en el frente sur de Deraa, epicentro de las revueltas de 2011, hacia la frontera jordana.

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