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Una Lady Gaga minimalista presenta su último trabajo en Londres

La artista, retirada durante siete meses por una lesión de cadera, presenta en Londres ante un público reducido su último trabajo "Artpop"

Lady Gaga durante su actuación en el iTunes Festival de Londres
Lady Gaga durante su actuación en el iTunes Festival de LondresGetty

Lady Gaga, esa estrella del transformismo que reina con su música e imposibles atrezos en la era digital, ha venido a Londres a quitarse la peluca. Y lo ha hecho literalmente. La multifacética cantante y compositora neoyorquina presentó en la madrugada de ayer una buena porción de temas de su último álbum, ARTPOP, y con ellos el nuevo concepto que abraza como artista de la performance. Fue en su primer concierto después de siete meses alejada de los escenarios por una operación de cadera.

La protagonista de la apertura del festival iTunes no defraudó a la legión de incondicionales concentrados el domingo por la noche en la Roundhouse del barrio de Camden, y que acogieron sin reproche ese nuevo y sorprendente tono minimalista y teatral que ha decidido abrazar la diva. Son los rendidos little monsters, seguidores de la red social creada por Lady Gaga exclusivamente para sus fans, y que respondieron a sus instrucciones de comparecer tocados con narices de cerdito, en un guiño a la canción Swine (Puerco). Este tema que relata una relación sentimental traumática (“Sé que me quieres, simplemente eres un cerdo en un cuerpo humano...”, reza una de las estrofas) y el grueso de las canciones que la intérprete defendió por primera vez ante su público no distan demasiado de anteriores trabajos, a pesar de las aseveraciones de Gaga: “La intención de este álbum \[que sale al mercado el 11 de noviembre\] es liberarme de esa caja que es la música pop, así que he compuesto una música diferente de la que hacía antes”.

Sí supuso, en cambio, un giro radical la forma elegida para promocionar ARTPOP sobre las tablas, muy alejada de las aparatosas vestimentas y puestas en escena que venían conformando el sello Gaga. Lo que siguió a su comparecencia en el número de apertura del concierto (Aura), ataviada de negro de la cabeza a los pies y el rostro semicubierto con un pañuelo, fue la deconstrucción de una estrella del pop que optó por despojarse de todo artificio. Allí mismo, sin abandonar en ningún momento el escenario, fue cambiando de postizos y de vestimenta, a cada paso más sencilla, a la par que desgranaba temas como Manicure, la picante Sex dreams o I wanna be with you. A la hora de defender Jewels & Drugs, un homenaje al hip-hop en el que participaron con ella los raperos Too $hort y Twista, solo llevaba puesta una camisa vaquera de cuadros rojos sobre un body negro.

“Para escribir estas canciones he tenido que quitarme todas las pelucas y el maquillaje que utilizaba para ocultar mi dolor \[en alusión a sus problemas médicos\]”, explicó a la audiencia sentada en el borde del escenario del espacio londinense, cuyo reducido aforo redunda en un clima de complicidad que la estrella explotó. Acto seguido, se despojó de la larga y ondulada peluca rubia y, con calma, uno a uno, de los alfileres que la sostenían, para revelar una media melena morena (“ese es mi verdadero pelo”) y proclamar: “Aquí está el ser humano”.

El nuevo disco se promueve como “una experiencia que combina música, arte, moda y tecnología”. Lo más cercano a esos tanteos que se pudo ver en el concierto de Londres fue la acción del cuerpo de bailarines vestidos de mono blanco y ejecutando pinturas con espray sobre supuestos lienzos. Pocos elevarían esa performance a la categoría de arte, aunque sí de original espectáculo en el que la cantante lució, además, su estupenda voz e innegables dotes para el baile.

La carátula del primer single de ARTPOP lanzado ya por Lady Gaga (Applause, uno de los hitos de la velada) la muestra cual Pierrot, el pelo cubierto por un pañuelo y el rostro tintado con “todos los colores de la paleta”. El concierto de Londres quiso ajustarse a esa nueva imagen de una artista casi al desnudo. La diva que había aterrizado cinco días antes en el aeropuerto de Heathrow luciendo un estrambótico conjunto de Versace (abierto desde el ombligo para mostrar el sujetador transparente), que ese mismo martes llegó a cambiarse 12 veces de modelo durante sus andanzas por la ciudad, a cual más aparatoso, acabó finalmente despojándose de todo postizo en su acto final del domingo sobre el escenario. Un anuncio en toda regla de que quiere seguir dando que hablar, la regla número uno para sobrevivir en el negocio.

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