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La cultura se amotina contra los recortes de Mascarell

Tres manifiestos y una concentración intentan prevenir las anunciadas rebajas presupuestarias

En su comparencia del pasado febrero en el Parlament como nuevo consejero de Cultura, Ferran Mascarell pidió "un gran acuerdo nacional para la cultura". No se refería exactamente a eso, pero parece que lo ha conseguido. Casi todo el sector cultural está de acuerdo en que no quiere los recortes que anunció el mismo consejero en el Parlament. Al manifiesto No retalleu la cultura, a través del que 13 asociaciones sectoriales han convocado una concentración el próximo 21 de marzo delante del Macba, se ha sumado una declaración oficial de adhesión del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (Conca) y, ayer mismo, un manifiesto del Círculo de Cultura en el que pide una "excepción cultural" para que no se reduzca presupuesto en esta área por considerar que el anterior ya era deficitario e insuficiente.

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La cultura, que recibió con grandes elogios el fichaje estrella de Artur Mas, parece que se ha amotinado contra Mascarell. Los recortes son generales y afectan a todos los departamentos, pero ni siquiera los tijeretazos a los sensibles presupuestos de sanidad y educación han conseguido unir a sus respectivos sectores en su contra como lo ha hecho el mero anuncio -no se conoce todavía el alcance de la disminución del presupuesto- de que este año habría menos dinero para Cultura.

El manifiesto del Círculo de Cultura es significativo y puede tener varias lecturas. Mascarell fue uno de los fundadores de esta entidad, de la que aún es socio "durmiente", y comparte muchas de sus reivindicaciones. De hecho, durante años él mismo ha sido un gran defensor del aumento de los presupuestos culturales y de la exigencia, reclamada ahora en los distintos manifiestos, de que no se considere la cultura un lujo o un añadido, sino un eje central y vertebrador de las políticas económicas y sociales del país. Visto así y tal como también señalaba el documento del Conca, estos pronunciamientos pueden "ayudar" a Mascarell en su negociación con el Departamento de Economía a la hora de pedir más presupuesto para su área. El problema es que todas estas iniciativas chocan con el plan expuesto por el consejero ante el Parlament que preveía un primer año de decrecimiento para comenzar a aumentar presupuesto una vez amaine la crisis. Los tres manifiestos son claros en este sentido: no se puede esperar a crecer y, además, el recorte podría ser letal para el frágil entramado cultural catalán.

Frente a las visiones apocalípticas, fruto del estrangulamiento económico que ya están sufriendo muchos de los agentes culturales debido a los recortes producidos en los años anteriores, también es cierto que se está abriendo el debate sobre el futuro de las políticas culturales públicas y su relación con el endeble sector privado. Mascarell anunció un adelgazamiento de la estructura del departamento, la supresión de algunos organismos (aún no se sabe cuáles) y una reorganización del sistema de ayudas. El documento del Círculo de Cultura también es partidario de una mayor eficiencia en la gestión y reclama, además, un nuevo marco jurídico y económico que regule la relación público-privado, pero finalmente, acaba pidiendo al Gobierno, es decir, a Mascarell, que mantenga el presupuesto pese a la crisis ya que, señalan, es un porcentaje tan exiguo (roza el 1%) "que no alteraría de manera significativa el presupuesto global de la Generalitat".

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