_
_
_
_
_
Reportaje:

Los 'fracasos' de Díaz Pardo (15/02/2011)

Una muestra recorre los 30 años que el galleguista dedicó a la pintura

Hace ya 40 años que Isaac Díaz Pardo (Santiago de Compostela, 1920) guardó los pinceles en el estuche. Su decisión obedeció, por lo menos así lo recuerda en la actualidad, a que le dio la gana. Xentes que ollan puso por título al último de sus lienzos, un óleo datado en 1971 en el que la mirada dura de las figuras parece exigir justicia, redención. Y esa tensión histórica, inherente a los rostros que, a partir de cierta época, pueblan los cuadros del refundador de Sargadelos se puede ver a lo largo de Pinturas e fracasos, la pequeña pero significativa muestra de la obra pictórica de Díaz Pardo. Ayer, con presencia de sus dos hijos y su esposa -Xosé y Camilo Díaz y Carmen Arias, Mimina- y con su ausencia, aquejado de una leve gastrointeritis, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, inauguró la exposición en la Casa da Parra de Santiago.

"Los fracasos no se pueden exponer, esta es la pintura que fue quedando"
Feijóo confirma que el Gaiás albergará los fondos del IGI
Más información
Luto por la muerte de Díaz Pardo, símbolo galleguista y democrático
Fallece a los 91 años el galleguista Isaac Díaz Pardo

Un autorretrato de 1944 es la más antigua de la treintena de piezas agrupadas bajo el comisariado de Manuel Varela-Suances. "Nuestra idea inicial, surgida un 14 de abril -fecha importante- pero del año pasado, era hacer una magna exposición del intelectual", relató Varela-Suances ante una atestada sala, "pero Isaac Díaz Pardo enseguida lo hizo suyo". Que la palabra fracaso centrase el recorrido por sus cuadros no fue el menor de los empeños de Díaz Pardo. Los trabajos de la Casa da Parra se ofrecen al visitante sin dato alguno. El propio autor impidió que fueran enmarcados y tampoco le placen las restauraciones (en el impactante O concerto de zanfona, el deterioro resulta patente). Todos pertenecen a la colección particular, en realidad forman la colección entera, del dibujante de Paco Pixiñas.

"Como los fracasos no se pueden exponer en una sala, decidí exponer estas pinturas que fueron quedando", escribe Díaz Pardo en el catálogo de Pinturas e fracasos. De las versiones proto pop de Rembrandt -As tres Gracias, pintada en 1953- o Botticelli -O nacemento de Venus, 1955- a su cercanía artística, y vital, con Luís Seoane - las Parellas de 1966- o sus oblicuas alegorías políticas -estudios sobre la crucifixión, también en los sesenta; el impresionante tríptico Nave espacial-, la muestra enseña una de las facetas, a día de hoy, menos conocidas de quien sostuvo Sargadelos hasta 2006. Y entre los oscuros goyescos de sus inicios y la tinta china de sus grabados de 1973, que conforman la otra sección de A Parra y en los que los gallegos se rebelan contra el destino "y las cosas ajenas que ven en el cielo de Galicia", aparecen tres décadas de pintura. Díaz Pardo las dejó en el desván para levantar, junto a Seoane, la empresa cerámica y cultural con sedes en O Castro y en Cervo y de la que fue apartado en los últimos años.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

"En mi ya mala salud", redactó el propio pintor en una carta leída ayer por su hijo Xosé, "debo reconocer, presidente Feijóo, que nunca nos has pedido, ni a Luís [Seoane] ni a mí nuestro carnet político y eso, para mí, es una virtud política. Por otra parte, sabes que ni Luís ni yo tuvimos nunca carnés". Su saludo escrito a los asistentes a la inuaguración, en la que además de políticos de todos los partidos se encontraban escritores como Xosé Neira Vilas o Claudio Rodríguez Fer, estuvo teñida del pesimismo amargo en el que Díaz Pardo vive desde que, en contra de su voluntad, fue apeado de la dirección del grupo Sargadelos. "Algunos, aprovechando la generosidad que Seoane me enseñó a tener", dice en el catálogo, "provocaron la situación en la que hoy se encuentra Sargadelos y que representó el más importante y definitivo fracaso de mi vida".

Precisamente a esa situación aludió, de forma indirecta, Feijóo cuando confirmó que "el legado de Isaac Díaz Pardo será custodiado y blindado" en la Cidade da Cultura. Aunque el presidente de la Xunta no lo especificó, los fondos del intelectual galleguista que albergará el Gaiás son los documentos del Instituto Galego de Información (IGI): los papeles del Gobierno gallego en el exilio republicano, correspondencias de los expatriados y manuscritos. Pero, por el momento, ninguno de sus cuadros ni de los guardados en el Museo Carlos Maside de Sada, ya que la intención de la familia es constituir una fundación bajo su nombre.

"Lo mejor que le pudo haber acaecido a este país fue el trabajo en sociedad de Seoane y Díaz Pardo", afirmó Feijóo, "e Isaac habla de fracasos, pero sus fracasos fueron siempre en favor de Galicia". Y uno de los amigos cercanos, su médico personal, acertó cariñosamente a definirlo: "El último mohicano".

El hijo de Isaac Díaz Pardo, Xosé, enseña la carta que envío su padre a la inauguración de la muestra.
El hijo de Isaac Díaz Pardo, Xosé, enseña la carta que envío su padre a la inauguración de la muestra.A. I.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_