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Historia de amor con piano de fondo

Mariscal desvela el proceso creativo de la película de animación 'Chico y Rita'

"Esos escenarios los he dibujado yo y tengo un callo muy grande en el dedo gordo", aseguró ayer con orgullo el diseñador Javier Mariscal mientras en la pantalla de detrás se proyectaban las imágenes urbanas de la película de animación Chico y Rita, dirigida por él, Fernando Trueba y Tono Errando (hermano de Mariscal). "Es una historia de amor, un chico y una chica que se besan en mitad de Nueva York", resumió el artista en el salón de actos del Institut Valencià d'Art Modern (IVAM) en un acto pensado para explicar el proceso creativo del filme, para explicar después que la historia se traslada a La Habana previa a la revolución. "Te duelen los ojos de escanear tantos edificios y tanta belleza", aseguró.

Por eso, en el filme destacan, sobre todo, dos cosas: la arquitectura de las dos ciudades, filtrada por la peculiar iconografía y el tratamiento de los colores de Mariscal, y la música, en la que intérpretes como el pianista Bebo Valdés han recreado la banda sonora de aquellas ciudades en los años cuarenta y cincuenta. Y allí se suceden piezas de Charlie Parker o canciones de Cole Porter con conocidas melodías de Ben Webster tocadas por el saxofonista Jimmy Heath o de Dizzy Gillespie interpretadas por el trompetista Mike Mossman. En pantalla, el propio Trueba lo explica: "Pedimos a los músicos que recrearan a otros músicos", aunque para ello tuvieran que renunciar a su propio estilo. Y a pie de pantalla Mariscal lo recalcó: "Es un gran producto musical".

Se trata de un proyecto en cuyos créditos aparecen los nombres de más de 500 personas, ya que ha recurrido a decenas de músicos y numerosos actores de carne y hueso para filmar previamente las escenas que luego pasaban por la mesa de dibujo a fin de garantizar un movimiento y unos gestos más realistas. De hecho, cuando el protagonista toca el piano, calca los movimientos de Valdés. "Grabábamos las manos para que Chico tocara los mismos acordes", presumió Mariscal.

Eso sí, luego los dibujos no tenían por qué ser realistas. "A Rita ponle el culo más grande", ironizaba ayer Mariscal a medida que pasaban las imágenes, "y la boca más grande, y los ojos más grandes, y el pelo más grande", para terminar con un "cuidado, que nos va a quedar un travesti".

Se trata pues de una historia de amor entre una mujer que quiere ser cantante y un hombre que quiere ser pianista de jazz. "Y Rita es para enamorarse", añadió Mariscal, tras describir varias veces a esas mujeres cubanas con "esos culos maravillosos que te puedes apoyar en ellos".

Mariscal también invitó a los asistentes a retratarse en taquilla, puesto que a su juicio no es una película para disfrutar en versión pirata. "La música es para escucharla en 5.1 o en 20.3", ironizó, "es una película para verla con un proyector de cojones".

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"¿Cómo surgió el proyecto?", preguntó un asistente. Y el diseñador, tras desgranar un largo currículo de años en proyectos de animación, afirmó con acento cubano: "Yo cuando tenía cuatro años ya estaba enamorado de Rita", para añadir entre risas: "No sé si te has dado cuenta, mi hermano, que Chico soy yo".

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