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Análisis:EL ACENTO
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Cristos gays y otras blasfemias

Hace algunos días, grupos ultrarreaccionarios, utilizando las consabidas armas de los matones, incluidas amenazas de muerte, lograron que la Universidad de Granada clausurara una exposición que se celebraba en sus locales. Circus Christi se llamaba la muestra del joven fotógrafo Fernando Bayona, que reinterpretaba las 14 estaciones de un muy peculiar vía crucis. Un cristo gay, una virgen prostituta y un José camello configuraban, todo hay que decirlo, una sorprendente familia bíblica.

Las asociaciones ultracatólicas llenaron la Red (es tan fácil) de encendidas protestas, bien secundadas por los medios de comunicación más reaccionarios (hay tantos), hasta que lograron su objetivo. La universidad no sólo liquidó de forma fulminante la exposición, sino que, postrada de hinojos, dio grandes voces para dejar claro que ellos no habían subvencionado aquellos horrores blasfematorios.

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Ahora ha sido la Embajada israelí la que ha protestado solemnemente por unas obras del artista Eugenio Merino expuestas en Arco que consideran "un mensaje ofensivo". Una de las que ha molestado consiste en una escultura de poliuretano que representa a un musulmán, un cristiano y un judío en oración, subidos uno encima del otro. No queda claro si el malestar es por estar, o por estar encima de los otros (el musulmán queda abajo del todo).

¿A qué tanto rasgarse las vestiduras? Si un cristo gay les duele en la retina, tienen solución fácil: no verlo. Si molesta ver tres hombres rezando uno encima del otro, no hay más que ignorarlo. Pero ni Hazte oír ni funcionarios consulares deben dedicarse a dictar lo que otros pueden contemplar, sean vírgenes (prostitutas o no) o tres devotos (amontonados o no).

Atodos aquellos que, sin embargo, optan por combinar la profesión de críticos de arte con la de policías de la moral, siempre cabe recordar las palabras del conocido agitador Pat Condell: "La libertad de expresión es -por supuesto- absolutamente sagrada. Mucho, mucho más sagrada que cualquier dios o profeta o escritura pudo ser o será desde ahora hasta el final de los tiempos, o de la eternidad; lo que más dure".

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