Ferran Adrià desvela que en Japón aprendió a cocinar "con el alma"
"Yo pensaba que se cocinaba con las manos, con el cuerpo, con el intelecto. Pero en Japón descubrí que también se cocina con el alma". Ferrán Adrià explicó ayer en San Sebastián Gastronomika, con ejemplos prácticos, la influencia de la cocina nipona en sus creaciones gastronómicas.
Y lo hizo junto a otra gran figura de la cocina, Carme Ruscalleda, con la que impartió la conferencia Impactos transculturales. Diálogos de dos direcciones entre Japón y España.
Adrià -que ha sido elegido presidente del Consejo Asesor Internacional del Basque Culinary Center- tomó contacto con la cocina japonesa en 2003, de la mano de grandes maestros como Hiroyoshi Ishida, quien más tarde le devolvería la visita y convertiría ElBulli en un restaurante japonés por un día.
El saber hacer de la cocina japonesa ha dejado tambíen su impronta en las propuestas gastronómicas que el chef catalán ofrece hoy, hasta diciembre, en su restaurantes de Cala Montjoi. Platos que, excpecionalmente, presentó ayer ante el público. Como la aleta de tiburón, en realidad cocinada con calabaza.
Por su parte, Ruscalleda, que ha abierto un restaurante en Tokio, reconoció que, cuando viajó por primera vez a Japón, tuvo que "poner un muro" de contención para no perder sus raíces mediterráneas y adoptar las japonesas.
"Me quedé impresionada por la pureza de su cocina.Ya sea a pie de calle o en un local casi religioso, nunca defrauda", dijo.
