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Reportaje:moda

La 'Balmainía' ya está aquí

Madonna se rinde ante la firma francesa, que se consolida como una de las más influyentes y deseadas

Carmen Mañana

En Celebration, su último vídeo musical, Madonna exhibe músculos (muchos) envuelta en un vestido bordado en cristales y coronado por escultóricas hombreras. Una suerte de camiseta-armadura que, a ratos, roba protagonismo a las convulsas contorsiones de la cantante. Se trata de uno de los diseños para este Otoño-Invierno de Balmain, la firma francesa que el diseñador Christophe Decarnin rescató del olvido en 2006 para convertirla en una de las más deseadas y alabadas por estilistas, fashionistas y demás istas del mundo de la moda.

El origen del boom: unas hombreras inspiradas en los años ochenta, el rock and roll y Michael Jackson, según explicaba el año pasado el creador galo. Si hace un segundo todos querían un Balenciaga, después un Lanvin y, más tarde, algo de Yves Saint Laurent, ahora todos ambicionan un Balmain.

Actrices como Audrey Tautou o Gwyneth Paltrow, y cantantes como Beyonce, Rihana o Victoria Beckham son adictas. La directora de Vogue Francia, Carine Roitfeld, idolatra a esta marca. Y la mujer que elevó un corsé de Jean Paul Gaultier a la categoría de icono de la cultura pop, es decir, Madonna, la ha elegido para lucirse en su último trabajo. Y si lo ha hecho es que la tendencia se ha convertido ya en fenómeno: la Balmainía ya está aquí... Y, si se mira bien, también en las colecciones de otras firmas que han adoptado su estructura acorazada, sus vaqueros desgastados o sus sandalias de tachuelas: desde Chanel, hasta Marc Jacobs, pasando por Zara.

Bárbara Martelo, estilista, admiradora y coleccionista de Balmain, asegura que la clave de este éxito global reside en su diseñador, el atípico y timidísimo Christophe Decarnin. Formado en Paco Rabanne, cuando se hizo cargo de Balmain tenía ya 42 años y era prácticamente un desconocido. Un tipo con fama de monosilábico que en sólo cuatro años convirtió una firma decadente en la más copiada y fotografiada del momento: "Decarnin diseña pensando en las mujeres. Su estilo es sexy, joven y fresco. Pero te puedes poner lo que presenta en la pasarela. La gente lo echaba en falta y todo el mundo se ha tirado de cabeza", resume Martelo. Y eso que sus famosas chaquetas pueden costar unos 10.500 euros. Cuestión de calidad, saber hacer y mimo a los detalles, responde el diseñador.

De momento, el precio no es problema. La fórmula Decarnin triunfa incluso en estos tiempos de crisis. Alain Hivelin, propietario de la firma, revelaba a The New York Times que las ventas se han duplicado temporada tras temporada desde que el diseñador llegó a la casa y que, para este año, se esperan unos ingresos de unos 20 millones de euros. Algo que no está nada mal para la maison fundada en 1945 por Pierre Balmain, el hombre que vistió a Brigitte Bardot, Sophia Loren o Josephine Baker y que fue uno de los principales exponentes del New Look. Tras el éxito de los años cincuenta y sesenta, la casa vivió una segunda época dorada con Oscar de la Renta, que se hizo cargo de sus colecciones de alta costura desde 1993 hasta 2002. Después pasó a un segundo plano, hasta que Decarnin la reflotó.

Ahora, casi sin que haya dado tiempo a disfrutar de lo logrado, en los mentideros parisienses se preguntan si es posible que Balmain muera de éxito, si la firma se le queda ya demasiado pequeña a su actual responsable y, sobre todo, qué pasará después de la hombrera.

Chaqueta de cuero.
Chaqueta de cuero.

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