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Primera Ley del Libro en la democracia

Nueva ley para un mundo tecnológico

El proyecto refuerza el papel de la lectura y de las bibliotecas en la sociedad del conocimiento

José Andrés Rojo

El Proyecto de Ley de la Lectura, el Libro y las Bibliotecas, desde su propia concepción y tal como revela el primer párrafo de su anteproyecto, considera el acto de leer como uno de los pilares básicos de la formación del individuo en la sociedad actual. "La lectura es una herramienta fundamental del desarrollo de la personalidad, pero también lo es de socialización, como elemento esencial para convivir en democracia y desenvolverse en la sociedad de la información", se dice allí. Y señala que el entorno digital es una realidad que "se expresa en forma de texto" y que "requiere la capacidad de transformar la información en conocimiento a través del hábito lector".

Así, el primer punto que desarrolla la nueva ley es precisamente ése, el de promocionar la lectura. Lo hace, en primer término, recogiendo, por primera vez en un texto normativo, los planes de fomento de la lectura que cada año desarrolla el ministerio, que tendrán una dotación presupuestaria adecuada y que se dirigirán fundamentalmente al público infantil y juvenil, y a los sectores socialmente más desfavorecidos. El objetivo es aumentar el número de lectores. Objetivo que, como indica el Estudio de hábitos de lectura y de compra de libros, no va por mal camino: en los últimos cinco años, el conjunto de lectores frecuentes y ocasionales ha aumentado siete puntos porcentuales, hasta superar el 57% de la población mayor de 14 años.

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La biblioteca, en este marco, se convierte en el vehículo principal de extensión del hábito lector. El proyecto da en este punto cifras concretas: 431 millones de euros, que se repartirán hasta 2014, destinados en su práctica totalidad a la dotación bibliotecaria. Se trata de conseguir una disponibilidad de entre 1,5 y 2,5 libros por habitante. Actualmente, las bibliotecas españolas ofrecen una media de 1,25 por habitante.

Otra de las novedades del proyecto de la nueva ley es la propia definición de libro, que pretende adecuarse a los cambios tecnológicos. Hablar de libro ya no es hablar exclusivamente del soporte material impreso y que se lee pasando las páginas. Libro, según la nota de prensa facilitada ayer, es cualquier "obra científica, literaria o de cualquier otra índole que constituye una publicación unitaria editada en uno o varios volúmenes y que puede aparecer impresa o en cualquier otro soporte susceptible de lectura". Se está pensando en las pantallas de los ordenadores, en el libro electrónico o en cualesquiera nuevas materialidades que puedan inventarse para facilitar la lectura de las obras más diversas.

Otros aspectos del proyecto se refieren a las campañas de promoción de los autores, que escriban en castellano o en cualquiera de las otras lenguas cooficiales del Estado, y a programas de apoyo a la industria y comercio del libro. Para conocer la situación real del sector, la ley contempla la creación de un Observatorio de la Lectura y del Libro que analizará permanentemente la situación de la lectura, el libro y las bibliotecas.

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Sobre la firma

José Andrés Rojo
Redactor jefe de Opinión. En 1992 empezó en Babelia, estuvo después al frente de Libros, luego pasó a Cultura. Ha publicado ‘Hotel Madrid’ (FCE, 1988), ‘Vicente Rojo. Retrato de un general republicano’ (Tusquets, 2006; Premio Comillas) y la novela ‘Camino a Trinidad’ (Pre-Textos, 2017). Llevó el blog ‘El rincón del distraído’ entre 2007 y 2014.

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