_
_
_
_
_
Reportaje:54º Festival de San Sebastián

Los 'paparazzi' y la vanguardia tradicional

El festival exhibe la sexta película de Tom DiCillo y el debú del español Javier Rebollo

Ángel S. Harguindey

Con Delirious, el Festival de San Sebastián recuperó el sentido del humor. Al fin y al cabo, Tom DiCillo es el realizador de Vivir rodando, una estupenda y heterodoxa visión interior del cine. En Delirious es el mundo de los paparazzi el centro de atención. Con un espléndido Steve Buscemi en el papel de un pícaro contemporáneo que tiene que bregar en las calles de Nueva York para conseguir un retrato de algún protagonista de la televisión-basura, y un indolente joven (Michael Pitt) que recorre con desidia el camino de la indigencia al éxito, DiCillo nos ofrece su inteligente reflexión sobre el valoradísimo papel que la fama adopta en estos tiempos en los que la calidad de una vida o de una obra se mide por los centímetros cuadrados que ocupa la foto en las revistas del corazón, o los minutos que le dedican los programas televisivos del bajo vientre.

Más información
Najwa Nimri y Luis Tosar presentan 'Las vidas de Celia', un filme sobre la mentira cotidiana

DiCillo muestra con mucha y buena ironía los programas de telerrealidad, el quehacer de representantes y publicistas de los famosos o la avaricia de los que se consideran damnificados del destino, al mismo tiempo que describe con profundidad la mezquina picaresca de quienes, considerándose piezas clave en el origen de la fama de los ídolos, son tratados con un profundo desprecio: los paparazzi. Delirious es, pues, una prueba del talento de algunos realizadores capaces de levantar un proyecto al margen de la gran industria sin perder su capacidad de divertir al espectador.

El español Javier Rebollo presentó a concurso Lo que sé de Lola, una coproducción hispano-francesa en la que sobresale la protagonista Lola Dueñas. "Mi estilo es contenido", explicó en su día el realizador sobre su primer largometraje. "Tengo la frialdad en la mirada pero ardo por dentro y, por eso, la cámara no se mueve, los personajes no se mueven por fuera, pero galopan por dentro". Ayer, los espectadores pudieron comprobar que, efectivamente, la cámara se mueve poco, los personajes no se mueven mucho y la mirada es fría, muy fría. Lo que resultó más difícil de valorar fue el ardor interno del realizador y los presuntos galopes íntimos de sus personajes.

Es curioso comprobar cómo el cinematógrafo, con más de 100 años a sus espaldas, sigue estrechamente vinculado a lo literario, condicionado por las muy diversas fórmulas narrativas que la literatura ha ido experimentando a lo largo de los siglos. Lo que sé de Lola, con su tono intimista, con su deseo de construir una historia alejada de los códigos preestablecidos en la que la introspección sustituye a la trama tradicional, con su tendencia a la experimentación formal, nos lleva directamente a un movimiento literario con más de 40 años de existencia: lo que se vino en llamar nouveau roman de los Robbe-Grillet, Serraute, Butor o Claude Simon, de tal forma que lo nuevo es lo consagrado y la experimentación hace tiempo que entró en la academia, incluso en los premios Nobel. Cuestión distinta es aceptar, o no, que el cine forma parte de una industria, de un mercado, en el que las ansias de autoría sólo se justifican con la taquilla o con la habilidad necesaria para conseguir subvenciones. Como dijo el clásico: "El cine es un arte pero también una sala de butacas que hay que llenar".

Una impecable labor de los actores -excelente Lola Dueñas y sobrio y eficaz Michael Abiteboul-, una fotografía correcta, unos paisajes y decorados acordes con lo que se pretendía narrar con un tono minimalista, casi zen, encuadres reiterativos, soledades manchegas, parisienses, el Atlántico francés..., todo parece encajar con los deseos del realizador de mostrar "una historia de amor imposible en la que nunca se dice te quiero y en la que los amantes no se encuentran nunca". Habrá que señalar que Dante contó esa misma historia hace 700 años en la Divina Comedia. A veces, la vanguardia es profundamente estática.

Lola Dueñas y Javier Rebollo, en San Sebastián.
Lola Dueñas y Javier Rebollo, en San Sebastián.JESÚS URIARTE

AGENDA PARA HOY

Sección oficial. Hoy se proyectan a concurso la película Las vidas de Celia, una producción hispano-mexicana, dirigida por Antonio Chavarrías e interpretada por Najwa Nimri, Luis Tosar y Daniel Giménez-Cacho, y la japonesa Hana YoriMo Naho/Hana, del realizador Kore-Eda Hirokau.

Día del cine vasco. Un total de 20 títulos se proyectan hoy en distintas salas de la ciudad dentro de la jornada dedicadaal cine vasco. El director de fotografía Javier Aguirresarobe recogerá el Premio Amalur, mientras que el filme en euskera Kutsidazu bidea, Ixabel, dirigido por Fernando Bernués, recibe el galardón Ibaia, que concede la asociación de productores vascos.

Zabaltegi. La comedia norteamericana Littlemiss Sunshine, de Jonathan Dayton y Valerie Faris y protagonizada por Toni Colette y Greg Kinnear, se podrá ver hoy en la sección Zabaltegi, junto a Vitus, el último título que ha interpretado el actor suizo Bruno Ganz, miembro del jurado de esta edición del certamen. Vitus es un filme que dirige el también suizo Fredi M. Murer y que narra la historia de un niño prodigio, virtuoso del piano.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_