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México | CRÓNICA INTERNACIONAL
Columna
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Monsiváis y las letras mexicanas

CARLOS MONSIVÁIS (México DF, 1938), el gran cronista de la sociedad mexicana y ensayista de la realidad Latinoamericana, recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2005 en reconocimiento a su extensa y reconocida obra, con lo que posiblemente se reanime la actualidad literaria en México, en la que los críticos dividen opiniones sobre la importancia y presencia de los nuevos y no tan jóvenes autores de novelas. Para el crítico Javier Aranda se trata de "un premio tardío, se lo debieron dar hace quince años. Pero también es un buen síntoma porque es reconocer que el mundo literario mexicano está dejando de ser provinciano". Aclaró: "Antes, generalmente se medía la capacidad literaria según los géneros literarios o según la división que se hacía de lo que es literatura de lo que no es literatura, y a mí me da gusto que se lo den a Carlos, que es un gran cronista, con una gran capacidad literaria".

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Al mirar la obra de Monsiváis, que en 2000 obtuvo en España el Premio Anagrama de ensayo por Aires de familia y que acaba de publicar en México un libro titulado No sin nosotros sobre el terremoto de hace 20 años -un tema que también ha tratado Elena Poniatowska en Nada, nadie (ambas obras en Ediciones Era)-, reseñó: "No nos debe importar que sus personajes sean de carne y hueso y sus historias no sean hijas de la imaginación o la fantasía, sino de la realidad. A mí me importa la construcción literaria de sus historias. Y otra cosa que me da gusto es que la nueva literatura la están haciendo escritores como Monsiváis, nos estamos quitando los prejuicios de que las novedades literarias las dan los jóvenes".

José Felipe Coria dijo: "Se supone que todos los premios tienen sus pros y sus contras, en el caso de Monsiváis es un escritor muy reconocido, que vende bien, es de los que interesa a los editores, y probablemente ayude a fomentar mucho la crónica, porque la crónica con ironía es muy importante para un país (que como México) se ha vuelto bastante ridículo". Designarlo premio nacional de Ciencias y Artes es una buena señal porque "en ese sentido la sociedad se ha vuelto muy esnobista, y un escritor premiado tiene más posibilidades de ser leído que uno que no lo ha sido. Es posible que eleve el número de lectores, quizá no impacte en los actuales pero sí en los futuros", afirmó este crítico. El reconocimiento a Monsiváis por su labor creativa es merecido, según el crítico Julio Aguilar, en un marco de crisis literaria. Pues, explicó: "Contra lo que engañosamente nos muestran las listas de ventas, existe una crisis de temas, uno se pone a leer novelas muy insustanciales, mal escritas, y en ensayo y cuento hay poca gente que haga algo interesante". En ese escenario literario "son muchas las opciones que no se leen, hay muchos escritores que no se leen o que están esperando ser leídos".

Lamentó que en el ambiente de la escritura, como suele decir Monsiváis, se mezclen "escriactores, gente metida a la literatura". Y es por ello que "los que tienen una personalidad menos exhibicionista son opacados por los que ya pertenecen a algún grupo". "Hay muchos escritores jóvenes que han optado por una literatura personal, por una hecha hacia el interior de obsesiones personales, y serían los más interesantes, y son los que no conocemos, esto creo que es lo fundamental".

Aguilar, que fue durante años responsable del suplemento Sábado del diario Unomásuno, indicó que en la actualidad literaria una de las "cosas notables es que la generación del crac, por la que las editoriales estaban apostando, no se ha consolidado. Ha resultado un movimiento que tiene mucha palabra, mucho discurso teórico, pero que no ha aportado hasta la fecha ninguna novela que se pueda considerar notable, como fue el caso de los escritores del boom". Javier Aranda comentó que en México hay una gran producción de literatura entre los jóvenes, como los que se integran en el grupo del crack, y "que nos proponen puntos de vista diferentes en materia de novela de cuento, como son Ignacio Padilla y Pedro Ángel Palou, ellos tienen producción constante y nos han demostrado que están al margen de los intereses de algunos grupos literarios, que no condeno ni parece que estén mal".

En un medio en el que hay puntos divergentes, Aranda señaló: "Los jóvenes que están picando piedra forman parte de esa masa de creadores en potencia que antes dieron pie a autores como Jorge Volpi, Palou o Padilla".

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