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Reportaje:

El verdadero precio de cargar música desde Internet

Alumnos del Máster de Propiedad Intelectual del Grupo PRISA charlan con estudiantes sobre el 'top manta' y la copia por la Red

La serie de televisión Se ha escrito un crimen hace años que se dejó de emitir por televisión. Pero el ordenador de Diego, un chaval de 17 años, lleva varios días conectado, echando humo las 24 horas para cargar desde Internet todos los capítulos. El último disco del grupo Amaral está en las tiendas de discos, pero también se puede cargar gratis a través de la Red. Hay películas recién estrenadas en los cines que ya han sido tostadas y reposan en el suelo del top manta.

La copia de música o películas a través de Internet está descontrolada. Y su principal grupo de consumidores es el de los adolescentes. Chavales de no más de 18 años, con cuatro duros en el bolsillo y ajenos a los graves problemas (pérdida de empleos, proliferación de mafias, explotación de inmigrantes...) que acarrea la piratería.

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Un grupo de alumnos del Máster de Propiedad Intelectual del Grupo PRISA intentó ayer convencer a un grupo de alumnos del instituto Antonio López, de Getafe, de que mirasen más allá de sus bolsillos a la hora de cargar cosas a través de Internet. Que pensasen que si todo el mundo se baja gratis películas y música llegará un día en que los creadores tendrán que dedicarse a otra cosa para poder comer. Ya no habrá nuevas películas, ni nuevas canciones, ni autores que se arriesguen. Los alumnos del curso pintaron un panorama desolador, con tiendas de discos sólo llenas de discos recopilatorios. Pero el auditorio estaba formado por un público difícil de convencer: chavales acostumbrados al ordenador y a programas de carga de archivos como Emule. Y con un único argumento: "¿Si me lo puedo bajar gratis de Internet, por qué voy a pagar por ello?".

Los alumnos del master, profesores por un día, pusieron a los bachilleres de Getafe ejemplos prácticos. Como el festival de música Festimad. "¿Qué pasaría si en la próxima edición de Festimad todo el mundo pasara gratis? ¿Creéis que el año que viene habría Festimad o que desaparecería por falta de ingresos?", preguntó José Manuel Gómez Bravo, codirector del master y director de Propiedad Intelectual del Grupo PRISA. "Pues lo mismo pasa con la música y con las películas", les explicó.

A un chaval que toca en un grupo de rock le contaron que si un día decide colgar sus composiciones en la Red es bastante probable que alguien termine plagiándole. Y llegó la pregunta del millón. "¿Alguno carga música desde Internet?", inquirió uno de los alumnos del master. Murmullos y risas aprobatorias. Un chaval con gorro calado hasta la altura de los ojos y piercing dijo en alto: "Hay discos de hip-hop que cuestan seis euros. Eso, pues vale, pero yo 18 euros no pago". Otro hizo el siguiente cálculo: "Si tengo una paga de 30 euros al mes, ¿cómo me voy a comprar un disco de 20 euros? Prefiero gastármelo en salir por ahí".

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"Eso es egoísta. Lo que tenéis que saber es que todo el proceso de elaboración de un disco es muy caro. Hay una inversión muy fuerte y muchos puestos de trabajo detrás", les explicó Paula Urriola, una de las alumnas del Máster en Propiedad Intelectual.

También intentaron hacer ver a los adolescentes getafenses que detrás de todo el negocio hay mafias organizadas que explotan a trabajadores inmigrantes. "No es ninguna broma, en Lavapiés hay gente con las manos sangrando después de estar tostando compactos y películas durante 18 horas", afirmó Gómez Bravo.

Pérdida de empleos

En los últimos años han cerrado alrededor de 200 tiendas de venta de discos y se han perdido más de 15.000 empleos en el sector, según los datos ofrecidos ayer por los representantes del curso. "Las cosas no las podéis coger gratis. Con la ropa no os planteáis cogerla gratis, si no que además os gusta que sea original y no una copia", argumentaron los alumnos del máster.

Los chavales del instituto preguntaron por qué la industria no abarata los precios y también por qué no hace "algo más" para luchar contra la piratería. "¿Por qué no eliminan los programas de Internet que permiten las descargas?", preguntó un alumno. "Las nuevas tecnologías se nos van de las manos, la lucha es difícil, pero estas empresas están siendo perseguidas y muchas ya han sido cerradas", contestaron los representantes del master. "El último libro de Harry Potter en Londres salió custodiado hacia las librerías para que nadie lo robara e hiciera copias. Algunos se preocupan en cuidar su producto, ¿por qué no lo hacen todos?", reflexionó una alumna del instituto. "¿De quién es la culpa de que los discos y las pelis terminen colgadas en Internet? Digo yo que alguien las sacará de las discográficas y productoras", comentó otra. La mayoría de los adolescentes coincidieron en que, además de los esfuerzos que hay que hacer para no comprar top manta, la industria discográfica también tiene que replantearse el negocio.

La charla duró una hora y media, y aun así se quedaron muchas preguntas en el tintero y más ganas de seguir discutiendo sobre la piratería. Los alumnos del master se fueron y emplazaron a los adolescentes a una nueva cita para seguir hablando sobre los graves problemas que acarrea la piratería. "Que por lo menos la conversación os haya servido para que tengáis más simpatía por los derechos de autor", concluyeron.

Medidas contra la piratería

No es difícil encontrar top manta en Madrid. Los inmigrantes, la mayoría de ellos africanos, se colocan a la salida de las bocas de metro o en lugares estratégicos como la plaza de Castilla o Sol. Suelen ofrecer dos productos por cuatro o seis euros, con la carátula del disco o la película fotocopiada a color. Las películas más recientes están grabadas en la propia sala de cine, con lo que la calidad de la imagen es, casi siempre, pésima.

La amenaza de la venta de copias ilegales y de las cargas ha llegado a tal punto, que el gremio de actores y cantantes ha amenazado recientemente con comenzar una huelga.

Sus quejas se han hecho oír. El Gobierno central aprobó hace diez días un plan contra la piratería que incluye medidas preventivas, de sensibilización; normativas; formativas y de cooperación. Prevé campañas entre la sociedad para explicar el valor y el sentio de la propiedad intelectual; suplir las lagunas legislativas y cooperar a través de una comisión con la industria y los consumidores. Incluso el Ministerio de Justicia va a especializar a los miembros de cada una de las fiscalías, a peritos judiciales y a miembros de la Policía Judicial. El objetivo: agilizar los juicios rápidos relacionados con estos delitos.

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