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Holanda quiere acusar de terrorismo a los presuntos asesinos de Van Gogh

Isabel Ferrer

El Gobierno holandés resolvió ayer ampliar los poderes de los servicios secretos y su presupuesto para luchar contra el terrorismo y proteger mejor a los amenazados. También acordó permitir la retirada del pasaporte a los poseedores de doble nacionalidad que perpetren atentados. Para ello será necesario redactar una nueva ley. Por su parte, la fiscalía de Amsterdam anunció que acusaría de matar con intención terrorista a Mohamed B., presunto autor del asesinato del cineasta Theo van Gogh.

Turbadas aún por su muerte, las autoridades holandesas han hecho público el contenido de la carta que el agresor le clavó en el pecho a su víctima. En la misma amenazaba de muerte a la diputada liberal Ayaan Hirsi Ali y llamaba a la yihad (guerra santa). "Te harás pedazos sola golpeando al islam", dice la misiva. La política se encuentra en paradero desconocido desde el martes. Y mientras la policía investiga los posibles contactos entre las seis personas aún detenidas en relación con lo ocurrido y grupos terroristas extranjeros, incluidos los autores del atentado de Casablanca en mayo de 2003, los partidos políticos se preguntan por qué no hubo mayor protección para Van Gogh.

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Amenazas

El cineasta y la diputada estaban amenazados desde que colaboraron en la grabación del corto Submission, crítico con la situación de la mujer en el islam. Ella fue vigilada; Él, rechazó a los guardianes. "Espero que ahora quede claro lo que Hirsi Ali ha repetido: esto es la yihad en Holanda", dijo Jozias van Aartsen, portavoz liberal. Tanto él como Job Cohen, alcalde de Amsterdam, y el Gobierno del país, son considerados responsables de "terrorismo contra el islam" en la nota de Mohamed B.

En círculos gubernamentales cuesta aceptar la transformación sufrida por un joven nacido y criado en Holanda, con una familia integrada que habla bien holandés y un diploma de secundaria. De aconsejar a sus vecinos que estudiaran, el detenido pasó a moverse en grupos extremistas. Incluso dejó un testamento que justifica el crimen.

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"No estaba aislado de su entorno, al contrario. Tal vez deberíamos reflexionar sobre la influencia de las cadenas árabes de televisión por satélite. O qué hacer con las mezquitas que puedan fomentar el terrorismo", decía ayer en el rotativo De Volkskrant el columnista Ronald Plasterk.

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