La verdad de la vida
Mi querido Terenci:
Dicen que te has ido, que te has apagado. ¡Qué tonterías dicen!
Tú nunca te irás, porque vives en nuestros corazones, como siempre ha sido.
Tu luz nos ha iluminado el camino y lo continuará haciendo, porque en ese rayo luminoso está la verdad de la vida. Ese camino nos lo has señalado a lo largo de nuestra existencia para que en los sueños de esperanza no nos falte nunca la realidad de las verdades humanas con sus tantos errores y pocas virtudes.
Pero tu testimonio nos hace ver la claridad del respeto a la libertad de espíritu para convivir y participar en la fusión de las razas, religiones e ideologías con el respeto y la ética del ser que no puede, ni debe, doblegarse a opresiones.
En tu realidad hay el vuelo magnífico del espíritu libre cual águila real, que surca horizontes sin fronteras en la inmensidad del universo y contigo nos eleva para seguir tus rutas y ser libres como tú, para encontrar la convivencia y hermandad de los seres, que sentimos tus nobles ambiciones como nuestras y que como tú deseamos la libertad de un mundo que ha olvidado lo que significa la palabra hermandad.
Gracias, Terenci, por tu gran lección.
Montserrat Caballé es soprano.
