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'Vidocq', triunfadora en Sitges, cierra hoy la Semana de Terror donostiarra

Kauffman cree que su violencia resulta 'amateur' frente a la realidad

Maribel Marín Yarza

La proyección de Vidocq, la película de Pitof que monopolizó los premios del último festival de Sitges pondrá hoy punto final a la Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián. Han sido nueve días cargados de estrenos, proyecciones festivas y reflexiones de los realizadores del género. 'Nuestra violencia es amateur en comparación con los atentados del 11 de septiembre y la que genera la cultura americana', dijo ayer Lloyd Kauffman, presidente de la productora Troma.

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La Semana donostiarra ha apostado en su clausura a caballo ganador: proyectará en el Teatro Principal Vidocq, película protagonizada por Gerard Departieu e Inés Sastre, que se llevó entre otros el premio a la mejor película, al mejor director novel y a los mejores efectos especiales y arrasó en el festival de Sitges. La cinta, con aire de folletín, narra la historia de Eugène François Vidocq, un antiguo delicuente reconvertido en inspector de policía, que investiga los dantescos asesinatos de un criminal.

La película supone el debú como director de Pitof, experto en efectos especiales que firma algunas de las producciones francesas más importantes de los últimos años. Entre ellas, Astérix y Obélix contra César, Juana de Arco o La Ciudad de los niños perdidos. Por eso era de esperar un cuidado exquisito en este terreno. Pitof, que rodó la película en vídeo numérico en tres meses, tardó un año en realizar la postproducción del largometraje.

Vidocq cierra una cita cinematográfica que ha propiciado el encuentro entre aficionados y realizadores del género. Entre ellos, Lloyd Kauffman, fundador de una de las mayores fábricas de películas de serie z, que ayer presentó en San Sebastián su último título: Citizen Toxie: The toxic avenger IV, una cinta cargada de sexo y violencia sangrienta. En este largometraje la Troma enfrenta a dos monstruos; uno desmenbra a la gente a la manera de los superhéroes y el otro, como los asesinos en serie. 'La Troma', se defendió ayer Kauffman, 'elige sus argumentos de los periódicos. No somos tan pervertidos como para imaginarlos'.

El cineasta respondió así cuando se le preguntó sobre los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos. 'Nuestra violencia es amateur en comparación con aquello y lo que genera la cultura americana'. No se sintió investido de autoridad para realizar una declaración política. Pero sí se aventuró a decir que si Bush o los talibanes hubiesen pasado más tiempo 'viendo arte genuino, en este momento habría paz'. Y añadió: 'Creo que creando emociones fuertes podemos contribuir a la paz mundial desde el celuloide'.

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De momento ya anunció que retratará parte de la situación mundial en su próxima secuela de El vengador tóxico. La película se llamará Salvando al soldado Toxie y enfrentará al poder religioso fanático y el poder militar extremo. Kauffman, que siempre hace de sus películas una declaración de principios, aprovechó ayer para promocionar sin medida todos sus productos y para arremeter contra la gran industria. 'El cine en Estados Unidos', explicó, 'apesta porque está regido por una especie de club que forman los grandes estudios. Vivimos en una sociedad de personas elitistas que quieren acabar con la independencia de los artistas'.

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