_
_
_
_
_

El último gran pintor español antiguo

'... el cuadro

no está terminado

pero, el cuadro

está hecho'.

I

En Rosales he visto siempre al último gran pintor español... antiguo, de una antigüedad que no es propiamente de estilo ni de tiempo, sino de casta. Es el último estertor de una pintura grande, grandiosa, generosa; después, claro está, vamos a encontrarnos con Nonell y con Solana, los dos muy verdaderos, aunque un tanto... a la desesperada. Rosales pertenece aún a esa casta mayor, es cierto que casi no puede con ella, pues su casta es antigua, sí, pero él, Rosales, es ya un moderno, sus fuerzas son modernas, pequeñas, pero luchará con tanta bravura que ha de lograr pintar un cuadro que lo emparenta con Tintoretto: La muerte de Lucrecia. En ese cuadro entrecortado hay, como se sabe -por lo menos como sabe muy bien J. R.-, un brazo caído, moribundo, que me parece lleno de significación; es un brazo cargado ya de muerte y sensual todavía, opulento, lívido, que se rinde, que entrega el alma; nunca me pareció, sin embargo, que perteneciese por entero a la figura de Lucrecia, sino que se trataba más bien del brazo mismo de la Pintura; una pintura que, malherida por el siglo XIX, no tenía más remedio que abdicar, y que abdicaba, eso sí, con gloria, en una especie de agonía triunfante.

La desdicha del arte moderno es haber creído ingenuamente en una especie de actualidad ingeniosa
Más información
Ramón Gaya obtiene el Premio Velázquez de las Artes Plásticas

México, 1955

II

Pues bien, unos años más tarde, ante el Desnudo de Rosales, caí en la cuenta, no sólo de su evidente modernidad (que casi no me importaba), sino que venía a revelarme, a explicarme, lo que la modernidad... es. La modernidad viene a ser algo así como un tímido y atrevido frescor que, de pronto, se aviniera a dar unos pasos: nada más, eso es todo. La desdicha del arte moderno, por el contrario, es haber creído ingenuamente, tontamente, en una especie de actualidad ingeniosa, más o menos inédita, que se llamaría, un tanto militarmente, 'las vanguardias'. El cubismo es, acaso, el 'movimiento' más noble, más pictórico de nuestro pobre siglo XX, pues todo lo que viene después -dadaísmo, expresionismo, surrealismo...- no es más que un constante galimatías falso, artificioso. Completamente inútil, además. Porque la Pintura es siempre ella misma. Nuestro siglo, en cambio, creyó que se trataba, muy afanosamente, de inventar a diestro y siniestro.

Ahora, Mujer al salir del baño, de Eduardo Rosales, no es que me parezca un cuadro antiguo ni moderno, sino pleno, completo, permanente.

Madrid, 1997

Ramón Gaya (Murcia, 1910) es pintor y escritor. Ha publicado libros de poemas como Algunos poemas (Pre-Textos) y ensayos sobre arte como Velázquez, pájaro solitario (Trieste). Dibujo original e inédito de Eduardo Rosales, realizado por Ramón Gaya para Babelia.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_