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CULTURA Y ESPECTÁCULOS

La valla sueca

Se trata de evitar lo que pasa en las rebajas o en las colas en las que los inmigrantes esperan regularizar sus papeles.

En estos lugares -y en otros muchos, eso resulta evidente- estar el primero en la cola no significa automáticamente tener las mejores opciones frente a los mostradores. Siempre hay listillos o listillas que son capaces mediante subterfugios mil de aprovecharse de la situación, y viniendo desde atrás o camelando al vigilante de turno -la estrategia es lo de menos- conseguir los mejores frutos de la espera. Entonces quien ha estado pacientemente guardando un primer lugar se queda con un palmo de narices y una opresiva sensación de frustración.

¿Solución?, pues eso que se ha venido en llamar 'la valla sueca'. No se sabe si la inventaron los suecos, pero como pasan por ser organizados y civilizados se ha colegido que éste es un buen nombre para un dispositivo que persigue la equidad.

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La valla sueca es un recinto situado bajo la boca del escenario al que tienen acceso las primeras personas que entran en el local en el que tiene lugar el concierto. Por lo general este personal suele ser marcado con una pulserita o algún otro sistema de identificación, de forma que si tras horas de espera en la puerta tiene necesidad de acudir por ejemplo al lavabo o al bar para saciar la sed, podrá salir y más tarde entrar de nuevo en ese espacio que pretende premiar a los que más tiempo han dedicado a la espera.

Los U2, una banda sin duda 'enrollada', ha dispuesto un recinto así, una 'valla sueca', en su gira actual. Tiene forma de corazón y una capacidad para unas trescientas personas que con un poco de suerte pudieron mojarse con el sudor que la cara de Bono desprendió durante el concierto.

Este sistema ya fue utilizado antes por artistas como Madonna o Metallica, bandas también conocedoras de lo importante que es tratar bien a los seguidores -y seguidoras- más entregados, esas personas que se pueden tirar tranquilamente hasta 12 horas haciendo cola junto a las puertas del recinto para luego tener que estar otras dos frente al escenario a fin de no perder la posición bajo la presión del listillo recién llegado.

Con la valla sueca la espera se acaba cuando el fan está dentro del recinto y ha accedido al interior del preciado espacio. Entonces sólo cabe esperar a que comience el espectáculo porque nadie será capaz de quitarle sulugar dentro del rincón de los elegidos.

El sitio para quien se lo trabaja.

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