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Sónar pone en marcha su maquinaria

El runrún se oía desde hacía semanas, algo así como «se acerca el Sónar». Y ya ha llegado. El Festival Internacional de Música Avanzada y Arte Multimedia de Barcelona ha conseguido, en cinco años, convertirse en un punto de referencia de la actividad cultural nacional. El festival propiamente dicho comienza el jueves por la noche -con la actuación estelar de los Kraftwerk- y finaliza en la madrugada del domingo, pero ayer ya se abrieron al público cuatro instalaciones multimedia en los aledaños del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba) y una exposición de grafismo aplicado a la música en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), la sede del Sónar diurno.

Sónar es algo más que un festival de música, aunque ésta es indiscutiblemente su estandarte principal. Están programados 44 conciertos y 72 actuaciones de disc jockeys. Además del concierto estrella de los pioneros de la música electrónica, el grupo alemán Kraftwerk, la programación abarca distintas tendencias dentro del amplio marco de la música de baile y electrónica.Según recordó ayer Enric Les Palau -codirector del festival con Sergi Caballero y Ricard Robles-, actuarán desde creadores que en directo utilizan una banda tradicional, como Jay-Jay Johanson, hasta artistas experimentales o afines al ruidismo, como Farmers Manual, Pan Sonic y Francisco López. Tampoco faltarán pinchadiscos de la talla de Jeff Mills o Laurent Garnier; representantes del trip-hop británico, como Purple Penguin, Colcut y Neotropic; del breakbeat, como Les Rythmes Digitales y los pinchadiscos andaluces Killer y Mike, o del house, como Deep Disch, François Kevorkian y Ralph Lawson. Toda la oferta musical y artística del Sónar puede consultarse a través de Internet (www.sonar.es). Pero, además de música, en Sónar también hay una feria discográfica, otra tecnológica, un ciclo de cine especializado en filmes y vídeos musicales, conferencias, arte y conciertos en Internet, presentaciones de CD- ROM, una exposición gráfica e instalaciones multimedia. Estas dos últimas actividades fueron las que comenzaron ayer y las que se prolongarán más, hasta el 28 de junio. Las instalaciones, organizadas de acuerdo entre el festival y el Macba, se presentan en espacios exteriores al museo. En un rincón del aparcamiento de la plaza de los Ángels, situada frente al Macba, Ricardo Echevarría ha situado la instalación Unidad específica de distribución, en la que combina vídeos, Internet, proyecciones y grabaciones musicales en un montaje que durante los tres días del festival se ampliará con diversas actuaciones en directo de artistas invitados. También habrá intervenciones en Internet en la página de la revista electrónica Aleph (http://aleph-arts.org/ UED/), de la que Echevarría es responsable.

En el vecino Convent dels Ángels, los finlandeses Grönlund & Nisunen, de formación arquitectónica aunque también tienen una productora musical, presentan una instalación sonora consistente en una serie de hilos metálicos que atraviesan a lo largo la gran nave y que mediante unos sensores varían el sonido en función del movimiento de los espectadores. En la galería Carles Poy, el belga Carsten Höller presenta una proyección de vídeo titulada Pinzones de amor en la que en unos 12 minutos muestra el proceso de amaestramiento de uno de estos pájaros hasta que se aprende una melodía. Pese a la aparente amabilidad del proceso, la obra resulta una angustiante evidencia del autoritarismo cultural.

Por último, ya en el patio del CCCB, el canadiense Bill Vorn, músico y fundador del grupo Rational Youth, presenta en una caseta un montaje en el que el espectador puede modificar con sensores los focos de luz y sonido que contiene hasta agotar casi al límite su resistencia sensorial.

En la segunda planta del centro se abrió también ayer la exposición gráfica que recoge los trabajos del británico Mark Farrow -que con sus diseños para Pet Shop Boys se convirtió en un grafista musical de referencia-; el colectivo madrileño Ipsum Planet; el barcelonés Charlye Brown, que también es músico y promotor, y el grupo austriaco, aunque formado en Nueva York, Abuse Industries, que tiene a Andy Orel como grafista. Según Óscar Abril Ascaso, comisario de la exposición, el estilo gráfico de ésta oscila entre el minimalismo de Farrow y el apropiacionismo adepto al porno y el humor de Orel.

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