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Siri Hustvedt, la mujer de Paul Auster, comparte el mundo de ficción de su marido

Ambos autores recrean e intercambian personajes de sus respectivas novelas

Siri Hustvedt es una norteamericana de ascendencia noruega, alta, esbelta y rubia, que más parece una elegante modelo que una escritora. En 1982 se convirtió en la esposa del también escritor Paul Auster, con quien pasó a compartir no sólo la vida, sino también el inquietante universo literario austeriano. A los 37 años ha publicado su primer libro, Los ojos vendados (Circe), una obra inquietante con los temas del mal y de la identidad en primer plano, y muy austeriana. La crítica norteamericana la ha recibido como un valor por el que vale la pena apostar.

Cuenta Siri Hustvedt que cuando leyó por primera vez La ciudad de cristal, de Paul Auster, sintió un escalofrío. No pudo evitarlo. Era la primera vez que, ligeramente maquillada bajo el nombre de Iris, aparecía como personaje en una novela de su marido. "Me di cuenta de la magia de la literatura", añade con una sonrísa.Iris reaparecio, como un personaje apacible, en otra novela de Auster, Leviatán -"Luego vino mi encuentro con Iris y la locura de aquellos dos años terminó"-, y vuelve ahora, ya con la propia Sir¡ como autora, en Los ojos vendados. "Paul me pidió permiso para utilizarme como personaje", explica Huitvedt. "Es más, creo, que en Leviatan, Paul le ha dado al personaje de Iris un final digno de novela del XIX que yo no pude darle en mi libro. La rescata, la casa, le da una vida apacible...".

No puede decirse que en Los ojos vendados el personaje de Iris goce de una vida tranquila. Iris -Siri, si lo leemos en un espejo- es una estudiante de la Universidad de Columbia que entra en contacto en Nueva York con una serie de misteriosos personajes que le muestran el rostro del mal, de la crueldad en algunos casos.

"Creo que el mal es el tema central del libro y eso es algo que muchos críticos han pasado por alto", comenta Hustvedt. "¿Por qué he elegido el mal? Pues porque me interesa escribir sobre aquello que no acabo de entender. Y, además, escribir me ayuda a mantener a distancia las cosas que me asustan".

Si el mal es algo muy presente en Los ojos vendados, también asoma un tema tan austeriano como el de la identidad. "Es una cuestión metafísica", afirma Hustvedt. "El personaje de Iris no carece de identidad, pero en el libro se trata del problema de la identidad, del otro".

"Es cierto que me he utilizado a mi misma en este libro", añade, "pero no cómo confesión, sino como objeto de investigación. Tomé pequenas cosas de mi vida y las transformé en literatura. Es un trabajo experimental con la fantasía".

En Los ojos vendados aparecen algunas referencias inequívocas a Paul Auster. "Son como guiños", sonríe Hustvedt. "Nada más. No lo habría puesto si supiera cómo se fija la gente en estos detalles. Para mi, son sólo bromas".. Al preguntarle si tiene la impresión de compartir con su marido un único universo literario, señala Hustvedt: "En un sentido figurado, Paul y yo vivimos en el mismo barrio, pero no en la misma casa. A ambos nos interesa la literatura de ideas y narrar historias, pero las sensibilidades son distintas".

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