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El Barcelona vence al Levante en las áreas

Con un gol en propia puerta de Navarro y de Suárez, el líder derrota a un buen anfitrión

Ramon Besa
Alba, Suárez y Messi festejan el gol del Barcelona.
Alba, Suárez y Messi festejan el gol del Barcelona. Juan Carlos Cárdenas (EFE)

Al Levante le ha mirado un tuerto, juegue contra quien juegue, incluso ante el Barcelona. El equipo granota también se condenó frente al plantel de Luis Enrique, que ya ha igualado el récord de 28 partidos invicto de Guardiola. Jugó el Levante un muy buen partido, competitivo con y sin la pelota, igualado a juego, como si no hubiera diferencia entre el primero y el último, abatido por un gol en propia puerta de Navarro y un segundo del insaciable Luis Suárez. No tiene suerte el equipo de Rubi, omnipresente en la cancha y perdido en las áreas, en la propia por el culo de su central, que despistó a Mariño en un centro de Alba, y en la contraria por la poca efectividad de sus puntas, incluido Morales, que tiró al palo izquierdo del marco de Bravo.

Los azulgrana perdieron el encanto ganado el miércoles ante el Valencia y se entregaron a un ejercicio de supervivencia parecido a los que disputaron contra el Málaga, el Athletic o el Atlético. El Barça es más contundente que el Levante y naturalmente tiene mejores futbolistas, pocos como Suárez, que dejó el gol de rigor (36 en 34 partidos) en la última jugada después de ser habilitado por Messi. Una de las pocas acciones de mérito de los barcelonistas, incómodos por el viento cambiante que sopló a mediodía en Valencia, penalizados por las calamidades de Alves, muy requeridos por un bravo Levante.

Sergi Roberto por Busquets

No hubo más concesión en el oncedel líder en casa del colista que la suplencia de Busquets, sustituido por Sergi Roberto, un futbolista que también sabe leer los partidos, mejor alternativa como mediocentro en determinados partidos que Mascherano. No es que sobre El Jefecito sino que mezcla estupendamente con Piqué. La capacidad de corrección del argentino tiene más sentido en el área que en la medular cuando se trata de llevar la iniciativa como se exigía en el Ciutat de Valencia. Así pasó al inicio del partido por más que haya cambiado el plantel del Levante, revitalizado en el mercado de invierno, enérgico y combativo, bien pensado y trabajado por Rubi.

El Barça salió muy puesto, rápido en la circulación de la pelota, intenso en la presión, capaz de generar tres ocasiones en el minuto inicial: una falta sobre Neymar, un tiro de Iniesta y un gol mal anulado a Messi. Aguantó a pie firme el Levante, bien estirado por el veloz Deyverson y, como ya es norma en los rivales barcelonistas, interesado en romper el triángulo Piqué-Mascherano-Sergi Roberto, sometidos prácticamente a marcas individuales, en un despliegue parecido al que tuvo el Deportivo en el Camp Nou: tres atacan y ocho defienden como antídoto de moda para combatir al Barça.

A los azulgrana les costaba jugar por dentro, por el buen recogimiento del Levante, así que percutieron por los costados, sobre todo por el izquierdo, la banda de Alba, Iniesta y Neymar, los tres decisivos en el 0-1: el balón fue acelerando a medida que pasó de los pies de Messi a los de Iniesta y después a los de Alba, cuyo centro dio en el culo de Navarro. El intervencionismo de Neymar, siempre dispuesto a encarar, contrastaba con las disfunciones en el flanco derecho de Alves. El Levante encontró aire y campo en algunos duelos, sobre todo los manejados por Deyverson, Rossi y Lerma, se plantó en cancha barcelonista, remató el doble que el Barça y exigió mucho a Piqué.

El Barça acabó por perder la pelota y el partido giró a favor del Levante, regular en sus llegadas, vertiginoso en las conducciones, reiterativo a la hora de ganar la espalda de la defensa azulgrana, negado por el contrario en el tiro a la portería de Bravo. El remate de Morales al poste expresó la frustración del Levante. Acaba mal las jugadas que concibe bien por su falta de puntería, sin reparar en el contrario, también contra el Barça. Morales, estupendo en sus ayudas a Toño, estuvo igual de desatinado como delantero que Deyverson, Lerma o Rossi.

El punto de fiebre y la competitividad del Levante se mantuvieron después del descanso ante la pasividad y falta de control por parte del Barça. No sabían los azulgrana cómo gobernar la contienda, y menos como atacar, inestables por las arremetidas locales, difícil como estaba el partido para ambos equipos, a pesar del 0-1. El Levante desconectó al tridente y se encomendó a los remates acrobáticos de Deyverson. Hubo un momento en que el encuentro se convirtió en una ruleta rusa por la indefinición del Barça. No sabía cómo ligar una jugada mientras seguía la amenaza rival.

A pesar de que el equipo mejoró en las posesiones largas, a Luis Enrique no le quedó más remedio que recurrir a Busquets para atemperar a un rival robustecido con los cambios de Ghilas y Camarasa. Inactivo y especulador, el Barça tampoco conseguía cerrar el partido con el mediocentro titular porque Neymar fallaba en el disparo, no había noticias de Suárez y regulaba en exceso Messi. No desfallecía en cambio el Levante, punzante con Cuero, redoblado su bloque atacante, orgulloso por coraje y valor futbolístico, difícil de enfrentar para los azulgrana. La incertidumbre se alargó hasta el último minuto del tiempo añadido cuando marcó Suárez en una transición dirigida por Messi.

El gol premió la seriedad del Barcelona y penalizó al valiente Levante. Vuelven los azulgrana a remitirse al marcador y a la estadística para explicar un liderato ganado con muy buen juego, el de los grandes equipos, y ahora defendido con uñas y dientes, como hacen los humildes, incluso en casa del colista Levante.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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