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Rosa Montero y Paula Bonet te enseñan a escribir

La escritora y la pintora publican el cuaderno ilustrado 'Escribe con Rosa Montero'

Rosa Montero y Paula Bonet en el Café Comercial en Madrid.
Rosa Montero y Paula Bonet en el Café Comercial en Madrid.Sergio Barrenechea (EFE)

La mitad del tiempo que invierte Rosa Montero en una novela, normalmente más de un año, lo pasa lidiando consigo misma y con su embrionario argumento en cuadernos que han de ser siempre iguales: de páginas blancas sin pautar que admitan tinta de pluma. Compró varios con ilustraciones de la pintora portuguesa Paula Rego y se sorprendió fascinada garabateando entre los dibujos o sobre ellos. Ahí nació Escribe con Rosa Montero (Alfaguara), un cuaderno con consejos para aquellos que querrían escribir y no se deciden ilustrado por otra Paula, Paula Bonet. "El cuaderno que querría usar", dice Montero, quien además fantasea con que de las anotaciones que en cada ejemplar se hagan puedan surgir cientos, miles de novelas.

Paula Bonet le envió un dibujo de una ballena que le inspiró su novela La ridícula idea de no volver a verte y Rosa Montero sintió que le abría un mundo. Ahí supieron que querrían trabajar juntas. Cuando Bonet leyó los aforismos en los que ha conseguido verter Montero para esta publicación sus años de experiencia dando talleres literarios pensó: "Los procesos creativos de las diferentes artes no son tan distintos, estas son las mismas cuestiones que me planteo yo ante un cuadro o un grabado; las artes beben sin parar unas de otras".

"No volveré a presentarme a la Real Academia"

Rosa Montero fue candidata a ocupar el sillón M de la RAE, a propuesta de Carme Riera, Margarita Salas y Pedro Álvarez de Miranda. Sin embargo ni ella ni el otro contendiente, el catedrático de griego Carlos García Gual, obtuvieron los votos necesarios para el ingreso en la academia. Tras aquel episodio y a toro pasado Montero afirma que sintió "cierto alivio" al enterarse de la noticia. "Soy muy meticulosa y trabajo mucho, y formar parte de la Academia habría supuesto mucha responsabilidad". Montero aseguró que, aunque jamás se puede dar nada por definitivo y siempre cabe la posibilidad de cambiar de opinión, descarta volver a permitir que presenten su candidatura.

"Se puede enseñar a escribir, como se enseña a alguien a tocar el violín. Luego puede tenerse o no el talento que hará de uno un buen violinista o un buen escritor", dice Montero. Ella cree que cualquiera que emprenda un proyecto literario, con toda la dedicación que supone, lo hace en respuesta a una necesidad ineludible. Y por tanto, opina, debe dársele la oportunidad de ser escritor, bueno o malo. "Todos tenemos una natural predisposición artística, una inclinación, y lo peor que puede pasar es que nos la amputen. A todos los que compraron este cuaderno y pude dedicárselo en la Feria del Libro de Madrid les dije: úsalo, llénalo, a ver qué surge de ahí".

Sus consejos para los aspirantes se basan sobre todo en dos premisas: distancia y libertad. "Llorando a lágrima viva se puede redactar una página de diario consoladora, pero se suele escribir malísima literatura". El oficio, eso que solo se adquiere a base de escribir, borrar, rehacer, se basa según la autora de La hija del caníbal o El rey transparente justo en ser capaz de alejarse del dolor experimentado en carne, de los sentimientos propios, para convertirlos en lo que mueve a unos personajes que no pueden ser exactamente el autor. Para lo segundo, la libertad creadora más absoluta, lo que Montero recomienda es que no se dependa económicamente en ningún caso de lo que uno escribe: "Hay que vivir de otra cosa".

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