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El hombre que durmió con ‘La ronda nocturna’ de Rembrandt

Un profesor de arte y creador ganó una noche a solas frente al cuadro por ser el visitante 10 millones del Rijksmuseum de Ámsterdam

Isabel Ferrer
Stefan Kasper, en la cama frente a 'La ronda de noche', de Rembrandt.
Stefan Kasper, en la cama frente a 'La ronda de noche', de Rembrandt.Rijksmuseum

Stefan Kasper, de 33 años, artista y profesor de dibujo de secundaria, guardaba cola con sus alumnos el jueves para acceder al Rijksmuseum, de Ámsterdam, cuando empezó a sonar la música. “Nos preguntamos: '¿qué sucede?'. Y de repente, todo el mundo se vuelve hacia mí y me felicita: era el visitante 10 millones. No me lo creía”, dice, emocionado aún. Porque no recibió un trofeo o un ramo de flores al uso. El premio fue pasar una noche en la pinacoteca durmiendo —es un decir— frente a La ronda de noche, el famoso cuadro de Rembrandt. “Todo fue muy rápido y todo el mundo muy amable. Luego ya no me dejaron salir”. La dirección se encargó de que los estudiantes regresaran a casa sin problemas, y vio cómo le ponían una cama, con su mesilla y una botella de… champán en la planta noble. “Una noche inolvidable”, admite.

También ha sido una velada excepcional. Es la primera vez que alguien pernocta en el museo, construido entre 1876 y 1885, y solo él puede contar que estuvo a solas con Rembrandt. Y con Vermeer y el resto de las firmas señeras del Siglo de Oro, que abarrotan la segunda planta del museo. Un lugar diseñado en su momento por el arquitecto holandés Pierre Cuypers con una mezcla de estilos gótico y renacimiento, que dibujó el ala dedicada al Siglo de Oro como una especie de altar mayor, vidriera incluida. “Imagínese, todo eso para mí. Todo parecía cobrar vida, al menos en mi cabeza. No quería dormir, y al mismo tiempo deseaba hacerlo, para disfrutar del cuadro fresco y despejado”, aseguraba ayer, minutos antes de reencontrarse con sus alumnos del Montessori College de Aerdenhout, localidad cercana a Haarlem.

“Por unos momentos, supongo que seré su héroe. Pero le aseguro que no puedo quitarme de la cabeza el lienzo. Los detalles que he visto, pensando que lo conocía de memoria. Como un tipo con una espada junto a la pareja protagonista [el capitán Banninck Cocq y el teniente Van Ruytenburgh]. Todo encaja, como en una escenografía. Y es como si lo hubiera pintado hoy”, dice Kasper. Aunque el servicio de vigilancia del museo no duerme, hacia las 11 de la noche le dejaron a solas con Rembrandt. Al final, apenas ha descansado un par de horas: “Mi teléfono empezó a sonar muy temprano”.

“Si lo piensa, parece hecho a medida: un profesor de dibujo que además es artista, y viene con su clase. Pero no es tan fácil de organizar. Habíamos hecho campaña en las redes sociales y teníamos una cierta idea de cuándo llegaríamos al visitante 10 millones”, señala Taco Dibbits, director del Rijksmuseum. Además, quiere animar a la gente “a mirar el mundo de otro modo y contribuir al diálogo sobre temas que siguen siendo relevantes hoy, como la esclavitud”.

Kasper consiguió echar una cabezada hacia las tres de la madrugada, después de haber disfrutado de una cena servida por el chef Joris Bijdendijk, galardonado con una estrella Michelin y responsable del restaurante del museo.

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